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Mensaje del 11 de Agosto de 2003

Recién Yo dije que he muerto en la cruz por todos, ustedes dirán: y aquellos que han sido tan malditos en la Tierra ¿también verán la Luz del Padre?, por supuesto que la verán.

Mensaje del 11 de Agosto de 2003

Habla Artemio:

Hoy es 11, día de Santa Clara.

Así como desde hace tanto tiempo Señor estamos ansiosos para escuchar tu palabra Señor, que después llegará a todo el mundo por los más diversos medios, en todos los idiomas que hablan las diversas personas según los países.

Dice Jesús:

“Ámense unos a otros como Yo los he amado”.

No se olviden de este mandamiento nuevo que Yo les doy, todo aquél que ama nunca se equivoca y el amor es lo único que mantiene al hombre de pie, el amor por el hermano, por todos, porque Yo he muerto en la cruz para todos, incluso para los malditos.

Como les dije a través de la palabra del Evangelio de Marcos: “tengan mucha fe”, tengan la seguridad que mañana, o pasado, o dentro de un pequeño tiempo, todos aquellos que buscan que la justicia Mía llegue llegará, ámense mucho entre todos a pesar de todo.

También les digo: que tengan en cuenta a Mi Madre, esa mujer que me vio a Mí morir muerte de cruz, cuando a la mañana se levantan pidan que Mi Mamá les de la mano y también que Yo les de la mano para afrontar todas las cosas que pasarán en ese día y acuérdense siempre que Yo estoy siempre con ustedes, lo mismo que Mi Mamá y esto no es por un día o dos sino por toda una eternidad. Y hay veces que algunos parten antes para llegar al Reino, pero la vida sobre la Tierra es tan corta, que muy pronto todos se reúnen para alabar eternamente a la Trinidad y allí sí que conocerán el amor, allí sí que verán hasta que punto todas las cosas del mundo ya han quedado atrás y juntos las familias adorarán al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo pero no por un día o dos sino por toda una eternidad.

Recién Yo dije que he muerto en la cruz por todos, ustedes dirán: y aquellos que han sido tan malditos en la Tierra ¿también verán la Luz del Padre?, por supuesto que la verán, pero antes tendrán que pagar no porque el Señor los castigue sino porque las deudas se pagan, antes tendrán que pagar todas las deudas, como una forma de compensación natural, nada queda impune, todo es visible para los ojos del Señor.

Entonces vivan cada día con la confianza infinita de que están asistidos por Mí, por Mi Mamá y por el Padre y el Espíritu Santo que les dirá siempre que es lo que deben hacer. No desfallezcan nunca, confíen siempre, confíen porque: bienaventurados los que confían ciegamente porque nunca serán defraudados; bienaventurados aquellos que ofrecen sus dolores para redimir a los hermanos que están en la oscuridad y en el error y en la culpa; bienaventurados aquellos que ofrecen su sufrimiento para completar todo lo que Yo estoy pasando con Mis heridas que aún siguen sangrando y seguirán sangrando hasta el fin de los tiempos para pagar deudas que los hombres han contraído.

Cuando uno pone las manos en el arado no tiene que mirar hacia atrás, quiero decir, cuando uno se toma de la Misericordia del Señor ya no puede desconfiar, tiene que tener siempre una esperanza total y completa sobre todas las cosas. Yo estaré con ustedes hasta la consumación de los Siglos, algunos todavía viviendo en la Tierra y otros ya eternamente en el Cielo, hasta el día del juicio en que vendré con gran poder y Gloria para que resuciten vuestros cuerpos y entonces esa alma que ya está conmigo también tendrá el cuerpo y todo esto para nunca más morir.

Esto, de todo lo que Yo digo, tienen la certeza de que es así, Artemio tiene acceso al Cielo y también al Purgatorio, donde ve ahí adentro todos aquellos que están en la oscuridad y algunos desde hace Siglos. No hay cosa más terrible que la oscuridad para el alma, cuando se habla del fuego eterno piensen en la oscuridad total, es decir alguien que debería estar en la presencia del Señor pero no lo está y a veces por mucho tiempo, que es el peor castigo que puede darse el ser humano a sí mismo cuando no vivió como debería vivir; es decir con aquella expresión con la que empecé: “ámense unos a otros como Yo los he amado”, pero no de vez en cuando, no de tanto en tanto, no en algún momento sino siempre, que vuestro amor por todos sea incondicional.

Con estas palabras, dichas por todo el amor que siento por ustedes, quiero que regresen a vuestros hogares con la confianza total y completa en que vuestras vidas está en Mis manos y que Yo los amo, los amo tiernamente, lo mismo que Mi Mamá.

Todo lo que quieran pedirme pídanmelo por la intercesión de Mi Mamá, que es la Mediadora de todas las Gracias, Co Redentora conmigo y Reina y Señora de todo lo creado, Mi Mamá también los ama mucho, cada día, a cada instante, en cada momento, así como los amo Yo.

Amén.

Fundación Jesús de la Misericordia y Corazón Inmaculado de María  |  Aprobada por Res. 139 A - Gob.de Córdoba – Sec. De Justicia – Dir.de Ins.de Pers.Jur.  |  Dirección: 9 de Julio 1162  |  Teléfono: 03537 – 431197 - 2553  |  Justiniano Posse – (Cba.)

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