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Mensaje del 25 y 26 de Marzo de 2002

En cuanto a esto existe un testimonio de tres Santas mujeres, pero los datos que hoy doy sobre esto son definitivos. Es decir, creíbles. Es una revelación privada, pero Yo Jesús, Segunda Persona de la Santísima Trinidad y Dios mismo, digo concretamente esto:

Mensaje del 25 de Marzo de 2002

Habla Artemio:

Señor ya me lo viniste anunciando durante la siesta. Jesús esta parado delante de mí, desnudo, de frente.

Dice Jesús:

Quiero hoy decir varias cosas, pero que no se tome esto como que Yo estoy describiendo Mis heridas y Mis golpes como una forma de querer realzar Mi sufrimiento, nada de eso. En todas estas revelaciones, a través de estos siete años, nada hay que contradiga a las Sagradas Escrituras, aunque puede haber algún sacerdote que diga lo contrario.

En cuanto a esto existe un testimonio de tres Santas mujeres, pero los datos que hoy doy sobre esto son definitivos. Es decir, creíbles. Es una revelación privada, pero Yo Jesús, Segunda Persona de la Santísima Trinidad y Dios mismo, digo concretamente esto:

Puedes cerrar los ojos si querés porque Yo te voy a ir dictando todo, no hace falta que vos cuentes nada.

Eso de dictar significa locución íntima.

Cuando Yo estaba en el Huerto de los Olivos todo Mi cuerpo se llenó de sangre por la transpiración. Esto no es un dato novedoso ya que todos, o casi todos los condenados a muerte sudan sangre. Y tampoco quiero hacer una enumeración de cosas para nada en especial, sino lo que Yo diga es para evitar palabras y palabras que tanto se dicen y que no son ciertas.

Pues bien, empecemos.

Todo Mi cuerpo se llenó de sangre, cuando Yo rezaba en el Huerto de los Olivos.

Cuando fui a ver a los discípulos que dormían estaba todo empapado de sangre, que incluso se podía notar en la tela que cubría Mi cuerpo, pero nadie lo notó.

Comenzó con el beso de Judas, pero al momento nada más del beso es cierto que muchos soldados se retiraron hacia atrás; pero otros, cinco, hundieron la tea que traían en Mí cuerpo produciendo quemazón dos a nivel vientre, una en los órganos genitales, una en el cuello y una en el brazo izquierdo.

Después sufrí treinta y ocho pechones, Yo estaba en el medio y jugaban conmigo y Yo iba de mano en mano. No eran pechones simples, eran manos gruesas de guerreros.

Después caí al suelo. Dos soldados me tomaron por el cabello y me arrastraron más de diez metros ida y vuelta, cuatro veces, sobre un terreno desparejo.

Al final quedó un mechón grande en la mano de un soldado, por la fuerza con que me tiraban pero otros dijeron: "el cabello no hace doler mucho, la barba hace doler más", entonces me tomaron de la barba, me levantaban en alto, me volvían a bajar, me arrastraban, me levantaban a la altura de la cara de los otros; veintisiete veces.

Y cuando me soltaban, Yo caía con todas las fuerzas al suelo.

Después empezaron a patearme…, como estaba de pie, en las piernas.

Un zapato romano me hizo una hendidura en la pierna derecha de cuatro centímetros de la cual no salía tanta sangre, otros con el taco de su calzado me aplastaban los dedos de los pies y el empeine.

Después de tantas patadas en las piernas hasta las rodillas, que habían empezado a ponerse moradas, caí al suelo.

Había un grupo que se dedicaba a malquistarme y otro grupo más alejado que observaba la escena con mucho agrado profiriendo todo tipo de insultos.

Es evidente que el tema giraba en torno a la liberación de los judíos, por allí se tomaban las cosas, pero había saña también y mucha. No me perdonaban que hubiera hecho milagros, no me perdonaban que hubiera alternado con toda la gente del pueblo, que me sentara a comer a la mesa de los que ellos consideraban pecadores.

Además había un montón de insultos referentes a Mi vida afectiva y gritaban en voz alta nombres de mujeres, que según ellos habían sido amantes Mías.

¡Qué podían entender ellos de castidad!.

Ellos veían las cosas detrás de un cristal y creían que todo era así.

Ahora, entre los que estaban allí había muchos judíos acaudalados y también hombres que habían oído Mis palabras en la Sinagoga, es decir, no ignoraban las cosas…, sabían….

Pero Yo les molestaba en todos los órdenes.

Yo estoy convencido de que la mayoría o diría todos, ni sospechaban que estaban delante del Hijo de Dios, eso le hace menos culpables.

Ahora, nada hay tan maldito como cuando los hombres ejercen su maldad en grupos.

A todo esto Yo había perdido Mis vestiduras, no todas…, pero casi.

Eso de que me pusieron trapos especiales para reírse de Mi, no, eran apenas unos trapos; pero siempre, desde después del beso de Judas hasta Mi muerte y luego Mi entierro en el Sepulcro, siempre estuve desnudo; totalmente desnudo.

En el Huerto me pusieron una corona de juncos que tenía ciertas espinas pero no eran tan filosas, y después la otra sí, solamente con el filo de las espinas de la segunda corona es suficiente para matar a una persona. En total las heridas por las espinas fueron ochenta y siete.

Para seguir un orden, mis orejas manaban sangre de la parte externa y de la parte interna, por eso que muchas veces Yo no oía bien qué pasaba a Mi alrededor, estoy haciendo una síntesis general porque los golpes no terminaron nunca desde el beso hasta la muerte.

Mis oídos no oían muy bien y mis orejas estaban totalmente lastimadas.

La sangre que caía desde la frente me cubría prácticamente los ojos, se había coagulado sobre los párpados, es decir, tampoco veía muy bien.

Me llamaba la atención el hecho de que no se ensañaran con mis ojos porque prácticamente es lo que…, quedaron sanos totalmente Mis ojos, será… pienso…, para que viera todo, pero en realidad tanto no podía ver porque estaban todos cubiertos de sangre.

Ahora, no solamente los golpes sino los salivazos, fueron trescientos cuarenta y cinco.

También sobre Mi cayeron piedras no muy grandes, del tamaño de un huevo. Cayeron treinta y nueve piedras sobre Mi cuerpo.

Mi nariz prácticamente estaba destruida cuando me arrastraban por el cabello y por la barba, es decir Mi cara ya no tenía forma.

Mis labios estaban también muy lastimados y en los golpes y las patadas que fueron doce en la boca habían roto los dientes incisivos, dos caninos y seis molares.

Entonces, de Mi boca manaba sangre continuamente.

La barba por haber sido tan manoseada y tironeada, cada pelo de la barba era también un lugar donde salía sangre.

En la nuca mientras estaba en el suelo, recibí siete patadas, cuando estaba sentado en el Huerto de los Olivos, seis veces me golpearon con un palo.

Los lonjazos en Mi espalda fueron noventa y tres, algunos muy fuertes otros no tanto.

A todo esto hay que agregar las patadas que había recibido en la zona de los riñones y en el estómago.
En la zona de los riñones recibí treinta y cinco patadas; en la zona del estómago y de los intestinos, cincuenta y ocho.

Ustedes dirán ¿es que una persona puede resistir tanto?, Yo también me lo preguntaba, Mi parte hombre preguntaba.

Y en esos momentos Yo sentía el dolor, Yo sabía de antemano, en ese momento que estaba pagando las deudas de todos, pero en ese momento Mis queridos, Yo sentía el dolor.

En el pecho también recibí lonjazos, pero más fueron con ramas no tan gruesas, y la tetilla derecha, la parte de la puntita me la rebanaron de un sablazo.

Ustedes dirán ¿por qué el Señor hace una enumeración de todas estas cosas?. ¿Saben qué es lo que busco Mis queridos?, que tengan la verdad histórica de Mi crucifixión.

Que todo haya sido echo con todo el amor por cada uno de ustedes, es un problema aparte…, en el sentido de que es así. Solamente les estoy describiendo para que tengan un dato preciso de todo esto.

Con Mis testículos se ensañaron, porque tenían especial placer en apretarlos y cada vez que los apretaban Yo me desmayaba. Fueron veinticuatro veces, apretar los testículos me refiero, entre el pulgar y el índice y hacer fuerza como para reventar algo.

Se habían hinchado de una manera increíble y viéndome que ya no podía resistir…, es por eso que en el camino del calvario, todos ustedes lo saben, llaman al Cireneo, buen hombre que volvía de las tareas del campo para que me ayudara a llevar la cruz.

Y la cruz que Yo llevé no era un palo cruzado sobre las espaldas, sino era una cruz, cruz. Eso significa que el madero que toca en tierra da más dolor aún.

Sobre el hombro derecho se fueron pelando lentamente los huesos hasta quedar todos al descubierto.

Pero lo que a Mi me extrañaba es que no salía tanta sangre, Yo supongo que era porque se iba coagulando y entonces no podía salir tanto.

Los brazos también recibieron muchos lonjazos y golpes y patadas, pero dentro de todo fueron partes que no fueron tan lastimadas, excepto en los codos y después de las heridas de las manos la herida más profunda y más grande es la del hombro derecho.

Ahora bien, Yo no he visto tanto en el camino del calvario, porque tenía los ojos prácticamente tapados con sangre, después que la Verónica enjuga mi rostro allí vi un poco más porque ella me limpió los ojos de los coágulos que tenía.

Golpes en la cabeza tuve doce, nada más, con el calzado de los soldados mientras estaba en el suelo.

Ahora agreguemos a todas estas heridas el lanzazo del costado.

Y también, ya que no me quebraron las piernas como era habitual, porque habían visto que ya no tenía más fuerzas y estaba casi muerto, pero sí pincharon varias veces Mis testículos y en una oportunidad un soldado con su lanza los atravesó a los dos de un solo tajo.

Para que quede bien claro, a Mi me cuelgan es decir, está la cruz en el suelo; atan Mis muñecas con sogas, que eran pastos trenzados, era una forma para sostenerme y después clavaron los clavos.

Los clavos fueron hechos sobre un yunque y estuvieron listos a último momento, es decir, los estrenaron conmigo, y eran bastante filosos.

Primero clavaron Mi mano izquierda, después la mano derecha, después levantaron un poco la cruz para ver hasta donde llegaba y pusieron Mi pie derecho sobre Mi pie izquierdo y allí con un clavo especial de doble tamaño que los otros, entonces clavaron Mis pies.

Si fuéramos a enumerar raspaduras, aberturas de la piel, podría decir doscientas cincuenta y dos, pero vuelvo a repetirles no salía tanta sangre de ellas. Tal vez nadie se lo explique y también nadie se explique cómo al perder dos litros novecientos cincuenta y cinco centímetros de sangre, casi tres litros…; nadie puede explicarse cómo pude vivir con tan poca sangre.

Mis últimos momentos fueron prácticamente inconscientes, pero muy consciente estuve cuando dije: "Padre en tus manos encomiendo Mi espíritu".

Mi cuerpo no estaba pegado a la cruz, colgaba en la cruz y además no tenía la forma perfecta de una cruz sino que eran dos pedazos de troncos puestos a propósito, no tenía una forma de cruz como la que ustedes conocen.

Mi cuerpo colgaba totalmente de Mis muñecas y además debajo de Mis pies no había ningún sostén, cosa que en muchos cuadros se ve, pero no, por una razón muy simple, si se apoyan los pies duele menos.

Después cuando me bajaron de la cruz y me pusieron en el sepulcro, Yo estaba en el suelo y había un pequeño lienzo debajo nada más, no tenía ninguna mortaja, no….

Posiblemente la mortaja la traerían al día siguiente.

Esto, Mis queridos echa por tierra todos los argumentos de las mortajas que hay diseminadas por el mundo diciendo que tienen la figura Mía, de muerto. No hay ninguna que sea verdadera. Más aún les digo, aquellos que tienen en sus Catedrales o en sus Iglesias algún paño o alguna mortaja con figuras que se parecen a Mi, etcétera; tiene valor en el sentido de que me está representando como si fuera una estampa pero no confundamos, Yo no tuve mortajas, no envolvieron Mi cuerpo con nada, no tenían nada.

Y las ropas que Yo tenía, no echaron suerte al pie de la cruz, sino una parte en el Huerto de los Olivos y lo poco que quedaba sí al pie de la cruz.

Pero además no…, no había quedado tanto de ropa.

Ahora, esa pequeña tela que estaba debajo de Mi sobre la piedra y donde pusieron Mi cuerpo, esa pequeña tela la tuvo durante un tiempo, dos meses, un soldado romano.

Luego, este soldado tenía miedo que al encontrar eso en su casa podría traerle serios problemas, incluso hasta de muerte, entonces se la vendió por quince monedas a una señora Cristiana Romana.

Esta señora dobló ese pedazo de tela, lo dobló y lo guardó.

Y lo guardó tan bien por temor a que lo encontraran que al poco tiempo esa tela se enmoheció; y era una mujer que no tenía familia entonces cuando vio que se enmoheció y prácticamente quedaban pocos restos de ella la colocó en una caja como si fueran pequeños restos, casi como ceniza, y al morir esta mujer y al venderse su casa, esa pequeña caja fue a parar a un basural.

Repito Mis queridos esta es una revelación privada, aquellos que dicen tener Mi túnica, evidentemente no les debe gustar esto que Yo les digo, pero Yo tengo que hacer saber la verdad.

En este Lunes Santo quise entregarle a este amado hijo Mío Artemio, por primera vez en la historia de la Humanidad Cristiana, los datos concretos y genuinos de todo los golpes, de todas las cosas físicas que me pasaron durante Mi Pasión.

A esto agréguenle todas las torturas psicológicas que son innumerables y agréguenle también la tortura psicológica de sentirme solo entre tanta maldad.

Pero todo Mis queridos por cada uno de ustedes.

Cuando alguien cuenta algo feo dice nunca quisiera volver a pasarlo; pero Yo les digo volvería a pasarlo por amor a los hombres y por seguir el mandato de Mi Padre, de morir muerte de cruz para abrir las puertas del Paraíso y pagar todas las deudas de los hombres.

Amén.

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Mensaje del 26 de Marzo de 2002

Dice Jesús:

Quiero completar algunos pensamientos de ayer, lejos está de Mí de promover discusiones.

Todos aquellos que dicen tener el Santo Sudario, o una réplica, es posible que tengan de alguna otra persona que estuvo allegada a Mi, Yo no quiero que…, de repente las personas se sientan con que estuvieron adorando algo que no era cierto. Bueno, si ven en el lienzo algo, la figura de un hombre o lo que sea, pues bien mírenla con Santidad porque es posible que haya sido de alguien que estaba cerca de Mi o de ese tiempo.

Lejos está de Mi de…, de traer discusiones respecto a este tipo de cosas, solamente que Yo les dejé lo que correspondía, en cuanto a que la verdad es una y tenemos que manejarnos con la verdad.

¿Qué prefieren, la verdad o media verdad, o ni siquiera media verdad?, pues bien sigan teniendo esos sudarios, pertenecerán de personas muy allegadas a Mi, y de Mi tiempo, y de alguna forma tiene valor por la cantidad de años y porque estaba allegada a Mí.

Lejos está, repito, de Mi traer discusiones sobre todo esto.

Ahora, además ustedes piensen que muchos detalles no pueden ser tan exactos en cuanto a cosas así que no son primordiales, porque fueron escritas mucho tiempo después y en ese entonces escribían las cosas por lo que habían oído y se transmitía de persona a persona y ustedes saben muy bien como se transmiten las cosas de persona a persona, cada uno agrega o saca de acuerdo a su punto de vista, por eso Mis queridos, ni demasiado ni muy poco, seamos prudentes en estas cosas, como en todas las cosas.

Ahora, Yo estoy convencido de algo como ustedes también lo estarán, que no hace un pedazo de tela u otra cosa así accidental, no hace a lo esencial, pero si hablan del discurso del Monte como leyeron hoy en el Evangelio, entonces eso sí es esencial, ¿no es cierto?; entonces, distingamos lo que los filósofos dicen: lo que es necesario y lo que es contingente; es decir lo que existe verdaderamente y lo que podría o no existir, lo contingente.

Entonces, todo esto para calmar un poco lo que podría despertar algo de alboroto, o reclamarles a algunos y decirles: ¿como?, me dijeron que esto era verdadero y no lo es; de alguna forma es verdadero porque perteneció tal vez a algún ser cercano a Mi, alguna persona que fue en esos días también martirizada.

Pido un poco de disculpas o muchas disculpas por haberles dicho ayer todo lo que les dije, a ustedes les ha hecho mucho mal la descripción de todos Mis golpes y de todas las torturas que me hicieron, pero tenía que conocerse la verdad ¿no es cierto?, debía conocerse.

Y así en muchas cosas también, Yo no voy a tener ningún problema en decir a medida que pase el tiempo, aunque algunos puedan temblar con Mis palabras, las cosas reales, concretas, verdaderas.

Les repito, puede haber algún concepto cambiado, puede haber alguna cosa que se preste a otra interpretación, pero lo esencial del Evangelio y los Escritos de las Sagrada Escritura, están todos muy bien y son verdaderos; que podamos limar asperezas es cierto, ¿ y a quién no le gusta limar asperezas?. A todos por supuesto, y cualquier persona que entiende un poquito de documentos históricos sabe muy bien hasta que punto las cosas, y más en el pasado, cuando se transmitían de generación en generación, por cosas contadas, se agregaban o se sacaban de acuerdo a la frondosidad de la imaginación de cada uno. Pero, hay ciertos o todos los principios fundamentales que se han transmitido por obra del Espíritu Santo tal cual como debían transmitirse, y además si hay que hacer alguna corrección por las distintas traducciones que recibió la Sagrada Escritura a través de los siglos, pues bien para algo estamos dando estas Revelaciones, sino no lo hubiéramos hecho ¿no?.

Como ustedes pueden ver a medida que fueron pasando los años Mi Mamá habló cada vez menos en las Revelaciones, por una razón muy simple, Mi Mamá siempre quiso tener un papel secundario o aún más lejano todavía, y cuando hablo Yo ella calla; ahora en las apariciones donde solamente ella está entonces ella tiene que decir muchas cosas, sino no.

Mañana haré otras Revelaciones, como también pasado mañana.

Yo comprendo que hay cosas que puede dolerles mucho, pero piensen que todo eso fue hecho con mucho amor y con todo el esfuerzo que merecía el envío de Mi Padre al mundo para pagar todas las penas de los hombres, entonces si les resulta un poco doloroso o muy doloroso, traten de aguantar y traten de ofrecer y traten de aplicar esas cosas a vuestros propios dolores para sentirlos más pequeños.

En plena Semana Santa les digo: Estoy vivo, soy el camino la verdad y la vida, quién me sigue a Mi no anda en tinieblas , y todo lo que Yo pueda decir aquí, que no se conocía antes, es fruto de opinión, puede creerse o no.

Querer aclarar ciertas cosas, puede hacerse, pero no sé hasta que punto valga la pena, porque si son Revelaciones Privadas, pues bien, hay que dejarlas como Revelaciones Privadas y no querer corregir esas Revelaciones Privadas, porque no sea cosa que después de unos años tengan que aceptarlas como verdaderas, además, dicho con todo respeto por los sabios que entienden en todas esas cosas, algunas formas de expresarme Mías, algunas formas de decir, pueden que sean giros idiomáticos para que me entiendan mejor los hombres de ahora, pero en ningún momento hay el deseo en Mi de desorientar a nadie con cosas que podrían incomodar a algunos, sepan entender, tengan una mentalidad amplia para mirar Mis palabras, los hechos, los acontecimientos.

Además Mis queridos, aquí hay una verdad muy grande que tener en cuenta, tan grande como es una verdad, si detrás de la voz de Mi querido hijo Artemio se oye Mi voz y la de Mi Mamá, pues bien tienen la documentación precisa de que Mi Mamá y Yo estamos hablando, es algo muy simple y ya no es una sola persona quien lo escucha, ya son varias y serán muchas más.

No saben cuánto los amo, no saben cómo los tengo en cuenta, no saben cómo estoy preocupado y ocupado con esta República que parece que no quiere salir del pozo, pero todo va a ir mejorando, todo va a ir mejorando, de un día para otro no es posible, pero todo va a ir mejorando.

Amén.

Fundación Jesús de la Misericordia y Corazón Inmaculado de María  |  Aprobada por Res. 139 A - Gob.de Córdoba – Sec. De Justicia – Dir.de Ins.de Pers.Jur.  |  Dirección: 9 de Julio 1162  |  Teléfono: 03537 – 431197 - 2553  |  Justiniano Posse – (Cba.)

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