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Mensaje del 02 de Abril de 1998

Vengo andando por caminos polvorientos metidos en el mundo del hombre, he golpeado en tantas casas, he llamado a la puerta de tantas personas y no me han abierto, cada uno estaba entretenido con sus propias cosas y sus propios problemas y en vez de abrirme la puerta seguían analizando, mirando o bien disfrutando y yo seguí golpeando puertas y puertas y nadie me abrió.

Mensaje del 02 de Abril de 1998

Habla Artemio:


Jesús está entre nosotros ya, está aquí, tiene un manto gris desteñido, todo raído con lamparones, es decir agujeros donde se ven partes de su cuerpo, los pies están sucios por andar tantos caminos, las manos también están sucias y su rostro y en su rostro hay tierra acumulada, el cabello todo desgreñado y mal arreglado. María tiene un manto negro, pero con una guarda de piedras preciosas, tiene su cabeza tapada como con lo que llevan los franciscanos en la cabeza, capuchinos y está también la Madre Teresa, que mira hacia abajo.

Señor, aquí presente en esas condiciones que se te ve realmente pareces el caballero de la triste figura pero no es nada más que para indicar la miseria, el dolor, la incertidumbre y todo lo que antecede a la Semana Santa, tu Madre ya viste de negro.

Te presento Señor a todos mis hermanos que están aquí presentes, ellos te da gracias como lo hicieron hasta recién y ahora en silencio cada uno te pide por todas sus necesidades, que mejor Señor que delante tuyo te pidamos lo que necesitamos… (se hace una pausa)….

Todo esto que te pedimos Señor de manera personal, agregamos también todos los pedidos de esos cientos de miles de nombres que buscan la salud o el bienestar o el progreso. Todo te pedimos Señor, todo, no hace falta que lo gritemos Señor, porque estás aquí entre nosotros y tu rostro refleja una inmensa tristeza Señor, de vez en cuando mirás a tu Madre que tiene la mirada hacia abajo con mucho dolor y pensar Señor que todo ese dolor de tu Madre, tu dolor, todo tu estado de tristeza, incertidumbre antes de conmemorar la Semana Santa, de alguna forma yo contribuí a tu tristeza Señor cuando no hice las cosas como debí hacerlas, cuando no te amé como debí amarte, cuando no te di lo que vos me pediste, cuando me negué a seguir tus sugerencias. Ese estado deplorable que tenes Señor, de tristeza, suciedad y de ropa todo rotosa es un fiel reflejo Señor que me estás queriendo decir que yo te he reducido a ese estado y que vos darás tu sangre por mí, por cada uno de mis hermanos, por todos y por todos los hombres que habitaron en todos los tiempos.

Es nada más que una conmemoración la Semana Santa porque pasó hace dos mil años, pero se ve que vos volvés a revivir Señor como un ser humano que sos, además de Dios, volvés a revivir todo lo que nosotros los hombres te hacemos de mal.

Señor yo sé que tengo un poco de culpa en esos quince niños que murieron en el país de hambre en este día y en cada día que pasa; yo sé Señor que tengo un poco de culpa en que haya ancianos sin amor; yo sé Señor que tengo un poco de culpa en que muchos no tengan un remedio para calmar su fiebre o sanar su enfermedad; Señor yo sé que tengo una parte de culpa en aquellos gobernantes que han tomado el poder como un juego y millones de personas sufren las consecuencias; yo sé Señor que tus pies descalzos y sucios anduvieron mil caminos, habrán buscado de entrar en muchas casas y cuántos Señor te habrán cerrado la puerta. Por eso, yo creo que tengo un poco de culpa en que alguien te haya cerrado la puerta, porque tal vez no hice oír mi voz lo suficientemente fuerte para decir: ábran la puerta a alguien que los ama mucho más allá del seno..., que cuando estaba en el seño de su madre. Yo sé Señor que tengo mi parte de culpa en todos tus dolores y en la sangre que derramaste Señor y cuando yo hago con mi vida cualquier cosa y cuando yo directamente vivo de cualquier manera sigo dándote lonjazos, sigo pinchándote con espinas y sigo haciendo fuerza para que la lanza sea hunda más en tu pecho Señor.

Yo tengo una parte de culpa Señor en todo lo que a vos te pasa, será Señor porque no te he dicho con claridad todavía: ¿qué quieres que haga yo Señor?, ¿qué quieres que haga?, yo sé Señor que tengo una parte de culpa porque me acuerdo demasiado de mí y muy poco de vos; yo sé que tengo una parte de culpa, porque pude derramar sobre tus heridas aceite para que te calmara el dolor pero no lo hice porque mi orgullo, mi soberbia y todos mis defectos me lo impidieron Señor, yo sé todo esto Señor, lo sé Señor y me duele. Yo veo tus pies con las llagas Señor, tus manos también, esas llagas que siempre siguen perdiendo sangre y pensar que una sola gota de tu sangre alcanzaría para redimir a toda la humanidad pero vos derramaste mucha y seguís derramando Señor, pero al menos Señor, a pesar de mis defectos y de todas las culpas que pueda tener Señor, permitime que te diga que te amo, porque yo te amo Señor, a pesar de mis defectos y de mis limitaciones yo te amo Señor y a pesar que te he ofendido y he contribuido a que tengas ese estado deplorable yo te amo Señor, te amo en todo Señor, y reconozco tu paternidad y reconozco tu amistad, tu compañerismo, yo te amo Señor, yo te amo Señor, yo te amo.

Y lo más hermoso sería en que pasen los años y los años y los años y pueda seguir repitiéndote: yo te amo Señor, yo te amo, porque has hecho en mi corazón tu morada, tu casa y estás ahí endulzando todas las cosas, yo te amo Señor, yo te amo. Yo te amo Señor, a pesar de haberte hecho sufrir, yo te amo mucho Señor, no me alcanza toda mi vida para poder expresarte todo lo que te amo Señor.

Y ahora Señor si quieres decirnos algo podés hacerlo Señor, si es tu voluntad Señor.

Dice Jesús:

Vengo andando por caminos polvorientos metidos en el mundo del hombre, he golpeado en tantas casas, he llamado a la puerta de tantas personas y no me han abierto, cada uno estaba entretenido con sus propias cosas y sus propios problemas y en vez de abrirme la puerta seguían analizando, mirando o bien disfrutando y yo seguí golpeando puertas y puertas y nadie me abrió. He caminado los caminos polvorientos de toda la Tierra y otra vez pensé en aquello que: “las aves del campo tienen su nido, los zorros sus madrigueras y el Hijo del hombre no tiene donde recostar su cabeza”.

Por eso aquí, en medio de ustedes les digo: déjenme permanecer, no importa si me quedo sentado en un rincón, no importa donde dormiré pero quiero quedarme acá, quiero quedarme aquí y también quiere quedarse Mi Madre.

Dice la Virgen María:

Es posible que les resulte chocante que Mi capa negra de luto tenga piedras preciosas, por supuesto que en ellas está en el simbolismo de que a pesar de estar agobiada por lo que le va a pasar a Mi Hijo en la conmemoración de la Semana Mayor, a pesar de todo eso sigo teniendo y disponiendo montones de gracias para repartir entre ustedes, no dejen de pedirme todo lo que necesitan, porque a Mi me gusta mucho llevar armonía, llevar bondad, llevar alegría y llevar todo el amor posible a todo aquél que me lo pida.

También me quedaré acá, cuando ustedes terminen la reunión hagan lo que quieran, no por eso quédense en silencio o algo por el estilo, pero piensen que nosotros nos quedamos acá, porque nos gusta este lugar, porque nos gusta vuestros corazones, porque nos gusta el fervor que ustedes tienen.

Dice la Madre Teresa:

Por supuesto que yo también me quedaré acá y de paso voy a contabilizar todos los nombres que ingresaron hoy al cuaderno y al cajón de papeles, ¡son tantos! y vos te habrás fijado que hacía mucho tiempo que no había casos tan terribles como los de hoy, cuántos enfermos de cáncer, cuántos problemas de todo tipo, hacía mucho que no había un día tan lleno de dolor como el día de hoy.

Tras la apariencia de una sonrisa o de lo que sea, cada uno guarda todo ese patrimonio doloroso, que viene aquí, lo entrega y se va.

Yo también dormiré acá, yo también, porque los he amado siempre y los sigo amando muy profundamente a todos, a todos he dicho.

Amén.

Fundación Jesús de la Misericordia y Corazón Inmaculado de María  |  Aprobada por Res. 139 A - Gob.de Córdoba – Sec. De Justicia – Dir.de Ins.de Pers.Jur.  |  Dirección: 9 de Julio 1162  |  Teléfono: 03537 – 431197 - 2553  |  Justiniano Posse – (Cba.)

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