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Mensaje del 15 de Octubre de 1997

Permitime que toque tu frente con una estrella, es el símbolo de la victoria, quiero decírtelo porque se que no te enorgulleces por eso sino sencillamente dices Gloria a Dios.

Mensaje del 15 de Octubre de 1997

Habla Artemio:

Ven Señor Jesús.

Jesús, la Virgen y la Madre Teresa y al lado Santa Teresa de Jesús, que ya estamos en su día 15 de Octubre.

Dice la Virgen María:


“Mi alma alaba al Señor y se alegra Mi Espíritu en Dios Mi Salvador, porque ha fijado sus ojos en esta esclava y todas las generaciones me llamarán bienaventurada”, una vez más Mi pie derecho aplastó la cabeza, los restos que quedan no hay que hacerles ningún caso, no temer y a alegrarse porque es posible que la reunión de esta noche, si bien todas son muy importantes, ésta ha llenado los Cielos y la Tierra de un coro de Ángeles que cantan alabanzas al Señor, aunque todo lo que aquí ha pasado es realmente maravilloso. Por eso empecé Mi conversación con el Magnificat, es decir la oración que más me gusta después del Ave María, “Mi alma engrandece al Señor y se alegra Mi Espíritu en Dios Mi Salvador”.

Permitime que toque tu frente con una estrella, es el símbolo de la victoria, quiero decírtelo porque se que no te enorgulleces por eso sino sencillamente dices Gloria a Dios. Te puedo asegurar que vendrán del Este y del Oeste, del Norte y del Sur, todo a su tiempo, porque es posible que no haya nadie de quien Dios se sirva para aplastar la cabeza de la serpiente, dejo una estrella en tu frente.

Dice Jesús:

Esta noche ha pasado aquí realmente lo que se llama el Cuerpo Místico de Cristo, es decir un grupo de hermanos haciendo apoyo con sus oraciones que les salía del fondo de su alma para ayudarte en la guerra con el siniestro. Ustedes han presenciado nada más ni nada menos que toda la historia desde la creación del hombre hasta hoy, la lucha entre el bien y el mal. Gloria al Padre, si sobre todos los males se pudiera triunfar tan rápidamente.

Me da pena que los Ministros de la palabra, parecen caballeros de la triste figura, cuando le hablan del siniestro hasta algunos lo niegan por miedo, pero nadie hizo absolutamente nada o al menos la mayoría, es muy grande que Yo los eligiera y así sacar la maldad del mundo. Siento pena que haya tan pocos Ministros de la palabra en el mundo que huyen de todas estas cosas cuando en realidad tendrían que meterse dentro para que Yo les diera la posibilidad de hacer la guerra al mal, ocurre que para esto hay que amar mucho, es la única forma.

Les digo a todos los Ministros de la palabra de los cinco continentes que tal vez no amen lo suficiente al ser humano, a su prójimo, porque sino caerían o llovería sobre ellos muchos dones y carismas para aliviar al hombre de sus cargas pesadas. ¡Qué pena siento por tantos Ministros de la palabra, que pena siento!.

Mis amados hijos, cuando esta noche cierren los ojos al dormirse o antes de dormirse piensen y sientan que Yo voy a estar al lado de vuestra cama y les bendeciré especialmente, les bendeciré a todos especialmente, no se imaginan con la intensidad que lo haré, que aunque no quieran mañana cuando abran vuestros ojos al sol, si es que se ve, tendrá otro brillo para ustedes.

Dice la Madre Teresa:

Participo de todo lo que dijo Jesús y María, ahora…, yo les pediría que oren con todo el corazón, con toda vuestra alma, con todo vuestro espíritu porque todos los poderosos de la Tierra que tienen el pie sobre la cabeza de sus hermanos están en las mismas condiciones de lo que vieron esta noche, nada más que lo disimulan muy bien.

Que estas palabras, como Mensajes o Profecías, lleguen a todos aquellos que parecen que tienen los oídos tapados y los ojos cerrados para ver la realidad. Ocurre que lo que pasa es que están en las mismas condiciones que los que vieron, pero sus modales refinados, sus gestos adecuados y sus palabras diplomáticas hacen que parezcan otras cosas, pero en lo que acaban de vivir es por algo personal, fue una limpieza de veintiocho años, mientras que a los que me he referido ya se ha enquistado tanto el mal que han perdido toda la sensibilidad y ya parece que ninguna palabra les conmoviera.

Pero tengan bien presente una cosa: yo al salir de la Tierra y estar de este lado, voy a ser para ustedes una ayuda tan potente, tan grande, tan enorme, que ni siquiera imaginándose algo extraordinario podrían llegar a abarcar todas las cosas que van a pasar, como todas las cosas que ya están pasando, pero que vos no las contás ni las decís y parece que todo fuera muy natural y común.

Ya sé que mi voz se ha dulcificado esta noche y a muchos les parece extraño pero, cuando se es testigo de todo lo que pasó, más que dulcificar la voz uno se queda sin aliento.

¡Los amo, los amo, los amo!.

Dice Santa Teresa de Jesús:

Gracias por acordarse de mi, gracias por el trabajo cotidiano y aquél ejemplo que está en el libro de Las Moradas, creo que lo0 has aprovechado muy bien.

Lo digo porque los presentes tal vez no la conozcan, íbamos por las calles de España, callecitas de tierra en dos burros, una hermana novicia y yo y nos sorprendió la noche en un lugar, un pequeño poblado donde había un solo lugar para comer, más saben muy bien que las reglas de las Carmelitas Descalzas incluye no comer carne, entonces cuando se acercó el fondero y preguntó: ¿qué van a comer hermanitas?, solamente hay carne estofada, entonces la hermana novicia arrugó un poco la cara como queriendo decir: imposible, y yo tomé la palabra y dije: ¡ay hermana!, tiene mucho que aprender usted todavía mi querida, “cuando carne, carne y cuando penitencia, penitencia”.

Creo que necesité aclarar esta anécdota vivida, pero creo que revela todas las formas de ser de mi carácter. Yo sé que mis libros son pesados porque están escritos en castellano antiguo, pero si alguna vez leen un poco de ellos mal no les va a venir, sobre todo acuérdense que fui una de las únicas personas que escribió sobre San José, el Padre Adoptivo de Jesús, una de las pocas personas que escribieron sobre él, San José parecería que es el gran olvidado en las Sagradas Escrituras, con que no es así pero parece.

Gracias hijos míos por recibirme, gracias por abrirme las puertas de la casa, porque no me hace falta que me digan que están abiertas, yo conozco los corazones cuando me dicen que puedo pasar.

Gracias por todo, yo también los amo mucho, tengo en cuenta que ustedes me tienen en cuenta.

Amén.

Fundación Jesús de la Misericordia y Corazón Inmaculado de María  |  Aprobada por Res. 139 A - Gob.de Córdoba – Sec. De Justicia – Dir.de Ins.de Pers.Jur.  |  Dirección: 9 de Julio 1162  |  Teléfono: 03537 – 431197 - 2553  |  Justiniano Posse – (Cba.)

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