Mensaje del 11 de Febrero de 2004

Habla Artemio:

Bueno hoy es 11, día de Nuestra Señora de Lourdes.

Dice Jesús:

Mi Madre vendrá en la segunda reunión a hablarles y será muy importante lo que va a decirles, como siempre lo que puede decir Mi Mamá y puedo decir Yo ¿no?.

Vos antes hablabas sobre los olvidados del Evangelio y hablaste de Susana, de la mujer de Pedro pero son tantos los olvidados, tantos, ahora no hace a lo esencial porque lo esencial va por otro lado ¿no?, no, no me refiero a los olvidados, me refiero a…, a lo que fui mechando antes en tu mente mientras vos decías lo otro, si hay algo que escandaliza un poco a muchas personas sobre todo clérigos, que creen que Yo me tengo que expresar de una forma, no, si te escucharan a voz leer el Evangelio así gauchesco o en lunfardo no sé qué pasaría, como cuando dije cómo se podrá decir en chino: no es pa’ todos la bota e’ potro, y bueno son modismos de un lugar, Yo no puedo hablar en la pampa gringa como si fuera un chan chin chun.

Ahora, desde que estoy aquí viniendo hace casi diez años, bueno bah, unos sesenta y seis años, siempre quise hacer notar todos Mis aspectos humanos, porque si algo no se hizo bien a través de los dos mil años de cristianismo es menospreciar el aspecto humano y sin embargo el Evangelio es clarísimo: “y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. Claro, esto a muchos no les gusta tanto que mitad de Mi naturaleza sea humana o al menos no les gusta tanto que Yo lo ande divulgando y menos que Mi Mamá tenía naturaleza humana. Pero justamente Mis queridos, todas estas cosas tienen que emparentarlas con los tiempos que van a venir, ¿qué quisieran ustedes?, un Dios lejano y extraño al que no se puede imitar tan fácilmente o un Dios que ande entre ustedes, oliendo lo mismo, hablando lo mismo, haciendo las mismas cosas que ustedes hacen.

Porque incluso cuando Yo anduve por el mundo también iba aprendiendo cosas, por ser el Hijo de Dios y Dios mismo no por eso que tenía que saberlo todo, si Mi naturaleza humana tenía que aprender montones de cosas, o eso no les quedó claro todavía, sí ¿no es cierto?.

Por eso…, por eso aprendí que una túnica muy liviana era mejor que otra cosa en esos lugares donde hacía tanto calor y aprendí que no hacía falta llevarse un recipiente porque el agua podía tomarse con las manos ahuecadas. Quienes muchos me amaban también me habían facilitado una madera con dientes que hacía de peine pero un buen día vi como un viejo se peinaba los cabellos con sus dedos y la barba con sus dedos y entonces Yo dije: bueno, voy a hacer lo mismo, cualquiera diría: al lado de cosas tan fundamentales, esto parecen cosas triviales que no tienen ningún valor, no, todo tiene un tremendo valor, si ustedes leen desde la primer Revelación en adelante se van a dar cuenta que hay todo un plan dentro de lo que les digo que lentamente se va aclarando en la medida en que ustedes puedan entenderlo.

En todo es así, quien no quiso ver todavía es porque realmente no es que no entienda, sino que no, no se ubica, si hace dos mil años que el Evangelio que dice: “que Yo vine por aquellos que no tienen, no pueden, es decir los oprimidos, los marginales, los…”, sí, todos aquellos que están fuera de la consideración de los demás entonces ¿por qué demoran tanto en que estas palabras lleguen a todos? ahí está el problema Mis queridos, en la medida en que Yo sea un Jesús fácil, antes más sabrán de Mí montones de cosas y más podrán imitar y si Yo fuera un Jesús difícil estarían más lejos de Mí, o muy lejos o inaccesibles.

Entiendan entonces por qué me gusta decir que peinaba Mis cabellos y Mi barba con los dedos, en vez de una madera con dientes o que tomaba agua con Mis manos, o en vez de llevar algo para secarme cuando salía del río lo hacía poniéndome al sol.

Así en todo Mis queridos, así en todo, vuelvo a decirles, relean los Mensajes, van a descubrir muchas cosas, van a descubrir muchas cosas que ya están dichas desde el Génesis hasta el Apocalipsis incluido. Háganlo, ustedes dirán: no es fácil, ya lo sé pero el Espíritu Santo sopla donde quiere, así que háganlo.

Alguien te dijo hoy por teléfono algo que vos dijiste en una ciudad el 13 de Diciembre, que a él le sirvió de idea fuerza, cuando vos dijiste que ya en el Antiguo Testamento los que morían de cien años eran jóvenes y vos dijiste: hay que morirse de viejos, esa es una orden del Señor y hoy este hombre te repitió, me hizo tanto bien esas palabras que usted dijo que era una orden del Señor morirse viejos, por una razón muy simple, es cierto que al final espera la Jerusalén Celestial, pero mientras tanto y siempre preocupándome el mientras tanto ustedes tienen que dar en esta vida un montón de testimonios de todo tipo.

Amén.

Habla Artemio:

Todo esto tan maravilloso que es, tan hermoso que es, tan preciosísimo, va a continuar siempre hasta que Dios diga lo contrario, de la única forma que puede continuar que es en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.