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Oración del 19 de Enero de 2008

Ese es el mundo en que vivimos, llenos de apariencias, lleno de cosas, es el Evangelio de hoy, le reprochan a Jesús: pero ¿cómo, con cobradores de impuestos, con pecadores, con lo peor de la sociedad de ese entonces?, Él almorzaba, se reunían, estaba con ellos, los escuchaba, ¿eso quiere decir que aceptaba todas las cosas de ellos?, no, pero una cosa es el error y otra cosa es la persona equivocada.

Oración del 19 de Enero de 2008

Habla Artemio:

Ahora pasamos número 8, por supuesto que le pedimos al Señor que llene de gracia nuestra alma, es decir que ponga aceite a nuestra lámpara, entonces con toda nuestra fuerza y fervor decimos: pon aceite en mi lámpara Señor…. A ver de nuevo: pon aceite en mi lámpara Señor….

Y ahora antes de leer la palabra pedimos que el Espíritu Santo nos llene de todo el fervor necesario, la capacidad de discernimiento para poder entender con nuestro corazón las palabras del Señor, tenemos que llenarnos de Él para entenderlo a Él, es decir llegar hasta el Señor, suplicarle que nos envíe su Espíritu Santo, que es Dios también, para poder entenderle con nuestro corazón, porque la mente parece que entiende siempre pero el corazón no tanto, por eso así con mucho fervor, en serio, con mucha devoción y si no podemos tener devoción por lo menos respeto por algo que a lo mejor no conocemos, la mayor parte no conocemos, tratamos de asomarnos a ver que pasa, por eso decimos: ven, ven, ven, Espíritu Divino, ven, ven, ven, acércate a mí….

Quédense sentados nomás porque hay muchos que están enfermos, me dice que alguno quiere dar testimonio, ¿alguien quiere hablar, decir algo?... (habla una señora: mi nombre es Clara, vengo de Córdoba, venimos con Angelita en un colectivo, en la mitad del viaje ella pregunta a una señora que estaba sentada a un costado del asiento nuestro si tenía algún familiar que era una monjita, la señora le dice que no pero ella le insiste porque dice que la había visto en ese asiento, entonces como nosotros tenemos un familiar, una tía que ya falleció, en este mes hace cuatro años, le dijimos seguramente es ella, y bueno, creo que es ella, es una monjita, una carmelita, creo que nos acompañó en el viaje) …., que hermoso ¿no?, bueno... (habla otra señora: buenas tardes para todos, yo vengo desde Morrison, este mi quinto encuentro aquí, yo vine siendo una mujer ya sin razón de vida, más bien estaba desvalida de la vida, mi hijo, por mi hijo venía con antecedentes, venía con persecución de un ser especial, de algo diabólico, tenía persecuciones horribles donde no podía dormir, donde ya nada, ni aún yo siendo una seguidora ferviente de nuestro Señor Jesucristo, donde ayuno todas las mañanas con la Biblia, el Santo Evangelio, oro todos los días de mi vida y cada noche al acostarme y al levantarme doy gracias a Dios. Mi hijo se componía, pidiendo súplicas, ya en las últimas agonías llego hasta aquí por la mano de una amiga. Ya al segundo encuentro mi hijo la primer noche, nosotros nos fuimos de acá, fue mucho más débil, segundo encuentro mi hijo solo se despertó, al tercer encuentro mi hijo se liberó, mi hijo exclamó muchas cosas, él redactaba vivencias que tenía en ese momento y gritaba. Cuando llegamos acá, desde el primer encuentro mi hijo ponía los pies en el agua, uno de sus servidores me dijo: él lloraba permanentemente de un ojo sin que estuviese llorando, uno de sus servidores me aconsejó: unas gotitas todas las noches, desde ese primer momento mi hijo dejó de llorar su ojo y se ha liberado totalmente y hoy vengo a dar gracias a Dios y a la Santísima Virgen porque después de que mi hijo ha sido liberado tuve la presencia de la Virgen en mis noches, aún teniendo una foto que baje por internet suya y hoy le doy muchísimas gracias, muchas gracias de todo corazón porque hemos sido liberado)…, …(otra señora da su testimonio: yo también, soy Adelina Cebedo, vivo en Justiniano Posse, yo en julio tuve una arritmia y vine acá, me hice un electrocardiograma y vine acá y le conté a Artemio, y después él me dijo: no te preocupés que vas a andar bien. Después yo agarré, cada ocho días me hacían los electros para ver como seguía, y cuando volví a ir me dijo: qué hiciste con la arritmia que no la tenés más ya, andas de los más bien. Y después mi hijo también en Córdoba, lo chocó un auto, le cortó la rueda la parte de atrás y le cortó la puerta pero ellos no me querían avisar para que yo no me preocupe, y ahora gracias a Dios le entregaron el auto y está lo más bien, y mi consuegro está bien, se levantó de la cama y esta contento porque está bien, asi que gracias a Dios)…, …(otra señora habla: yo soy de Monte Buey y vine a pedirle a la Virgen y a Jesús porque tenía un quiste grande en el ovario, era como un huevo de gallina, muy grande, era muy raro que se vaya. Y bueno, yo vine, pedí, tome el agua e la Virgen, me pasé la bolsita, el otro día me fui a hacer la ecografía y no tengo nada, estoy sana, sana, así que vengo a agradecerle a la Virgen y a Jesús)…, bueno démosle gracias al Señor por todo lo generoso que es con nosotros... ( otra señora da su testimonio: buenas tardes, vengo a hacer tres agradecimientos de personas que nunca pudieron llegar hasta acá, pero sí mandaron cartas a través mío, una es una persona que está en Bariloche ahora, que pudo dejar su pareja que estaba en drogadicción, la tenía muy amenazada y ella pudo salir de esto. Mandó dos cartas y me pidió la madre desde Bariloche que le agradeciera a la Virgen hoy, esto fue después del 08 de Diciembre, que también estuvimos acá. Y la otra es una persona que está en Villa Guay que también es alcohólico y bueno está dejando de beber y ha dejado de golpear a sus hijos y a su esposa, no son míos pero es como si fueran míos los agradecimientos de personas muy queridas. Gracias.)… ¿alguno más quiere decirle gracias al Señor?, bueno.

El Evangelio de hoy, sábado 19, hoy es Santa Marta y Mario, el Evangelio es Marcos, 2, versículo 13 al 17: “Jesús salió otra vez por las orillas del lago; todo el mundo venía a verlo y Él les enseñaba. Mientras caminaba vio a un cobrador de impuestos sentado en su despacho. Era Leví, hijo de Alfeo. Jesús le dijo: sígueme. Y él se levantó y lo siguió. Jesús estuvo comiendo en la casa de Leví, y algunos cobradores de impuestos y pecadores estaban sentados a la mesa con Jesús y sus Discípulos; en realidad era un buen número. Pero también seguían a Jesús maestros de la ley, del grupo de los fariseos y, al verlo sentado a la misma mesa con los pecadores y cobradores de impuestos, dijeron a los Discípulos: ¿qué es esto?, está comiendo con publicanos y pecadores. Jesús los oyó y les dijo: no es la gente sana la que necesita médicos sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores”. Esta es la palabra del Señor ¿eh?, te alabamos Señor y te damos gracias, bueno.

Vamos a explicar un poquito esto para entenderlo mejor, bien, entonces tenemos aquí algunos aspectos, parecería que están como desconectados unos con el otro pero no, no es así, vemos como todos siguen a Jesús y también el tema principal del Evangelio es que Jesús come, se relaciona con los cobradores de impuestos y con los pecadores, habla de fariseos, cobradores de impuestos, etc., los judíos eran muy exagerados, no aceptaban a nadie. Por eso se preguntan cuando lo ven a Jesús comiendo con ellos: pero ¿cómo, nosotros creíamos que este hombre era otra persona, no habla bien de Él esto de comer con los pecadores, con los cobradores de impuestos. Es decir, el cobrador de impuesto en aquél entonces era un personaje muy despreciable porque los romanos dominaban en ese entonces a los hebreos, y por supuesto, los impuestos eran excesivo y la gente tenía que dar mucho más de lo que podía dar ¿verdad?, entonces eran detestables los cobradores de impuestos, bueno siempre lo fueron pero especialmente en aquél momento ¿no?, y por supuesto los pecadores.

Tal vez se repita exactamente lo mismo en nuestro tiempo en cuanto a que nadie se arriesga a relacionarse con cualquier persona, sobre todo si esa persona tiene mala reputación, es decir hablan mal de él, no se quiere nadie relacionar, por temor a qué pueden decir y sobre todo las mujeres ¿mmm?. Cuando aquí vienen las chicas que trabajan en los prostíbulos ¿verdad?, vienen a un horario cuando no hay gente, incluso cuando están las chicas que son servidoras, las personas, ¿por qué?, porque se sienten mal, se sienten segregados, yo me pregunto para mis adentros. Si yo no les pongo el oído ¿quién se los pone?, es posible que vayan a otro lado ¿no es cierto?, y les reprochen eternamente que pecan, que esto, que lo otro, lo de más allá sin escucharle jamás y ellas saben lo que hacen, tal vez mejor que uno y sin embargo necesitan ser oídas, escuchadas o bien otras personas también que están en lo que parecería un submundo donde normalmente no llega la palabra del Señor porque muchos tienen miedo de contaminarse ¿eh?, es lo mismo que pasa muchas veces aquí, de los que están cerca, de los cristianos que frecuentan ¿no?, a veces dejan la bicicleta un poco oculta o vienen cuando no hay mucha gente, ¿para qué?, para que no los vean porque después les llaman la atención ¿eh?, es una pena ¿verdad?, es una pena.

Y yo razonando, razonando me daba cuenta que, valga la expresión, el pecado más grande que uno tiene es escuchar a todas las personas que ellos no escucharon ni escuchan nunca, jamás, te dicen estas chicas: ¿adónde quiere que vaya?, si no vengo acá, adónde y vienen acá cuando no hay gente, ¿por qué?, porque tienen miedo a ser segregados y Jesús dice: Yo vine por los enfermos, no por los sanos ¿mmm?, claro, pero las personas tienen miedo a hacerse ver con ciertas personas que integran la sociedad porque tienen miedo que los califiquen o que digan de ellos cualquier cosa, eso no es cristiano. No vamos a hablar mal de nadie, sino simplemente enumerar algunas cosas ¿no es cierto?, hay montones de personas, por ejemplo, yo veo que cuando cae la tarde, ya que se hace oscurito, vienen a la Capilla ¿no?, y se quedan que se yo, media hora, una hora, y yo desde allá veo, porque es todo vidrio esto, veo que son personas que nunca han frecuentado ningún tipo de Iglesia, nunca, sin embargo aquí vienen y yo aparezco allá para cerrar la puerta tienen mucho gusto de conversar conmigo y decirme lo que les pasa.

Nos hemos dado cuenta los cristianos, y lo vemos cuando vamos a comulgar los domingos ¿no es cierto?, que los grupos que rodean ¿no es cierto? al Señor, al menos eso uno cree, son grupos super selectos, en apariencia ¿verdad?, pero los que menos tienen, menos pueden, menos todo ¿verdad?, esos no van ¿verdad?, y yo con mis propios ojos veo por ejemplo que algunas personas se fijan muy bien al lado de quien se van a poner, ¿por qué?, porque después tienen que darle la paz ¿mmm?, y algunas personas no quieren darle la paz, entonces como ustedes pueden ver vivimos siempre en una continua impostura donde si yo me pongo al lado de una persona, ya he mirado quien es para darle la paz y no a otra ya estoy haciendo diferencia ¿no es cierto?.

Ese es el mundo en que vivimos, llenos de apariencias, lleno de cosas, es el Evangelio de hoy, le reprochan a Jesús: pero ¿cómo, con cobradores de impuestos, con pecadores, con lo peor de la sociedad de ese entonces?, Él almorzaba, se reunían, estaba con ellos, los escuchaba, ¿eso quiere decir que aceptaba todas las cosas de ellos?, no, pero una cosa es el error y otra cosa es la persona equivocada. Primero, uno no es nadie para decir que el otro está equivocado en lo que hace ¿verdad?, y uno no sabe si a la vuelta de la esquina también lo va a hacer ¿verdad?, por otro lado ¿con qué derecho marginamos a la gente?, si ustedes observan bien a la sociedad hay algunos y el resto no, hay que tener dinero, tener un color de piel, vestir de una forma, calzar de una manera según la marca etc., el resto aparte, el resto no sirve, el resto no vale, el resto no importa.

Una noche iba yo a la vigilia pascual, ya lo he contado dos o tres veces y además está en una Revelación también, y estaba desbordante la Iglesia ¿no?, de gente y yo así, agudizo un poco los ojos y veo sentado en un banco de la plaza a Jesús y digo: Señor, ¿qué hacés ahí?, ¿cómo estás ahí?, y sí me dice, adentro no hay lugar para Mí, pero ¿cómo Señor no hay lugar para vos?, van a dar la Misa, van a hacer la consagración, ¿cómo que no hay lugar para vos?, no, dice: no hay lugar para Mí ¿no?, bueno, yo después me arrepentí, lo dejé ahí solo y entré y mirando y mirando veía que realmente no había mucho lugar para Él ¿eh?, y no lugar de asiento me refiero. Bueno, cuando salgo, la vigilia pascual es larga ¿no es cierto?, es bastante larga y vuelvo a mirar y seguía sentado allí el Señor. Y me preguntaba cuando venía a mi casa: ¿cómo es esto?, me hizo pensar un buen rato, quiere decir que se aparenta todo un mundo de cosas y en el fondo es todo paja, no sirve para nada pero hoy el Señor en el Evangelio nos enseña no hacer segregaciones, no hacer diferencias.

Ya en los primeros tiempos que venía Jesús allá en el año 95 ¿no?, Marzo del 95, por eso van a ser 13 años, bueno, Él decía que sobre todo había elegido este lugar para venir porque aquí venían todos los que estaban en la cuneta de la vida ¿mmm? y yo pensé: un poco exagerado el Señor, pero noo, tiene razón. ¿Quién atiende a los enfermos?, nadie, ¿quién hace sanaciones?, nadie, te recomiendan algún Padrenuestro viste así: y rezale al Señor, en una de esas. En realidad nosotros, todos nosotros estamos en la cuneta de la vida, por eso el Señor se siente tan bien acá, porque aquí que yo sepa el que puede viene descalzo, el que no con zapatilla, el que no con la ropa que tenga, sin ningún problema y cuánto me gusta eso, porque sin querer la mayoría hace lo que hacían en los Templos, en antiguos tiempos cuando se sacaban el calzado ante la presencia del Señor ¿mmm?.

Por eso, a esta altura de la vida acá hay personas que son muy jovencitas, otras no tanto y otras con unos cuántos años pero habrá que preguntarse: ¿en dónde estoy caminando?, ¿en dónde estoy parado?, los que me rodean ¿son sinceros o son falsos?, ¿están figurando o realmente vale la pena estar relacionado con ellos?. En un momento de la vida tenemos que optar, no podemos nosotros, porque si nos relacionamos tanto con los falsos, los hipócritas, vamos a terminar siendo uno de ellos, tengamos cuidado, y allí Jesús no está, no, no está.

Él le dice: Yo vine al mundo no por los sanos sino por los enfermos y todos nosotros estamos enfermos, de algo estamos enfermos, no sé, algunos no saben de qué pero también está enfermo, porque consideramos a veces que para estar enfermo hay que tener cáncer, lepra, o que se yo, y sin embargo el tener un egoísmo muy cerrado, tener una soberbia sin límites son formas también de enfermedad, tengamos cuidado ¿no es cierto?, porque podemos estar haciendo todo un pacto con el maligno ¿no?, porque al relacionarnos con algunas personas que son hipócritas, que viven fingiendo una vida que no tienen ni llevan están confabulándose ¿mmm?. Y por supuesto que a este lugar vienen de todos ¿no es cierto? También ¿verdad?, vienen de todos, y hay gente que hasta que viene y se lleva agua de la Virgen para venderla ¿sabían ustedes eso?, también pasa, también pasa, sí señor, y uno ¿los condena?, no, uno reza por ellos y le da mucha pena, porque la verdad que no se entendió nada, ustedes en esa hojita que tienen del agua de la Virgen, la Madre, tiene terminantemente prohibido cobrar cualquier cosa, hasta el envase ¿eh?, aquí se da, no se cobra nada, nunca, si alguno deja algo por ahí bueno bienvenido sea pero aquí se le da a la gente, no se le pide nada, que Yo sepa Jesús tampoco pedía nada a nadie ¿eh?, no.

Y así entonces estamos, considerando este Evangelio del sábado 19, donde vemos que el Señor come con cobradores de impuestos, prostitutas, pecadores, ahora un Evangelio parecido este es cuando Jesús va a la casa de este hombre a almorzar, lo había invitado un funcionario importante, y entonces en Israel las puertas dejan siempre abiertas que dan a la calle ¿no?, y pasa por allí una mujer y entonces ve que está Jesús y el otro que lo había invitado a almorzar dice: se ve que éste no es ningún Profeta porque se daría cuenta de qué mujer es la que acaba de entrar ¿mmm?, y entonces ella entra, derrama sobre el cabello de Jesús aceite de nardo, que era una esencia muy cara en ese entonces, seguramente se había gastado todo lo que tenía para comprar eso ¿no?, y se lo pone a Jesús en el cabello y también se pone a sus pies, lava sus pies con las lágrimas, etc., Los que estaban mirando, incluso los Apóstoles dijeron: pero qué derroche, todo ese aceite de nardo derramárselo a Él ¿mmm?, cuánto podríamos haber comprado con todo ese aceite, con lo que vale, para los pobres. Entonces Jesús tiene una expresión muy linda, propiamente humana ¿no es cierto?, porque eso es lo que nos hace ver siempre el Señor, hasta qué punto es humano como somos nosotros, porque su naturaleza, mitad de su naturaleza es humana y mitad no, es divina, bueno y entonces le dice a los Discípulos que estaban comentando: ¿por qué dicen eso?, a los pobres los tienen siempre y a Mí muy pronto me van a perder, déjenla que ella derrame aceite de nardo sobre Mi cabeza.

Siempre me emocionó mucho esa actitud del Señor de darse ese pequeño gusto ¿no?, de que la mujer con todo el amor del mundo le traía eso y se dejó derramar sobre su cabeza el aceite de nardo, mientras el otro miraba por supuesto, seguramente sin entender que lo había invitado a comer. Desde que el mundo es mundo las cosas están así, y uno dice: ¿qué cambian?, pero en general no cambian, cambian las formas porque al final es lo mismo, vivimos de la misma forma, había hipócritas en aquél entonces y lo sigue habiendo ahora, había falsos en aquél entonces y sigue habiendo ahora ¿mmm?. Mira, con muchas cosas de la vida se puede jugar menos con las cosas del Señor, hay que tener mucho cuidado, quiere decir que una persona por ejemplo si vende el agua de la Virgen ¿no es cierto? no tiene idea de lo que es el Señor, porque de repente se le vendría arriba una tonelada de piedra ¿no es cierto?, pensando en que haría algo en contra de lo que la Madre quiere ¿verdad?.

Por eso, ustedes vienen de muy distintos lugares, muy lejanos, no tan lejanos y algunos cerca, acá prácticamente representado todo el país, faltarán algunas provincias, el otro día creía que no había nadie de Tierra del Fuego pero había una señora de Río Grande, que es Tierra del Fuego, y quiero que se lleven esa imagen, el Señor vino por todos nosotros, porque estamos enfermos, porque algo tenemos, porque no estamos bien, porque la pasamos muy mal en la vida, porque no nos fue siempre como quisimos y tenemos ahora una cara con la que aparentamos a veces estar hasta alegres pero en el fondo no lo estamos, porque hay tanto en nuestro pasado doloroso, tanto pero tanto. Pero yo creo que he recorrido bastante el mundo pero en ningún lugar he visto que se le ponga el oído, la oreja a la gente que tiene problemas, no, en general no, pero aquí el Señor vino para eso, para que uno le ponga el oído a todos los dolores que tienen los hombres, todos, hay mucha gente que viene aquí y jamás ha pisado un Templo ¿verdad?, y el Señor los trae, porque el que viene aquí no viene porque sí ¿eh?, Jesús los trae, los trae, Él lo dice siempre: ellos no vienen Yo los traigo. Y esto es un dato muy alentador para todo el que viene, ¿por qué?, porque si el Señor te trajo es porque quiere regalarte algo, darte algo o un montón, por eso aquí nos parece tan natural cuando todo el mundo se sana, bueno, todo el mundo habla de milagros, muchos los dicen, otros tienen vergüenza para hablar en público no lo dicen pero eso es lo que pasa. No quiere decir que nosotros no tengamos errores, no vamos a hacer como el que está en el Templo: yo no tengo errores, los otros sí, no, también los tenemos nosotros pero estamos siempre dispuestos a corregirnos, a perdonar si hemos ofendido, estamos dispuestos a que el sol salga para todos si algunas veces lo ocultamos, estamos dispuestos a pagar muy bien los sueldos si algunas veces no lo pagamos bien, estamos dispuestos en atender a toda la gente no importa el color de su piel, su raza, su profesión o lo que sea ¿mmm?, no estamos pidiendo nunca nada sino tratando de dar porque nosotros los seres humanos tenemos una tremenda necesidad, que nos den algo, un poco de afecto ¿eh?, un chiquito nomás, que se nos trate bien ¿mmm?.

Un ser humano, lo dije cincuenta millones de veces y lo repito, viviendo, psicológicamente les digo, es decir sabiendo lo que pasa en el alma humana ningún ser puede vivir sin afecto más de un mes, porque empieza a morirse por dentro, muchos de nosotros ¿no estaremos muertos por dentro ya?, y andamos disimulando muy bien con una cara pero estamos muertos por dentro porque hemos pasado más de un mes, a lo mejor muchos años de nuestra vida sin que nadie nos diera un poquito de afecto, a lo mejor incluso ya a lo mejor fuimos concebidos sin afectos, fuimos fruto de una noche de joda tal vez ¿eh?, tal vez hemos sido engendrados de mala manera, sin querernos, hemos sido llevados a lo mejor porque, a lo mejor nuestro padre le pegaba a mamá por ejemplo, a lo mejor a lo largo de todo el embarazo o más también las cosas no anduvieron bien y todo está en cada uno de nosotros.

Por eso al Señor le encanta haber acampado en este lugar junto con su Mamá, ¿por qué?, porque aquí pasa algo, que se los voy a referir en este ejemplo, que no por haber sido contado pierde vigencia, porque ustedes son siempre distinto, siempre, hay muy pocos repetidos, siempre son gente diferente: 2 hermanos trabajaban un campo, uno era soltero y el otro tenía 4 hijos, entonces un buen día el soltero dice: pero como puede ser, yo soy solo y él tiene 4 hijos y 2 son seis, no puede ser que el gane lo mismo que yo. Entonces todas las noches, despacito, se iba al granero ¿mmm? y sacaba de su montón trigo y cereal y se lo ponía en el montón del hermano, porque le parecía bien, le parecía justo, yo soy solo, ellos son 6 y así fue pasando el tiempo, hasta que un buen día los dos hermanos se encuentran en el camino, y dice: ¿qué haces vos acá?, lo mismo te pregunto: ¿qué hacés vos acá?. Bueno dice: yo pensé que como vos estabas casado y eran 6 en la mesa, yo sacaba de mi montón y ponía en el tuyo, uy dice pero yo venía a hacer lo mismo, porque pensaba: nosotros somos 6 pero él solo, pero nosotros comemos mucho más que él, entonces sacaba de mi montón y ponía en el tuyo. Es decir, los dos hermanos hacían el trabajo para el otro, nada que ver con nosotros ¿no?, bueno. Entonces, en ese momento mientras los dos hermanos están en medio de la noche, confesándose que los dos se iban a poner granos en el montón del otro, una voz se oyó que dijo: en este lugar tiene que haber un Templo, porque en todo lugar donde los hombres se aman tiene que haberse un Templo ¿mmm?.

Un día el Señor lo refirió a este lugar ¿no es cierto?, aquí los hombres se aman, aquí los hombres Yo los atiendo, todos se atienden, aquí debe haber un Templo, por eso a mi ni a ninguno de mi compañeros y a los que tienen responsabilidad dentro de la Iglesia y de la Fundación no nos importa absolutamente nada las opiniones de cualquiera, sea el Obispo, Sacerdote o el Papa, estamos tan contentos de seguir lo que dice San Pablo: que todo lo que diga la conciencia humana es lo que corresponde hacer y nuestra conciencia nos dice que en este lugar debía haber un Templo, ¿por qué?, porque es un lugar donde venimos todos que estamos en la cuneta de la vida y necesitamos de todos, sobre todo afecto, que se nos escuche, que se nos mire a los ojos, que no se nos falsee las cosas ¿mmm?, porque Jesús vino por nosotros, no por los que están tan bien y van de traje a visitarlo en las ceremonias, no, Jesús vino por nosotros.

Por eso, todo lo que se pueda decir, hablar o comentar ni siquiera nos roza ¿verdad?, porque estamos tan tranquilos con el Señor que acampó en este lugar con su Madre, ustedes no saben la emoción grande que es por la mañana temprano, yo me levanto siempre a las 06:00, ustedes dirán ¿a qué?, bueno tengo muchas cosas que hacer, yo veo que el Señor se anda paseando por el jardín, a veces saca algún yuyito, la Virgen también, mira una cosa, mira la otra, después no los veo, a veces están acá dentro, a veces Jesús está sentado aquí en la pileta, en la fuente ¿no?, y entonces me da una emoción muy grande, enormemente grande pensar ¿no es cierto?: ¿por qué el Señor acampó en este lugar?, ¿por qué?, tenía todo un mundo, de millones de personas y viene a acampar en este lugar y me viene a cuento lo que Jesús un día dijo: allí donde muchas personas o haya alguien que se ama debe haber un Templo, así de simple.

Por eso, este Evangelio de hoy nos hace ver que el Señor prefería los enfermos, las prostitutas, los cobradores de impuestos, toda la gente que tal vez nosotros decimos: de lo peor ¿verdad?, pero nadie es de lo peor, ¿por qué?, por una razón muy simple, todos somos creados a imagen y semejanza de Él y entonces todos somos pequeños diositos ¿verdad?, tenga el color de piel, la cantidad de plata que tengamos, si tenemos coche o no, o lo que sea ¿eh?, acá, gracias al Señor se habla otro idioma ¿verdad?, y si ocurren tantos milagros en este lugar es porque el Señor los ama, los trae de lejos para darle lo que necesitan; por ahí alguien dijo: si pero algunas veces alguno se muere, y no se dan cuenta que también la sanación es para morirse bien, cuando ya no hay más nada que hacer ¿verdad?, pero mientras haya un soplo de vida hay que luchar por la vida de las personas, más allá de los médicos, de los Sacerdotes, de los Obispos y del mismísimo Papa, que los amamos y los queremos pero ellos en su lugar, nosotros en el nuestro, cuando vengan aquí que se adapten a amar a los demás y ser amados ¿eh? porque sino se van a sentir tan incómodos en este lugar, tan incómodos, porque estamos repitiendo el Evangelio de hoy: ¿cómo, con todo lo peor se junta?, sí, Jesús se junta con lo peor, lo peor somos nosotros, por todo lo que nos pasa somos lo peor, pero Él vino al mundo justamente por lo peor, ¿quiénes son lo peor?, los que no tienen, los que no pueden, los que estamos enfermos, los que estamos en esta situación tan dolorosa y triste de vivir una vida a veces tan dura a lo largo del tiempo y del espacio ¿mmm?.

El Señor está muy contento con nosotros, por eso hace todo lo que hace, confíen ¿eh?, aquí el Señor, desde que yo comencé a hablar está parado delante de ustedes y la Virgen ya ha pasado por cada uno de ustedes dándole la bendición.

Esta mañana cuando apenas me había levantado, vine a abrir la Capilla, eran las 06:00 y algo, llegó un grupo de personas desde muy lejos, muy lejos, toda una vida destruida, hijos muertos, personas que se suicidaron, otros con cáncer, otros que quisieron… (se dio vuelta la cinta)…, y yo pensaba: nunca se encontraron con algo que dijo: sanemos la herencia de toda esta gente, basta, esto es una maldición constante, ¿con quién estaban conviviendo en este momento?, con una mujer que se quiso ahorcar y no lo logró y quedó como quedó, con otra que perdió tres hijos y el que tiene, tiene un terrible problema del corazón, la otra que tiene un cáncer, el otro que está paralítico en una silla de rueda y la mujer está en cama postrada, pero che, entraron al mundo por la puerta de atrás, pero yo pienso: nunca nadie les acercó una palabra de afecto a esa gente y dijo: basta con esta maldición que viene a lo mejor de tiempos inmemoriales. Llegaron temprano ¿no?, yo dije: Señor ¿por qué a esta hora?, sonrió el Señor y no dijo nada, y después me cuentan, y me contaron algo de toda una vida destruida, ¿podemos empezar de nuevo?, claro querido, podemos empezar de nuevo y les hablé como se le habla a un chico: bueno basta de saltar el alambrado porque tu mujer no se merece que le ponga los cuernos hermano y vos tenés que hacer esto y vos lo otro y todo va a ser mejor, todo va a andar muy bien.

Porque el Señor lo quiere, el Señor está aquí con nosotros ¿mmm?, este es un lugar donde Él está siempre entonces es Sagrado ¿verdad?.

El Evangelio de hoy es muy hermoso ¿mmm?, pensémoslo: no vine por los sanos, vine por los enfermos, los sanos no necesitan médicos, los enfermos sí, claro, claro.

Nos ponemos todos delante del Señor, no importa qué pasa dentro de nosotros, a lo mejor tenemos todo lo peor, a lo mejor creemos que tenemos lo peor y somos muy grandes de buenos, no importa eso, el Señor lo sabe, lo vio, Él ya sabe todo, no te pongas a pensar que tengo la culpa de esto, que me mandé tres abortos, que esto, que lo otro, de paso si hubo algún aborto lo bautizamos y listo y se terminó, bueno, no, no pensemos en nada, así nos ponemos delante del Señor, espiritualmente como vinimos al mundo ¿eh? y le decimos: Jesús, mirá, esto somos nosotros, mirá, pobres, precarios, no tuvimos nunca afecto y cuando nos dieron fue de a pedacitos nomás, nunca fuimos felices, sufrimos siempre, pasamos hambre, hambre de pan y hambre de amor, siempre pasando hambre Señor. Mirá, me trajiste acá Jesús, por algo debe ser ¿eh?, yo estoy convencido de que por algo debe ser, entonces así desnudito me pongo delante tuyo y te digo: mirá, aquí estoy, vos ves muy bien, todo lo que me está pasando, cada uno le dice lo que le pasa ¿eh?, cualquier cosa porque para algunos es mucho tener un juanete o un cayo, para otros es mucho tener un cáncer, que se yo, para cada uno el dolor es el dolor, cada uno le duele su propio dolor.

Pero así como somos y como estamos, con todas las cosas que nos pasó siempre, con todo lo que vivimos, a veces bien, a veces mal, a veces más o menos, no importa, nada, nada, todo eso Jesús dijo tan claramente: Mi Misericordia alcanza para todo, no pensés lo malo que hiciste porque Yo ya te lo perdoné, lo que quiero es tenerte a vos, te quiero a vos, se está dirigiendo a cada uno de nosotros, tenernos, porque Él nos quiere amar, somos sus hijos, nos creó a su imagen y semejanza, sí señor.

Así estamos delante tuyo, hoy y siempre, nos trajiste Señor, por algo debe ser, no sé, vos sabrás Señor, es tanto Señor lo que necesitamos de vos, pero todos los días podemos empezar de nuevo, no importa los años, no importa nada, incluso más todavía te digo Señor, todo el sufrimiento que pasé, las cosas que viví, los temores que tuve, la falta de comprensión que siempre me abrumó, todo, mirá te lo doy todo, te lo regalo Señor, te lo regalo para que vos hagas con eso mucho bien, no sé a quién, ni me interesa saberlo, hacé con eso mucho bien Señor, porque yo sé que vos aceptás que yo te de todo mi sufrimiento Señor, porque no te voy a discutir a vos qué es sufrir porque vos la pasaste muy mal también, las pasaste muy mal, vos sabés todo Señor, aquí estamos, tomá de nosotros todo lo que se te ocurra pero te pedimos humildemente que hagas una limpieza bárbara en nuestra vida, limpieza de todos los dolores que pasamos, de todas las cosas que sufrimos, Señor, tendríamos que hacer un paquete y entregarnos entero a vos.

Hay una cosa rápida que resolver Señor, mi enfermedad, cada uno dirá ¿no es cierto?, pero no solamente es enfermedad un cáncer, también es enfermedad el egoísmo, el orgullo, la soberbia, también es enfermedad pegarle a la mujer ¿no es cierto?, también es enfermedad tratar a los hijos muy mal, también es enfermedad no darle consejos a los hijos para que sean hombres de bien y personas de bien el día de mañana y hoy también.

Todo Señor mirá, yo no es por una cosa nada más que vino sino por todo, por todo, todo Señor, hice muchos kilómetros para llegar hasta acá Señor y yo sé que vos prometiste: nadie se vuelve como vino y los hechos de todos los días nos están demostrando que es así, que es así.

Aquí Señor podrás encontrar muchos defectos pero como vos decís: donde abundan los defectos sobreabunda la gracia, que esto sirva para todos, si vos ves que tenes muchos defectos en tu vida, pensá, Jesús dijo: donde hay tantas cosas que no son buenas sobreabunda la gracia. Él nos creó, Él sabe todo, qué nos vamos a poner a decir: mirá, esto me parece que a lo mejor, no, no, todo Señor para vos. Nos encanta Jesús que estés ahí adelante y nos encanta también que la Madre haya pasado por cada uno bendiciéndonos, tal vez sea la mejor y la más grande experiencia de nuestra vida, es posible, porque que la Madre te de la bendición en la frente no es una cosa tan simple ¿no?, que yo sepa, por lo menos ¿mmm?, y que el Señor te esté mirando a los ojos.

No vine por los sanos sino por los enfermos, vino por nosotros: tan cerca de mí…. A ver con más fuerza, que salga del corazón: tan cerca de mí….

Está aquí y vamos a hacer un esfuerzo para cerrar los ojos y esperar que pase por nosotros sanándonos, por eso le decimos: el Maestro de Galilea va pasando ya….

Sí señor, nosotros

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