“Yo soy la Misericordia, el amor, Yo soy el pan de vida bajado del Cielo, quien me come, quien me come puede considerarse feliz”.
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Yo también estoy siempre junto a ustedes, Mi trabajo fundamental es vivir asistiéndolos, amándolos, sanándolos, cuidándolos, les pido vuestras manos para que me ayuden a sanar enfermos, ayudar a los que no pueden ayudarse solos.
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¿No creen Mis queridos que ya es hora que empiecen a poner en práctica aquellos principios que Yo les enseñé, que ustedes aceptaron pero que en la práctica no se han dado aún? .
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Es cierto deben luchar denodadamente para que impere la justicia y la caridad en el mundo, pero si alguien cierra sus ojos sin poder lograrlo piensen que ni bien cierra sus ojos Yo estoy esperándolo con mis brazos abiertos para que pasen al Padre a gozar eternamente de su luz.
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Sean portadores de Mi Misericordia hacia todos los lugares donde van, hablen del amor del Señor, díganle a todos que los amo mucho.
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No están tan lejos los tiempos en que el hombre empezará a pensar de otra forma, en el fondo todos tienen una pequeña llamita encendida que les está indicando como viven los demás pero muchos se hacen los duros y tratan de apagar la llamita.
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Entonces, Mis queridos, les guste o no, sé que les gusta pero les parece que les queda grande; todo lo que Yo estoy diciendo, y Mi Mamá y los Santos no es para que permanezcan en baúles cerraditos por ahí para que dentro de muchos años alguien los destape, los mire, no.
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Todo esto que se acaba de hacer puede servir de modelo en muchas ocasiones y Yo le doy a esta forma de sanación una importancia muy grande porque contempla todos los aspectos del ser humano.
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