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Mensaje del 14 de Enero de 1998 (2º)

Todos tendrán la oportunidad porque si bien es cierto que todos pueden ayudarme en esto, prestarme vuestras manos, vuestros corazones, vuestras mentes, vuestro cuerpo y todo pero el Padre ha decidido esa tremenda invasión del Espíritu Santo en la conciencia de los hombres.

Mensaje del 14 de Enero de 1998

Habla Artemio:


Gloria a ti Señor que estás entre nosotros, Jesús se acerca, pasa por ahí, llega hasta la mitad de la cocina y está allí parado detrás de María Santísima como Nuestra Señora del Espíritu Santo y por supuesto como prometió siempre la Madre Teresa de Calcuta se han quedado cerca del aparador, pero Jesús está acá.
Señor, veo que tienes tu túnica totalmente raída, es de color gris desteñido y tiene muchos lamparones, está rota, cabello medio desgreñado, una mirada media triste, tiene en la zona del abdomen partes rotas, bastante importantes, se ve la panza y la panza como la muestra nada más que los bellos que tienen empiezan del ombligo y sigue una rayita para arriba nada más. El ombligo es igual al que tienen ustedes, los pies están todos lastimados.

Señor, no tengo aquí aceite de oliva que vos querés siempre, porque la saliva también sana y cicatriza, no tengo aquí aceite de olvida que Él mismo dijo, asi que Señor si es tu voluntad comunicar alguna cosa, me gustaría que lo hicieras.

Dice Jesús:

Me has emocionado al tocar con tu lengua Mis pies porque seré el Hijo de Dios pero los pies están sucios.

Me parece que te has creado demasiado expectativas respecto a lo que Yo podría decirte esta noche, no creo que sea tan, Mis Mensajes sean tan importantes, en todo caso tan importantes como los demás, pero Mi indumentaria te darás cuenta que es una respuesta a lo que pensaste toda esta semana y hoy, las personas que viste en la sala de terapia intensiva. En la otra casa, es decir sentiste la misma impotencia que siento Yo, ante el dolor de tantos hombres pero respetaré hasta las últimas consecuencias la libertad de todos y es por eso que hay tantas injusticias de todo tipo, naturaleza y condición pero si en algo tiene importancia el Mensaje de esta noche, es decir con claridad meridiana que se acercan tiempos de purificación. ¿Qué quiero decir con eso?, no me voy a desdecir de todas las cosas que le dije a Santa Faustina, por supuesto que no, pero para América y el mundo ha llegado la hora de poner un montón de cosas en claro donde cada uno debería demostrar a quien está sirviendo, demostrarlo en forma fehaciente, eso no será ningún tipo de violencia, eso se hará pensando en que este año del Espíritu Santo torrentes de Él inundarán toda la Tierra y permitirá a la conciencia de los hombres ver con mucha claridad cuales son sus caminos para que puedan remediar, restaurar, corregir, mejorar su vida.

Todos tendrán la oportunidad porque si bien es cierto que todos pueden ayudarme en esto, prestarme vuestras manos, vuestros corazones, vuestras mentes, vuestro cuerpo y todo pero el Padre ha decidido esa tremenda invasión del Espíritu Santo en la conciencia de los hombres. Ahora, Yo diría porque hay tantos que se empecinan en ahogar ese fuego tremendo del amor entre Mi Padre y Yo que es el Espíritu Santo, porque se empeñan en ahogar todo el fuego, pero nunca los métodos que usaré serán considerados de una forma violenta, el Hijo del Padre tiene su Corazón lleno de amor para con los hombres, nunca podría lastimar a la más pequeña ni más grande criatura con nada, sino solamente hacerles un llamado terrible al amor; es decir lo que se ha leído en la palabra esta noche, la palabra de esta noche, ahí tienen clarísimo y repásenlo, ahí tienen clarísimo por donde va Mi camino.

Esta indumentaria raída es una forma de decirles que estoy totalmente de acuerdo con el dolor que ustedes o vos sentís por tantas cosas. Quiero decir con fuerza..., que aquellos que viven en la injusticia, aquellos que viven a contramano y aquellos que realmente como ya Mi Madre ha dicho tantas veces, tiene su pie sobre la cabeza del otro que se apresuren todos porque su alma quedará como desnuda delante de ellos mismos y se aborrecerán viéndose tan viles y despiadados con sus propios hermanos, dentro de todos ellos habrá montones que eligieron el camino del amor y otras que seguirán endurecidos tremendamente renegados del amor que les ofrezco con tanta magnificencia y se los ofrezco con todo el valor de la Misericordia. El Tercer Milenio se aproxima velozmente, que no nos llegue a tomar el Tercer Milenio con tantas sombras como tienen vuestras almas para no decirles palabras más duras que podría herirlos.

Muchas veces he dicho a Mi Padre: mira en que han convertido esta tierra, Abba, Abba, es decir Papito, Papá, ¿será posible que no logren darse cuenta que el único camino capaz de llevarlos a la salvación total es el camino del amor?, y Mi Madre emitiendo hasta el cansancio a tantas personas que le quieren oír porque justamente Yo, Mi Madre o cualquiera habla a quien quiere oír y no a los demás. Cómo se puede conciliar el sueño cuanto tres partes de la humanidad se acuesta con hambre, cuando cuatro cuartas partes de la humanidad se acuesta con hambre de amor, cuando miles de niños mueren de marasmo, que esta muerte es por falta de amor, cómo se puede conciliar el sueño y seguir viviendo teniendo sobre la conciencia el peso enorme de la mirada de un niño llena de lágrimas porque están viviendo en un mundo que no entienden, los han traído al mundo y luego los han dejado como cosas.

Mi indumentaria de hoy es para decirte cuánto es Mi sufrimiento, cuánto es Mi sufrimiento, cuánto es el sufrimiento de Mi Madre al ver tantas injusticias de todo tipo, naturaleza y condición. Será posible que el corazón del hombre sea o se haya endurecido tanto como para no entender lo esencial, quién puede resistirse ante las miradas de un niño hambriento, digo los niños pero pobres ancianos que ven pasar sus días esperando la muerte porque ya no hay lugar para ellos en este mundo y tanta gente que vive al margen de todo. Dicen Mi palabra pero la dicen de una forma tan torpe y descuidada, tan sin amor, tan sin alma que nadie la entiende y quién la entiende, trago amargo pensando en que le están presentando la imagen de alguien que Yo no soy, ni lo seré nunca.

Vuelvo a repetir, es posible que no se conmuevan, puedan conciliar el sueño, puedan decir que hacen obras o que trabajan para la extensión del reino, ¿qué reino?, el reino de la ignorancia, el reino de las desgracias habituales, el reino de la mentira y siguen muy orondos paseando por el mundo y haciendo todo el Mi nombre.

Arrepiéntanse, conviértanse todos sin excepción, no dejen que llegue el atardecer sin haber reparado algo de las injusticias que han cometido a lo largo de los tiempos, ya les he dado suficientes muestras y papeles escritos de todo tipo para que reflexionaran y cambiaran el rumbo. ¿Dónde quedó para América Medellín, Puebla y los otros Documentos que elaboraron en América Central?, ¿dónde quedó todo eso?, ¿dónde quedó?, y cuando aparecieron voces muy fuertes que reclamaron con fuerza por aquellos que vivieron siempre al margen de todo, fueron silenciados, respetuosamente y llamados a guardar silencio, a vivir en las catacumbas. Yo estoy harto de presentar todo un programa de amor y comprensión donde todos verían la ventaja de lo que es vivir como hermanos.

Están a tiempo todavía, están a tiempo, están a tiempo, escuchen la palabra de Mi Madre, déjense llevar del Espíritu Santo, pero para ello hay que ser humildes y ustedes tienen el orgullo y la soberbia arraigada, tanto que ya parece una segunda naturaleza, oigan Mi voz, oigan la voz de Mi Madre, déjense invadir por el Espíritu Santo que les indicará qué tienen que hacer, como Pablo cuando fue derribado del caballo en el camino de Damasco: “¿qué debo hacer Señor, qué debo hacer?, déjense invadir por el Espíritu Santo, no pongan tantas barreras, no estén tan sujetos a la ley porque se han olvidado y han menospreciado tanto la Parábola del Buen Samaritano, parecería que esa Parábola para muchos Ministros de la palabra no existió, ni existe, ni existirá, ¿por qué hermanos?, ¿por qué hermanos?, ¿por qué?. Esto es una apelación a vuestro corazón endurecido, para que recapaciten y le den a cada hombre la oportunidad de tener su cuota de sol cada día.

Dice Nuestra Madre:

Es mucha la pena que se ve en estos rostros y vos tuviste conciencia de muchas de las cosas que íbamos a decir esta noche. Cuando hoy salías del Hospital, después de ver a todos estos enfermos que se debatían entre la vida y la muerte, allí te diste cuenta más aún de todo en lo que han convertido este mundo...

Habla Artemio:

Sigue hablando Señora.

Dice Nuestra Madre:

Yo te he tomado la palabra, perdoname, no quiero hacerte esto, ya sé que a vos te ofende y es una falta de respeto, Yo les hago un llamado después de todo lo que dijo Mi Hijo, un llamado tan grande como el mismo cosmos, a que se dejen abrazar por las llamas que salen de Mi Inmaculado Corazón, ese Corazón que desde el 1º de Enero estoy compartiendo con vos, Yo te dije que ibas a sentir muchas cosas diferentes y te lo dije con razón, de repente hay un fuego dentro de vos que te hace arder continuamente y hay muchos como has visto en los pasillos del Hospital que cuando pasaban, cuando pasabas se daban vuelta, como si intuyeran o tal vez vieran que es lo que está latiendo en tu corazón, es decir que es lo que está latiendo en tu pecho, porque los pobres, los enfermos y los marginados de toda naturaleza están más cerca de Mí y de la rendición de Mi Corazón que de los otros. Déjense abrazar por las llamas que salen de Mi Corazón Inmaculado, déjense abrazar por las llamas, déjense abrazar y no pongan reparos, no se disculpen, no hagan nada para distraerse, déjense abrazar por las llamas de Mi Corazón Inmaculado y serán así Hijos de la Luz dentro de esta gran cruzada del Espíritu Santo en la cual estoy empeñada desde que Juan XXIII llamó al Concilio Vaticano II.

No se realizaron en su totalidad pero no importa, ahora llegó el momento, ya ustedes son protagonistas fieles de la Gran Cruzada del Espíritu Santo, no porque ustedes sean extraordinarios ni nada por el estilo, sino porque el Señor ha dispuesto que ustedes sean instrumento del Espíritu Santo en esta Gran Cruzada.

Dios Mío, desaparecerían pulverizados sin ninguna contemplación porque es muy claro el Señor cuando dice que nadie puede parar a un pueblo o a un hombre cuando Él le dio la fuerza para caminar. Vos has pedido algunos elementos o signos que tus compañeros pueden sentir nuestra presencia, Yo inundo todo este recinto de rosas, ya está todo lleno de rosas, si agudizan el olfato podrán oler el perfume y si agudizan los oídos sentirán el golpe de los pimpollos al caer sobre la alfombra; es decir, que estas palabras duras, ásperas no están dirigidas a ustedes porque estoy convencido de decir de que si no puedo llamarlos todavía Hijos de la Luz, sí puedo ver en vuestros corazones que los ha animado la fuerza de Mi amor.

Habla Artemio:

La Madre Teresa de Calcuta se adelanta y se arrodilla, cruza las manos y se pone a mirar el Corazón de la Madre de Dios dentro de mi pecho y dice…

Dice la Madre Teresa:

Yo no quiero hablar porque Jesús y su Madre ya lo han dicho todo. Déjenme un momento arrodillada acá, porque quiero trasmitirte que estoy muy contenta con vos porque todo lo que hacés lo hacés con menos ruido que cuando crece la hierba y lo hacés con tanta humildad que ni el Padre, ni el Hijo, ni el Espíritu Santo podrían negarse a los pedidos que vos le hacés.

¡Déjenme venerar el Corazón de la Madre de Dios, déjenme hacerlo en silencio!.

Habla Artemio:

Jesús se adelanta, se pone de rodillas, ese es un signo que Él me dio para saber cuando resucitaba alguien, es decir alguien que estaba allá en las puertas de la muerte volvió a la vida y también me dijo: no te debe importar, lo importante es que lo sepa Yo. Se ha arrodillado, se levanta, me pone las manos sobre los hombros, me aprieta ahora y con la derecha me hace la señal de la cruz.

Dice Jesús:

Quiero decirles a todos, que esta bendición que les doy esta noche en esta casa muy querida por Mí, se prolongará por siete generaciones, en los que están presentes, incluido el bebé que duerme allá, no morirán de enfermedades sino que morirán de viejos, pero lúcidos por siete generaciones.

Habla Artemio:

Ahora están todos cerca del aparador y se van caminando hacia la puerta que está abierta, sale primero la Madre Teresa, después la Virgen María, después Jesús.

Sientan el aroma de rosas que hay en el ambiente a pesar de que ya han desaparecido.

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