Mensaje del 11 de Junio de 2004

Habla Artemio:

Si sienten mucho calor no se asusten porque es propio de los rayos que salen de Jesús como el Señor de la Misericordia, delante de Él llenemos nuestros pulmones de su aire y el mismo aire de la Madre y de los Santos que también están aquí.

Dice Jesús:

“Yo soy el camino, la verdad y la vida, quien me sigue a Mi no anda en tinieblas”.

Yo los traje en este día, a este lugar para que pudiéramos estar juntos así, con Mi presencia real, humana y Divina, “bienaventurados y felices aquellos que me pueden ver y también bienaventurados aquellos que saben que estoy pero no me pueden ver”.

De este Corazón, que sale tanto Fuego y Agua, quiere llenarles todos los espacios que quedaron vacíos por todas aquellas cosas que me entregaron, ya están dentro de Mí todas las cosas que me entregaron, ya no son más de ustedes, nadie cargue con culpas, nadie cargue con rencores, ni odios ni problemas de ninguna clase, porque todo está en Mis manos y Yo lo quemaré con el fuego de Mi amor.

No creo que haga falta que le diga que los amo, desde siempre y para siempre el amor Mío fue incondicional y entonces ustedes olvídense de todas las cosas feas que les pasaron o pueden pasar y piensen: si está Jesús conmigo todos los miedos desaparecen, todas las cosas feas ya no lo son tanto.

Tengan la seguridad de que estoy con Mi Mamá dentro de vuestro corazón y como Artemio me pidió, también en el hueco de Mi mano, eso tiene que darles toda la fuerza del mundo, que los demás vean y digan: ¿por qué los que aman a Jesús son tan diferentes?, que los demás digan eso de ustedes, ¿y por qué son diferentes Mis queridos?, porque aman a todos como hermanos, para ustedes no hay diferencia de ninguna clase, todos son iguales en el amor. Si Yo te tengo en el hueco de Mi mano pensá: todas las protecciones me las da el Señor, además les pido que por las noches cuando se duermen, les pido que se refugien en algunas de Mis llagas y refugien a los que aman también dentro de Mis llagas y duérmanse con la idea de estar dentro de Mí, será una noche placentera y un despertar feliz.

Todo como decían al comienzo: es tan simple y como decía San Juan: “ámense unos a otros y también conozcan al Padre”. Cuando los Discípulos me preguntaron: “Señor cuando estemos en lejanas tierras ¿cómo van a conocer que somos cristianos?, y Yo les dije: los van a conocer porque se aman, se aman”; y ustedes dirán: ¿tanta escases hay de amor en el mundo?, y sí Mis queridos, la escases es muy grande, incluso los que dicen amar no aman, los que dicen tener a los demás como hermanos no los tienen, esos son los grandes dolores Míos y de Mi Mamá.

Cuántas cosas recitan los hombres sin darle contenido, no es cuestión de recitar tantas cosas, solamente decirme: te amo Señor, ten compasión de mí, en el momento más hermoso o en el momento más triste, simplemente díganme: Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí. Te aseguro Mi querido que no lo vas a decir más de tres veces que Yo he llenado tu corazón de toda la dulzura que vos esperas tener.

Es tan simple, pero poné a hablar tu corazón, que él me diga: Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí, qué fácil que es, Yo soy fácil Mis queridos, algunos me presentan difícil, inaccesible, lejano, pero Yo soy tan fácil, estoy siempre con vos, con cada uno, porque es Mi tarea amarlos, pero no por un día o dos, sino para siempre, por toda una eternidad. Jamás voy a fallarte, porque Yo confío en vos y vos confiás en Mí, y si por ahí se te cruza alguna idea de poca confianza no te preocupes, Yo te espero, Yo te espero para que reflexiones y cuando estés bien ya vuelvas otra vez y se establezca esa relación que tenemos que tener, de amigo, de padre, de hermano ¿eh?. No te preocupes cuando a veces te parece que me ofendés, o me hacés de lado, Yo te espero, Yo te espero siempre y espero a todos aquellos que son tan reacios a creer en Mi amor.

Esa es Mi posición ante todo y nunca se olviden que Mi mayor atributo es Mi Misericordia, es decir Mi amor obrando, Mi mayor condición es la Misericordia, el amor obrando y sean valientes para sostener esto, no a los gritos sino en la profundidad de la mirada, en los gestos, en las actitudes, en el caminar, en el sonreír, para que digan: son diferentes, pero no una diferencia que los hace superiores a nadie sino una diferencia que se distingue por el amor.

De aquí váyanse con la tranquilidad que Mi amor es incondicional, lo mismo que el de Mi Mamá, que los amo profundamente y que esa lectura del Evangelio estuvo especialmente dedicada a ustedes para decirles que vuestros nombres están escrito en los Cielos, que vuestra fe permanezca así, a través del tiempo y del espacio, nada les asuste, nada les atormente, nada les preocupe, porque Yo estoy con ustedes hasta la consumación de los siglos.

Nuestra Madre no habla hoy pero ella quiere que les diga algo que ustedes ya conocen porque todas las noches al dormirse cada hombre ella los hace pequeñitos en sus manos y les dice:

Dice Nuestra Madre:

Arrorró mi niño, arrorró mi sol, arrorró pedazo de mi corazón. Sos un niño pequeñito en Mis brazos, recibí todo Mi amor, todas Mis bendiciones y estos brazos que te sostienen siempre porque Yo te lo aseguro diciéndote: arrorró mi niño, arrorró mi sol, arrorró pedazo de mi corazón.

Te amo, te amo, siempre te amo.

Amén.