Estamos en Adviento, estamos en preparación para la llegada de Jesús, pero vuelvo a repetirles: no se presten al juego del Jesús Niño olvidándose de Mí, es una conmemoración, ni más ni menos. Yo vengo a ayudarles a preparar la Navidad, porque Yo vengo a ayudarles a que nazca en vuestros corazones, eso es la Navidad, que Yo vuelva a nacer en vuestros corazones. Todos los días, cada mañana al empezar, sería una buena forma decir: Señor, nace nuevamente en mi corazón.
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Si bien a través del tiempo, de los siete años, Yo fui diciendo muchas cosas para todos, prometí que comenzaría a hablar para dar algún detalle particular sobre alguna profesión u oficio. Además, las palabras que Yo digo sirven para todas las profesiones y oficios, pero diré algunas palabras sobre los dirigentes, pero los dirigentes de las instituciones obreras.
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Señor, lo que puedo decir es describir lo que estoy viendo, pero me parece extraño que tan cercanos a la Navidad vos te muestres así, todo lastimado, lacerado y con la túnica toda rota para que se vean todas tus heridas o la mayoría por lo menos.
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Hoy es un día para perdonar, hoy es un día para amar en serio, hoy es el día, hoy es un día para tomar conciencia de que estuve nueve meses en la panza de una mujer, hoy es un día para tomar conciencia que todas las noches cuando duermo adopto la posición que tenía en la panza de mi mamá, hoy es un día para no olvidarse de las cosas malas porque tenemos memoria, pero sí ponerlas allí cerca tu cruz, Mi cruz, así puedo Yo quemarla con el fuego de Mi amor.
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Bienaventurado, porque te animaste a decirme las cosas con todo el peso y la gravedad que corresponde, no es fácil entenderlo salvo que uno se adentre dentro de la Misericordia del Señor, ¿qué es lo que no es fácil de entender?, que el mundo tiemble cuando habla un hombre, cuando a ese hombre le dio la fuerza para hablar. ¿Acaso no lo dice la Sagrada Escritura: nadie puede detener a un pueblo o a un hombre, cuando Dios le dio la fuerza para caminar?.
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¿Por qué empecé así Mis queridos?, para invitarlos a ustedes también a que digan sí al Señor, ¿sí a qué?, a todo lo que Él enseña, a todo lo que Él dice, a todo lo que Él es, ¿para qué?, lo acaban de ver, el Hijo de Dios y Dios mismo hizo la unción de los enfermos para los presentes y para todos los hombres de los cinco continentes. Cualquiera diría que se ha salido de las reglas esenciales de esta ceremonia, bien puede hacerlo el Hijo de Dios.
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Mis queridos, el planteo que les voy a hacer es muy simple, un Padre de amor crea el mundo, crea al hombre a su imagen y semejanza, ama tanto al hombre que me manda a Mí, su Hijo, para que muera por todos, que derrame Mi sangre por todos; es decir, no creo que si revisan la historia encontrarán ejemplos así.
Claro, el Padre ama tanto a quién creó, ese ser que le trajo tantos problemas, le ama tanto que manda a su Hijo a la muerte para redimirlo.
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Desde siempre el Padre esperó el momento propicio para enviarme a la Tierra hasta que un día lo hizo, tomé carne en el cuerpo de María, Mi Mamá, viví y morí en una cruz entre dos, para los hombres, delincuentes.
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