Entren Mis queridos al mundo de la Misericordia de Mi Hijo, todo será Luz, las tinieblas desaparecen, todo lo que parece y es malo se esfuma. Mensaje del 15 de Marzo de 2008

Habla Artemio:

15.

Dice la Madre:

Alaben y regocíjense, porque el Señor es bueno, es generoso y su Misericordia no tiene límites.

Entren Mis queridos al mundo de la Misericordia de Mi Hijo, todo será Luz, las tinieblas desaparecen, todo lo que parece y es malo se esfuma.

Un poco cansados, humanamente hablando… (se dio vuelta la cinta) …, humanamente hablando, recorrimos tantos lugares preciosos, preciosos porque veíamos cómo la Misericordia empapaba todo y las plantas crecían diferentes, las flores tenían otro aroma, los frutos algunos maduros pero otros no, se regocijaban de acumular dulzuras en su interior para ofrecerla a los pájaros y a los hombres, a los animales que se nutren de ello y los hombres, que no solo se nutren sino que también forman parte de su sustento al enviarlo a otros lugares para otras personas.

También anduvimos por zonas desérticas y semidesérticas. La Misericordia limpió las aguas sucias de los ríos que arrastran lodo, desbordó su cauce para poder regar tierras fecundas pero secas, el agua limpia fecunda arrastrando en su interior los elementos para que crezcan los seres, que son regados o que se alimentan de ellos.

Que hermoso es ver cómo la Misericordia todo lo transforma.

Hijos Míos, de todas las latitudes, de todos los lugares, como dije días atrás, digan al levantarse: he aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”, y ese momento tan hermoso fecundará todo, porque Yo los veo tan decididos a hacer todo de nuevo, porque en tantísimos lugares se han dado cuenta ya que así no pueden vivir.

El hombre necesita de maravillas para quedar embelesado, me refiero a las maravillas simples y cotidianas como es ver sonreír a un niño que está bien alimentado y arropado convenientemente según el lugar, las maravillas de que reaparezcan nuevamente las plantas que ya se habían perdido, maravillas de los árboles crecer con rapidez para que su follaje llene de oxígeno los pulmones de los hombres, las maravillas de engendrar un hijo con la esperanza de una vida feliz, con los problemas cotidianos pero feliz.

Este mundo de maravillas, algunas dichas pero la mayoría no, es el mundo que hará nacer la Misericordia de Mi Hijo, entiéndanlo, atiéndanlo, sean generosos al ofrecer vuestras vidas para que en ellas se haga la palabra del Señor.