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Mensaje del 11 de Diciembre de 2001

Quiero decir con esto que también para leer la Sagrada Escritura hay que tener sentido común y un criterio lo suficientemente amplio como para pensar, si alguna cosa no me parece que fuera del todo coherente con otras, no pensar: esto es erróneo sino pensar: ¿qué es lo que yo no sé?, ¿por qué me hace ver esto como erróneo o equivocado?, como quieran llamarle.
Mensaje del 11 de Diciembre de 2001

Habla Artemio:

11 del 12 del 01.

Dice Jesús:


La carta de San Judas me da pie para decir algunas cosas al respecto.

Tomar la Sagrada Escritura en las manos significa que las cosas deben ser interpretadas como corresponde, entonces, hay necesidad de nociones culturales, étnicas, la ubicación a través de los tiempos, es decir, que a las cosas que se leen hay que darles el margen que corresponde porque hace dos mil años que llegan a ustedes. Primero escrito en otros idiomas, después traducida al latín, la Vulgata, que es la origen de la que ustedes usan, y cuando por casualidad encuentran algo que les parezca contradictorio, no piensen es contradictorio, piensen: ¿cómo estuvo hecho esto?, ¿quién lo hizo?, ¿qué influencias tuvo?, ¿qué se pensaba en ese momento?, ¿cómo era la cultura de la época?, ¿qué concepto había de las cosas?, incluso revisar la etimología de las palabras.

Quiero decir con esto que también para leer la Sagrada Escritura hay que tener sentido común y un criterio lo suficientemente amplio como para pensar, si alguna cosa no me parece que fuera del todo coherente con otras, no pensar: esto es erróneo sino pensar: ¿qué es lo que yo no sé?, ¿por qué me hace ver esto como erróneo o equivocado?, como quieran llamarle.

Es decir, más allá de muchos formulismos está lo que Yo llamo el espíritu de la cuestión, entonces, basándonos en eso cambia todo. Aquellos que quieren interpretar todo al pie de la letra, sin ninguna contemplación y sin atender a que otros podrían tal vez explicar mejor o interpretar mejor por su conocimiento en lenguas, en filosofía, en etnias, en lo que sea, y eso no es exclusividad de algún hombre en particular porque cualquiera puede interpretar mal, en todo caso lo fundamental, será el auxilio del Espíritu Santo para leer la palabra, con el auxilio del Espíritu Santo nunca se van a equivocar. Pero que esto no sea solamente una expresión de deseos sino que realmente sea algo real.

Los estudiosos no miran las palabras de la Sagrada Escritura para encontrar defectos o contradicciones, porque puede haberlas en el Antiguo Testamento, puede haber cosas que uno no llega a entender, entonces tomar el problema como algo que uno no entiende, no que es erróneo o que me despierta dudas.

Además hay algo importantísimo: uno puede recitar Epístolas, Evangelios, partes enteras de memoria, pero eso no significa absolutamente nada, en todo caso significa buena memoria para aprender de memoria las cosas, pero a lo que Yo voy es al espíritu que está contenido en todo, es decir, si los hombres hubiesen entendido, sean seglares o religiosos, hubieran entendido ya las Bienaventuranzas, o la Parábola del Buen Samaritano, o el Hijo Pródigo, si ya le hubiesen sacado a esas partes y montones más que ahora no les voy a nombrar todo el jugo que tienen, es decir el verdadero sentido que le dieron los evangelistas ¿mmm?, entonces una misma Parábola leída cien veces puede seguir enriqueciéndome, ¿escucharon bien?, puedo leer una Parábola montones de veces y enriquecerme cada vez más, según cómo esté obrando en mí el Espíritu Santo, cómo es mi apertura, cómo es mi conversión.

Si uno al rezar el Padrenuestro lo dice de corrido y sin ninguna dificultad, está bien, pero también pensemos que San Francisco de Asís decía: Padre Nuestro, y tal vez quedaba horas meditando sobre esa expresión: Padre Nuestro. Nadie ignora la santidad de Francisco, en consecuencia aquí volvemos a decir que el Espíritu sopla dónde quiere y por lo tanto, habrá, a lo mejor de la persona que menos esperamos una interpretación maravillosa.

Concluyendo: nadie crea tener la exclusividad, nadie crea tener la última palabra, nadie crea que por su investidura su palabra debe ser tomada así y no de otra forma. La investidura y la jerarquía de nadie es motivo como para decir
esto es así como este hombre lo dice.

Tener cuidado con todo esto porque, por ser demasiados celosos de la Sagrada Escritura podemos cerrar la puerta a la opinión de otros o a la interpretación de otros, o al sentido que otros le dan ¿no? y podemos dejar la verdad afuera, cerrar la puerta y dejar la verdad afuera. Que nadie entonces, se atribuya exclusividad, ni dé por sentado que su palabra vale definitivamente, porque es posible que a su lado haya alguien que no hace ningún ruido, sin embargo el Señor lo auxilie con su Espíritu profundamente y puede llegar mucho más profundo a ciertos temas o a ciertos significados.

Creo que he sido claro. Me resulta especialmente poco digerible la soberbia que tienen algunos cuando se ponen a hablar de la palabra como si ellos tuvieran la última y la única palabra, además de hacer un papel muy deslucido delante de los ojos del Señor.

Amén.

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