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Oración del 10 de Enero de 2005 (2º)

Bien, todo esto que dije es para volver a acentuar aquello de que Dios me ama, Dios te ama, ama a cada uno de ustedes, pero no con un amor así que hoy es más o menos, pasado no sabemos, otro día vaya a saber un poco ¿eh?, no, no, no, es un amor desde siempre y para siempre.

Oración del 10 de Enero de 2005

Habla Artemio:

Que me pongo en este lugar lo digo por enésima vez, es porque Jesús dice que esta fuente, esta cascada le recuerda el cruce del Mar Rojo de los hebreos, le recuerda el Bautismo en el Río Jordán o bien la piedra de Horeb que tocó Moisés en el desierto y que calmó de la sed a los judíos ¿mmm? y además el agua está siempre, en primer lugar en la Sagrada Escritura y el primer milagro que hace Jesús es transformar el agua en vino en las Bodas de Caná de Galilea, bien.
Señor, hemos peregrinado desde lejos y no tan lejos a este lugar, a pesar del calor tremendo y todas las cosas que a veces se oponen para llegar a un lugar determinado, dejar lo que uno hace habitualmente y también por supuesto, a veces lazos que pone el maligno para que uno no llegue adonde está la gracia del Señor, ustedes dirán: pero no es lo mismo ir a cualquier Iglesia, claro, por supuesto pero y además en todas está el Sagrario, Jesús ahí ¿eh?, pero si uno peregrina a este lugar es porque, en Marzo va a hacer diez años que Jesús y su Mamá acamparon en la pampa gringa y como la palabra lo dice acampar no es ir de visita, es estar siempre. Entonces se viene a este lugar porque según palabras del Señor es un lugar Sagrado, porque Jesús, su Mamá, los Santos, los Ángeles y las personas que se manifiestan aquí son Sagradas, entonces por eso el lugar es Sagrado ¿mmm?, uno dice así en general Sagrado pero Sagrado es Jesús ¿mmm?, son términos que si uno los analiza a veces tienen connotaciones distintas según los casos y a veces se usan también en sentido figurado ¿mmm?.

Bueno pero abreviemos y hagamos fáciles las cosas, ante la necesidad de cambiar el curso de nuestra vida por la enfermedad que tengamos, por los problemas que nos aqueja, incluso porque llegado un momento a veces dentro de nuestra existencia uno piensa que no está tal vez lo suficientemente bien encaminado, porque a veces cuando pasan los años aunque nuestra vida es muy larga ¿mmm? nos vamos dando cuenta que hay cosas que son esenciales y otras cosas que podría uno no tenerlas pero todo lo que se refiera al Señor es esencial, entonces uno, si tal vez la relación era más o menos de repente se da cuenta que todo tiene que empezar a ser mejor, en otros términos, dentro de otro contexto, a esto se lo llama conversión ¿mmm?, convertirse, es decir orientar la vida de nuevo hacia aquellos objetivos que uno considera que son buenos ¿mmm? y en estos temas, en estos planteos existenciales, es decir, lo que pensamos en la vida ¿mmm?, uno puede escuchar a los hombres que hablan y dicen pero en primera y última instancia lo que vale y lo que importa es lo que dice nuestra propia conciencia ¿mmm?.

Ahora, ¿qué es lo que Jesús piensa respecto a lo que debe ser nuestra conversión?, normalmente decimos que el Señor quiere que seamos Santos, lo pide en la Sagrada Escritura cuando dice: “sean Santos así como es Mi Padre Celestial” ¿mmm? y también doctores de la Iglesia como Santo Tomás dice por ejemplo: “si quieren tener entendimiento de Ángeles sean Ángeles”, es decir, todo el mundo conoce muy bien que en la medida en que se pone en camino ¿verdad? su conversión ¿eh?, muchos creen que la conversión es pasarse de..., de una Iglesia a otra o de una secta a otra, no, no, no, la conversión es algo normal en cada uno de nosotros y San Francisco de Asís decía que la conversión debe durar hasta el último día porque cada vez que reconocemos más cosas más nos ponemos en el camino del Señor, ¿y todo esto será muy importante?, sí, es importante no solo cuando necesitamos del Señor o la solución urgente de nuestros problemas sino también en nuestra vida diaria ¿mmm?.

Ahora, ¿y qué es esto de ser Santo? ¿mmm?, es una aspiración que debemos tener todos dice Jesús al respecto, nosotros siempre tenemos el concepto de Santidad que es trabajar enormemente para uno mismo en el camino hacia el Señor ¿verdad?, que se va a lograr plenamente cuando estemos delante de Él en la otra vida pero el Señor quiere que ya en esta vida tengamos Santidad, pero siempre partiendo de una base, que no es un lugar adonde se llega sino un camino por donde se transita, exige el esfuerzo diario, mañana, tarde y noche para transitar dentro de la Santidad. Hasta allí es lo que conocemos siempre, que hemos conocido siempre pero Jesús completa este pensamiento diciendo que: “en la medida en que el hombre se torna disponible ¿no? para servir a los demás ¿mmm?, en ese momento es cuando entra en una real etapa de Santidad”, es decir, somos más o menos Santos en la medida en que estamos más o menos disponibles, dispuestos ¿no? para al servicio de los otros; ustedes dirán: pero ¿se puede hablar estar disponible para los otros en pleno verano, cuando hace un calor tremendo, cuando todo parecería que se opone a que nosotros pensemos cosas así? ¿mmm?, sí, es decir, tenemos que estar siempre como, tengamos calor o no, hagamos una cosa o no la hagamos, tenemos que partir siempre de la base que estamos bajo la mirada del Señor, ¿por qué, porque Él quiere controlarnos?, no, no, no, porque a nosotros nos gusta ¿mmm?, ¿a quién no le gusta que le mire alguien que a uno le ama? ¿mmm?, solamente si uno está enfermo, enfermo de la mente ¿no?, bien.

Por eso, el Señor siempre está sirviendo como una forma de decirnos también Él: sirvan así como Yo, el Padre fue servir siempre como un acto de la voluntad, Yo voy a crear el mundo, Yo voy a crear al hombre ¿eh?, Yo voy a enviar a Mi Hijo, son actos de la voluntad del Señor ¿mmm?, quiero hacerlo, voy a enviar a Mi Hijo, luego Jesús: quiero hacer esto, quiero hacer lo otro, incluso cuando Él le dice a su mamá: “todavía no llegó Mi hora en las Bodas de Caná de Galilea”, incluso ahí la Madre dice: “hagan lo que Él les diga”, y Él quiso convertir el agua en vino, ¿ven?, entonces está claro que hasta en la misma Divinidad hay siempre un deseo de dar, un deseo de servir, la vida es servicio ¿mmm?. Entonces, vuelvo otra vez al comienzo, el concepto real de Santidad para Jesús sí está en ese estado ideal que podemos tener pero sobre todo no está en cuánto hemos acumulado de cosas buenas sino cuánto estamos disponibles para servir a los demás ¿mmm?. Vos dirás: pero a mi me duele tanto lo que tengo, o a mi pariente, mi familiar, el que amo o el que no está aquí tiene tantos dolores, bueno pero tiene uno un poquito de Luz en la mente como para decir: lo ofrezco Señor por los que realmente necesitan, yo también necesito Señor pero seguramente esto que yo estoy sufriendo o sintiendo también a otro puedo beneficiar. Quiere decir que hasta en los momentos tremendos podemos concebir la vida como un servicio ¿verdad?. No es fácil porque a veces el dolor es tanto que nos obnubila, que no nos deja ver claro pero para eso están los que tenemos cerca y nos aman para que ofrezcan las cosas nuestras cuando nosotros no podemos ofrecerlas; ustedes dirán: y toda esta introducción, todo esto, nosotros buscamos palabras de sanación, y eso es lo que estoy haciendo ¿mmm?.

Entonces, si yo sé que mi Dios y mi Señor, su Padre y el Espíritu Santo, es decir el amor entre ambos está siempre disponibles para servirnos, como un acto de su voluntad: quiero, quiero, quiero hacer ¿mmm? entonces eso debe hacernos esperanzados, ¿por qué?, por una razón muy simple, el Señor me ama, Él quiso que yo naciera, Él quiso que yo creciera ¿mmm?, a pesar de todas las cosas que me ocurrieron en la vida Él quiso que yo llegara hasta este momento ¿mmm?, ¿y para qué?, y porque nuestra presencia en el mundo tiene mucha importancia si somos seres creados por el Señor, y segundo ¿por qué esa preocupación del Señor para con nosotros?, y simplemente y grandiosamente porque nos ama y como nos ama. Su amor se manifestó siempre antes que nosotros existiéramos ya en su mente, esto lo digo siempre, ya en su mente estábamos como una idea, Él sabía de nosotros todo ¿eh?, sabía qué iba a pasar y cuando empezamos a vivir en la panza de mamá en ese mismo momento Él nos mira al rostro, nos llama por nuestro nombre ¿verdad?, porque lo que nos identifica es el nombre, no el apellido; y vos dirás: pero hay tantos nombres, digo iguales, pero a uno le llamaron con un nombre determinado, el Señor le llamó, esta expresión le llamó quiere no quiere decir que le llamó simplemente vení para acá, no, no, no, se refiere a que le llamó de la nada a la vida ¿eh?, Juan, Daniel ¿eh?, como queriendo decir: despertá a al vida ¿mmm?, ya estamos en su mente pero faltaba que empezáramos a vivir en la panza de mamá y Él cuando yo digo: nos llama por nuestro nombre ¿mmm?, es como decirnos: entrá a formar parte de esta gran familia de Mis hijos. Solamente por ese acto tan pequeñito y tan enorme de llamarnos por nuestro nombre es como para tenerlo bien en cuenta para decir: es que si el Señor se ha preocupado tanto por mí, quiere decir que yo tengo mucho valor y si yo valgo a los ojos de Dios, bueno, primero si no valgo a los ojos de los hombres bueno, no es tanto el asunto, pero lo que a mi me importa es valer a los ojos del Señor y eso tiene que hacer renacer en mí esa idea, hacer renacer en mí la esperanza, ¿la esperanza de qué?, de todo, si estoy triste de la alegría, si estoy embroncado de la serenidad, si estoy..., de las formas que esté para empezar de nuevo, tal vez esa sea la vida, empezar a cada rato de nuevo y esa es la conversión también empezar a cada rato de nuevo, porque el rato anterior ya no vale, no tiene valor, ya pasó ¿mmm?, entonces, y el ayer tampoco porque..., porque otras eran las circunstancias de ayer, hoy es hoy, este momento es este momento, mañana ya veremos ¿mmm?, por supuesto que con las antenitas paradas para saber por dónde estamos caminando pero con la suficiente entrega para decir: Señor está todo en tus manos.

Bien, todo esto que dije es para volver a acentuar aquello de que Dios me ama, Dios te ama, ama a cada uno de ustedes, pero no con un amor así que hoy es más o menos, pasado no sabemos, otro día vaya a saber un poco ¿eh?, no, no, no, es un amor desde siempre y para siempre, entonces cuando uno tiene esa seguridad desde siempre y para siempre ¿mmm? entonces también uno se lo toma muy en serio esto y si el Señor me ama desde siempre Él quiere que yo esté bien, porque nadie ama a otro diciendo: y bueno, que sufra, se lo merece, no, no, no, no cuando se ama a alguien nunca se dice: que sufra, que pague, nada que ver, ese no es el lenguaje del amor ¿mmm?.

Entonces, a esta altura de la tarde nos encuentra ante un Dios preciosísimo por su belleza, grande por su omnipotencia, lleno de amor por su Misericordia, queriendo desde siempre darlo todo, entonces uno que es pequeñito, chiquito, piensa: a los ojos del Señor que me ama tanto ¿qué es mi enfermedad?, nada, ¿qué es la enfermedad de mi papá, de mi mamá, de mis parientes, de los que amo, de aquellos que me encomendaron que rezara por ellos?, nada ¿mmm?; es decir, cuando uno cae en la cuenta de lo que estoy diciendo, uno empieza a entrar en el orden del Señor, entonces ante cualquier cosa desordenada de nuestro cuerpo o de nuestra alma o de lo que sea, uno humildemente se pone como quien dice ante la mirada del Señor para que nos ordene lo que nos está pasando: Señor tengo heridas en las piernas, el orden ¿cuál es?, ya que no me sangren ¿eh? y se sanen ¿verdad?, me duelen los huesos, no veo bien, tengo hemorroides, me duele la muela ¿verdad?, ¿qué es lo que corresponde?, el orden en eso ¿mmm? y también la suficiente apertura y estar bien despierto como para ver en qué puedo contribuir yo a lo que el Señor quiere de mí, porque yo no me puedo ¿mmm?, como dice el tango: tirarme panza arriba en la catrera ¿no es cierto? esperando que Él haga, no, no, yo tengo que poner de mi parte lo necesario para que Él pueda actuar en mí, ¿y qué es lo que hay que a veces dificulta su acción sobre nosotros?, nuestra autosuficiencia, a veces nos creemos que somos tan importantes ¿mmm?, que cuando hablamos nosotros hasta cambiamos el tono de voz porque es tanta nuestra importancia, no, no, ese no es el lenguaje para con el Señor, el lenguaje para el Señor debe ser un lenguaje tan humilde, pero no humilde de la boca para afuera sino sintiéndolo ¿eh?.

Decíamos recién que está delante de nosotros alguien que todo lo puede, que todo lo hace, que todo lo da, pero de todas estas cosas lo fundamental es: no su omnipotencia sino su forma permanente de dar, no su inteligencia perfecta sino su amor siempre disponible, a mi no me hace falta un Dios que sea una inteligencia perfecta, omnipotente, sabio como ninguno, a mi me interesa alguien que me ame y eso es lo que hace el Señor con nosotros y vaya si lo demostró cuando muere en la cruz y derrama toda su sangre por nosotros, vaya si lo demostró y lo sigue demostrando todavía cuando sus heridas siguen sangrando ¿eh?.
Entonces, llegado a esto vemos con claridad, ¿qué es lo que vemos con claridad?, que podemos decir: Jesús de la Misericordia ten compasión de nosotros, ten compasión de mí Señor y si parece que Él todavía no lo oyó o yo no estoy convencido que Él me oyó: Jesús de la Misericordia ten compasión de mí, ten compasión de Juan, de Daniel, de Augusto, de Carmen, de María, de Leticia, ten compasión Señor, es decir sentí junto con la persona que te nombro para que veas todas las necesidades que tiene y como el Señor dijimos es sobre todo dar es como si estuviera esperándonos para darnos, sin protocolos, sin nada, así directamente: Señor, necesito esto, tené compasión de mí, fijate como están mis piernas, mis huesos, mi cabeza, mis ojos Señor, fijate como está mi mente Señor, fijate como están todos mis órganos, mi corazón que a veces no late tan bien y además Señor yo sé que estas cosas que me pasan muchas de ellas vienen desde hace tantos años, porque ya sabemos sobradamente que en la vida nos va de una manera y en consecuencia, en consecuencia no podemos renunciar a lo que nos pasó porque ya nos pasó, pero sí podemos ofrecerlo, renunciar a ello no porque forma parte de nuestra carne, de nuestra vida y de nuestra historia personal pero sí podemos ofrecerlo y en este día y todos los días a que alcance nuestra vida es tan bueno no repetirlo como para amargarse en los feos recuerdos sino para en alguna oportunidad decirle: Señor nuevamente, mirá, yo te ofrezco la vida mía, desde el momento mismo en que nazco, te ofrezco Señor todo lo que le pasó a mis papás y a mis antepasados porque si hay algo en ellos que no está bien yo no quiero heredarlo Señor, y por otro lado Señor, si yo amo tanto a mi descendencia, a mis hijos y a todos los que amo, entonces yo quiero también que los libres a ellos de todos los problemas que podrían venir desde siempre; es decir Señor, si yo llegué hasta este lugar en forma práctica y concreta te digo: quiero irme de aquí limpito, como recién bañadito, perfumado ¿eh?, para usar una figura de cómo queremos irnos de acá, pero ya lo hice otras veces eso, no importa, cada día, ¿o ustedes se bañan una sola vez?, no, todos los días o dos o tres veces por día, que se yo, bueno, entonces así tenemos que irnos de acá, pero con el convencimiento tremendo que hemos estado delante la presencia del Señor, en un lugar en que Él acampó, esa es la diferencia que hay entre este lugar y cualquier Iglesia, en todos está el Señor, está en el Sagrario, está en la Santa Misa, está en todo ¿no es cierto?, perfecto y acá la diferencia enorme, terrible, avasallante es que Él acampó en este lugar, cuando uno acampa en un lugar no es que esté de visita, se queda ¿mmm?, ¿para qué?, para remediar montones de cosas y si Él nos ama lo primero que quiere remediar de nosotros es todo lo que nos está pasando que no está bien ¿eh?.

Por eso Jesús, pasá sanando toda mi vida, pasá sanado la vida de mi mamá con todos los dolores que tuvo cuando me llevaba en el embarazo, mi papá, medio jodido como era, a veces borracho o no borracho, según cada caso, pasá sanando Señor todos los sinsabores de mi mamá, de mi papá, de mis parientes, de todos aquellos que amo, porque Señor, yo no quiero ser más egoísta, yo quiero presentarte los problemas de todos, yo quiero decirte Señor que basta ya de dolor porque el mundo no es para eso Señor, el mundo es para ser felices, porque vos así nos hiciste, nos creaste para vos y vos no querés que estemos amargados, embroncados, chivudos, etc., nada que ver, vos nos querés sanos Señor, contentos, felices, alegres, con esa santa alegría cotidiana de transformarlo todo, de amarlo todo, de perdonarlo todo, de buscar hasta en las palabras más simples algo hermoso, para nosotros y para los demás.

Señor, a esta altura del día ya podría decirte Señor después de haber pensado todo esto: cuánto te amo Señor ¿eh? y que suerte que tengo Señor de amarte así ¿eh?, Señor, de repente me di cuenta que soy rico, de repente me di cuenta que soy todopoderoso, de repente me di cuenta que todos me pertenecen y yo pertenezco a todos, de repente me estoy dando cuenta de que puedo ser una luz en la vida... (se dio vuelta la cinta)..., en la Casa de Jesús de la Misericordia y Nuestra Señora de Justiniano Posse, cuántos de repente, tantos pero tantos pero tantos..., y esos de repente algunos lo llaman gracias, otros lo llaman milagros, otros dicen que la gracia del Señor sobreabunda, otros dicen: que maravilla que el Señor se manifestó en este lugar, claro que sí, y no es de ayer ¿eh? es en Marzo va a ser diez años, diez años en la vida de cualquiera es todo un tiempo, es toda una vida, no es tres meses como una emoción pasajera, no es un año que puede mantenerse por capricho, son diez, son diez ¿mmm?. El número diez..., el uno significa el Señor y el 0 significa la perfección, la perfección del Señor, ¿y cuál es la perfección del Señor?, la perfección de un Dios que me ama, esa es su perfección, el amor que nos tiene, me tiene, te tiene, a vos, a cada uno, ¿y aquél zaparrastroso que vive de cualquier forma?, pero por supuesto, si Él vino por todos, Él murió en la cruz por cada uno, no por algunos privilegiados nada más, por eso un buen día dijo: “aquí Indulgencias Plenarias para todos” ¿eh?, no solamente para algunos, miremos muy bien para quién vino el Señor ¿eh?, Él vino para todos, si nosotros nos creemos que para nosotros y otros no, entonces no entendimos nada ¿mmm?.

Jesús, a esta altura Señor, cuánto tengo Señor para decirte, pero todo lo puedo concretar en algo Señor: cuánto te amo Jesús, cuánto te amo Señor, eres mi Papá, eres mi Rey, mi Señor, eres mi amigo, mi compañero, mi guía, mi protector, mi seguridad, mi esfuerzo, mi belleza, mi fortaleza, sí Señor, entonces si vos estás conmigo Señor soy omnipotente, si vos estás conmigo Señor no hay nada que no pueda amar, incluso las cosas más execrables las puedo amar también Señor porque vos estás conmigo, esa es la ventaja de tenerte con uno Señor, que ya nada es imposible, todas las cosas hasta las más difíciles se vuelven casi tontas de fáciles.

Por eso Jesús, qué voy a estar pensando de mis dolores y mis enfermedades, qué puedo pensar de ello, nada Señor, porque solamente Señor con que vos me mires a los ojos y me llames por mi nombre como en la panza de mamá, en ese mismo instante Señor ya estoy sano de todos los problemas que tengo, por más que mi cáncer, o mi SIDA, o mi diabetes, o lo que sea o mi ceguera, pero en un instante Señor si yo realmente me pongo en actitud de que me mires Señor vos me mirarás y me darás todo Jesús y entonces entenderé todo lo que me amás o al menos algo y yo también te amaré Señor con lo poquito que tengo, con lo poquito que soy, pero enorme Señor si estás conmigo, todopoderoso Señor si estás conmigo, cuánto te amo Señor, ¿y tuve que venir hasta acá para saberlo?, no, yo siempre lo supe Señor, nada más que hoy te lo digo de nuevo, te lo digo de una forma renovada Señor, siempre nos gusta oír la palabra o la expresión te amo de aquellos que nos aman y el Señor también, porque Jesús fue humano y tiene una parte humana como nosotros por eso le encanta que uno le diga hasta el cansancio: te amo, te amo, te amo, te amo, te amo Señor, te amo Señor y en el mismo momento en que uno quiere expresarle ese amor al Señor, uno mismo se va fecundando de ese amor Señor, porque la vida es como el mar o el lago o una laguna, todo lo que uno tira adentro la corriente lo trae de vuelta y así es la vida, diez veces uno dice te amo y mil veces se regresa te amo, te amo, te amo.

Lo vemos a Jesús pasar entre nosotros, mientras oímos ese coro de Ángeles, de esos animales, que nosotros creemos que ellos no entienden pero ellos están haciendo todo eso a propósito, porque son creaturas del Señor que elevan su cántico torpe o fino pero su cántico también para decir: alabado seas Señor, alabado seas Señor, alabado seas, todo ese coro de Ángeles y la experiencia me dice que a la hora de la oración parecería que se empecinan más, que hermoso es ver como el Señor tiene organizado todo, que hermoso y verlo que pasa así entre nosotros y uno no puede menos que exclamar así simplemente: el Maestro de Galilea va pasando, el Maestro de Galilea...

Se corta la grabación.................

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