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Mensaje del 30 de Marzo de 2001 - Madre Teresa

Mi forma de decir es fuerte, es dura y a veces hasta cruel pero nadie me puede decir que no tengo buenas intenciones, se los dije tantas veces, yo viví en un mundo que no había tiempo para nada, no hay tiempo, el que tiene hambre no tiene tiempo para esperar.

Mensaje del 30 de Marzo de 2001

Dice la Madre Teresa:

Hace un tiempo bastante largo que no hablo pero estoy siempre, estoy siempre atendiendo como dije ya una vez el primer día que vine cuando yo estuve el día ya de mi muerte que vine aquí, me presenté y dije que iba a ser secretaria permanente para siempre de todos los nombres, de todas las personas que hablaban por teléfono o se comunicaban o tenían intención de hacerlo, todo, así que quédense tranquilos en cuanto a los nombres, a las personas y a todo porque yo llevo un control muy estricto para presentarle al Señor todas las cosas a través de María, por un lado eso.

Por otro, quiero que hagas llegar a la India algunos de estos libritos, no importa si nadie te contesta, no importa, yo me voy a encargar de que lo lean algunas personas que normalmente no leen estas cosas, tranquilo, quedate tranquilo.

Hay una preocupación en tu alma en este momento, una preocupación de ingratitud, y es cierto, tenés razón en tenerla porque hay ingratitud, pero el Señor les va a hacer ver con mucha claridad hasta dónde han procedido mal, quedate tranquilo y no es mi propósito amargarles la noche esta ni la de mañana a nadie, no es mi propósito pero con mi temperamento que ya todos conocen desde hace mucho tiempo saben perfectamente que me voy a encargar de molestar a algunas personas, porque a mi me encanta sobre todo decir las cosas y hacerlas directamente, parece che que yo no tengo paciencia, ya lo saben muy bien todo eso, así cuando allá en aquella casa del geriátrico tiré las cortinas al suelo y levanté las colchas brillosas y dije: esto no sirve para los ancianos, pongan cosas más cómodas porque allí van a tener que pedirle a los ancianos que cuiden todo esto y quién cuida de ellos, cualquiera diría: que poca caridad cristiana que tiene esta mujer y monja, no, no se confundan, no, no, no, no, no, hay formas y formas de proceder y yo lo hice así directamente, tenía que darles un poquito de lección a esa gente que su nariz no era justamente derecha ¿no? sino para afuera.

Entonces, ustedes tienen que pensar que quédense tranquilos, obren bien que no les digo que soy una vengadora, nada de eso por favor, pero las cosas deben ser de una manera, entonces hay que luchar para que sean de esa manera ¿mmm?, y a vos te vendría muy bien copiar muchas cosas mías, cuando digo muchas cosas mías es no tener miedo que porque te habla Jesús o la Virgen o te hablamos nosotros no podés tener tus berrinches, no podés tener tus enojos y tus palabras bien fuertes, tu Maestro ¿no las tuvo?, ¿por qué vos tenés que privarte de tenerla y reprimirte en montones de oportunidades cuando querés mandar a algunos a lugares olorientos?. Vos seguí haciendo lo que seguís haciendo, como vos quieras pero te viene bien hacer algunas cosas como las hice yo. De algo convencete, yo para las cosas del Señor había perdido totalmente la vergüenza, totalmente, y si eran por cosas del Señor yo pasaba sobre muchas otras cosas que a ojos comunes podrían parecer injustas pero no es así.

No hay vueltas, hay formas diferentes de decir que salió el sol, algunos lo gritan, otros lo dicen en voz baja, pero yo pienso que conviene a veces decirlo en voz baja y otras veces gritarlo y gritarlo fuerte, ¿por qué no?.

Ya les hablé esto en varias oportunidades en los primeros tiempos que yo venía aquí, no se confundan, la santidad no es todo blandura y toda obsecuencia, noo, no, hay que saber decir no, hay que saber decir sí de acuerdo a la inspiración del Espíritu Santo, si el que oye se enoja o no le gusta problema de él pero el no hay que saber usarlo, por supuesto si no querés hacerlo como lo hacía yo que eran irritantes los mi no hacelo en forma más suave pero muchos de mis no fueron irritantes, pero no me arrepiento de ellos porque era una forma hasta de trabajo y en mí hasta lo contaban como anécdotas interesantes sobre mi personalidad, yo no lo hacía para llamar la atención pero lo comentaban como anécdotas interesantes.

En el discurso que les di cuando dije, cuando recibí el premio Nobel, no crean que les hablé suavemente ¿eh?, cualquiera diría: en un momento así lo menos que puede hacer esta mujer es ser agradecida con todos estos señores, los miembros de la academia y la realeza europea que estaba ahí presente, pero no he sido muy amable con ellos, no, les arrojé en la cara con todas las fuerzas que tenía el problema de la vida y la lucha por la vida, les agradecí también porque ese dinero a mi me sirvió para cincuenta mil cosas, por supuesto, y lo del premio no me interesa porque la Madre Teresa iba a ser Madre Teresa con premio o sin premio pero ese dinero sí me interesaba en el sentido de que podía hacer cambiar muchas cosas pero que no se creyeran ellos porque me premiaban iban a tener palabras dulces y suaves de la Madre Teresa, ni por casualidad, fueron palabras muy duras, en países donde hay costumbres muy relajadas y el valor de la vida no es tan importante, entonces yo se los dije por las claras, claro, no me iban a decir nada si me estaban premiando, no me iban a decir nada, en una de esas yo dije: bueno, mejor, como no me van a poder decir nada entonces yo sí les voy a decir.

Ese discurso que yo dije antes, todos esos señores y la realeza tendrían que leerlo porque vale la pena en cuanto a la forma de luchar por la vida, claro había algo importante ¿no es cierto?, yo venía como, no como una flor que caía de la India sino como un eructo mal oliente de un hambriento ¿mmm?, yo era un eructo mal oliente y por supuesto que mi cara nunca me acompañó porque no fui nunca agraciada, nunca fui agraciada de rostro, entonces palabras fuertes en un rostro fuerte y arrugado.

No quiero hablar demás, solamente aconsejarte que, que haya sí con fuerza, no con fuerza y por supuesto los términos medios también con fuerza, no pienses que porque el Señor te visita vos tenés la obligación de siempre responder con suavidad, noo, ¿acaso así lo hizo el Señor?, el mismo que dio las Bienaventuranzas sacó a patadas en el lugar que te dije a los mercaderes del Templo, quien había elogiado tanto la mansedumbre luego se portaba como un violento porque las circunstancias así lo medían, pues bien, aprendé.

Mi forma de decir es fuerte, es dura y a veces hasta cruel pero nadie me puede decir que no tengo buenas intenciones, se los dije tantas veces, yo viví en un mundo que no había tiempo para nada, no hay tiempo, el que tiene hambre no tiene tiempo para esperar.

Y ya termino porque estoy latosa.

Amén.

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