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Oración del 11 de Enero de 2006 (1º)

Entonces basta ya de culpa, culpa por esto, culpa por lo otro, culpa porque no se hizo esto bien, culpa..., no, no, no, no es Jesús el Señor de las culpas, no, Jesús es el Señor del amor, si a veces hemos hecho alguna cosa que no estaba bien, pues bien se la ofrecemos al Señor y adelante.

Oración del 11 de Enero de 2005

Habla Artemio:

Iniciamos nosotros, nos ponemos delante de Él con toda nuestra devoción con la que nos alcanza, ni más ni menos, poca o mucha, no tenemos que mirarla nosotros sino Él es el que la mira, nos ponemos delante de Jesús y le decimos así simplemente: mirá Señor, yo he recorrido muchos kilómetros para llegar a este lugar, donde me avisan que rezando tal tipo de cosas se consiguen las Indulgencias Plenarias, que es una protección muy grande y una remisión de todas las cosas malas del pasado, es decir un borrón y cuenta nueva ¿mmm? y también me informan Señor que continua el Año Santo, el que terminaba el 31 de Diciembre continua por tiempo indefinido, para el Señor Año Santo significa año de muchas gracias y muchas bendiciones, ¿y por qué todo esto?, ustedes dirán: siempre nos hablaron de que el Señor nos exige esto, nos exige lo otro, tenemos que portarnos bien, tenemos que hacer tantas cosas para lograr que Él nos mire y nos tenga en cuenta, ¿qué es lo que ocurre?, ocurre que el Señor, el principal atributo que tiene es el de la Misericordia y Jesús define a la Misericordia como el amor obrando ¿verdad?, entonces que nadie espere en este lugar y no debería esperarlo de ningún lugar ¿no?, que el Señor le salga con un domingo siete pidiéndole cosas, exigiéndole otras y que haga esto..., no, no, no es eso lo que el Señor de la Misericordia, Él dijo, se lo dijo a Santa Faustina y lo dijo aquí también: “soy el Jesús de la Misericordia, el que todo lo comprende, todo lo entiende, todo lo sabe y todo lo perdona” ¿mmm?. Entonces basta ya de culpa, culpa por esto, culpa por lo otro, culpa porque no se hizo esto bien, culpa..., no, no, no, no es Jesús el Señor de las culpas, no, Jesús es el Señor del amor, si a veces hemos hecho alguna cosa que no estaba bien, pues bien se la ofrecemos al Señor y adelante ¿no?, eso de vivir siempre con culpas y culpas por esto, lo otro, lo de más allá, que si cumplí con esto, si no cumplí, si cumplí, si no cumplí, eso es lo que pasaba en el Antiguo Testamento: “es decir cumplir con la ley por cumplir”, noo, el Señor a través de la fe nos trae que nosotros hagamos las cosas por amor no para cumplir, para cumplir las cosas no sirven, no dan resultado porque se hace por obligación, lo que vale es el lenguaje del amor ¿verdad?.

Entonces, aquí en la pampa gringa acampó el Señor de la Misericordia junto a su Mamá, vos dirás: ¿pero en otros lados no es lo mismo?, y sí, Jesús es siempre el Señor de la Misericordia porque es su principal atributo, que muchos lo hayan olvidado es problema de ellos pero el Señor es Señor de la Misericordia, es el Señor que perdona, el Señor que siempre te está diciendo: empezá de nuevo, es el Señor que te dice: no tenés que morirte por enfermedad, tenés que morirte de viejo, ¿por qué?, porque la enfermedad es un desorden y Yo vine a poner orden ¿mmm? y fíjense ustedes que hasta la misma ciencia está luchando para encontrar qué cosas hacen que el hombre envejezca para incluso darle una vida muy larga, como tenían en otros tiempos, cuando no había medicamentos ni nada y sin embargo las personas, como decía el Profeta Isaías setecientos veinte años antes de Jesús: “morirse de cien años es una injusticia y una maldición”, porque es morirse muy joven, entonces ¿qué pasa?, ¿por qué ya cuando empezamos a cumplir años empezamos a hacernos problema?, es algo que nos fueron metiendo en la cabeza ¿verdad?, es una pena ¿eh?, el Señor quiere que nos muramos de viejos, no por enfermedad, ni por accidentes ni por nada, el Profeta Isaías cuenta que en su tiempo las personas cumplían mucho más de cien años, los chicos no estaban mal alimentados ni eran desnutridos y las personas vivían así en esa santa paz y que yo sepa no había ni antibióticos, ni rayos, ni drogas ni nada por el estilo ¿eh?, nada, entonces ¿qué pasa?, quiere decir que dentro de la naturaleza algo o un montón se desordenó ¿verdad?, algo está desordenado.
Jesús por eso Él nos dice: denme todo lo que ustedes tienen, todas vuestras preocupaciones, vuestras angustias, vuestros dolores, vuestras enfermedades que Yo las voy a sanar.

¿Y qué es lo que me dice la experiencia de tantos años en estas cosas?, la experiencia me dice que se muere aquél que quiere morirse, el otro no, no, directamente no y sobre todo cuando también los familiares no quieren que uno se muera, ustedes dirán: ¿por qué uso tanto esta palabra?, porque Jesús dice que no existe, es un cambio de estado la muerte, que no existe la muerte, porque la vida continua.

Ahora bien, Él quiere que vivamos, pero que pasa, los que hacen sanación, los médicos, los laboratorios que hacen remedios y los otros y los otros y los otros, todos nos meten en la cabeza: tres meses, dos meses, cinco meses, hay que esperar cinco años, tres años, no, nada que ver, nada que ver, cuando uno empieza a hablar el lenguaje de Jesús hay que dejarse de pensar en todas esas cosas ¿eh?, hay que dejarse de pensar en eso, yo me acuerdo que hace unos cuantos años ya un día vino aquí un médico, que actualmente pueden hablar por teléfono para ver si es cierto lo que les digo, que es director del Hospital de Ucacha aquí en la provincia de Córdoba, tenía a su padre en vida vegetativa ya hacía más de..., no sé, pero supongo que dos meses y bueno, ya estaba pensando él: desenchufen todas las cosas porque ya no se puede mantener la vida de este hombre, bueno trajeron simplemente unos parientes una fotografía y al día siguiente ese hombre de apellido Matos, pueden averiguarlo, está en la guía telefónica ¿eh?, Ucacha, Córdoba ¿no?, ese hombre empieza a vivir porque estaba en vida vegetativa pero cuando el hijo llega a Córdoba, médico, el padre estaba sentado en la cama, más aún les digo, con una Biblia en la mano, cosa que el nunca había creído en nada ¿verdad?. Esto es uno de los miles de ejemplos que podría contarles, ahí no influyó la fe de él sino la fe de otras personas ¿eh?. La cuestión es que ese hombre todavía vive ahora y esto pasó hace siete años, al principio andaba con muletas porque no se tenía, después con andador y al año empezó a manejar el coche tranquilamente.

Tienen un nombre, Matos, Luis Matos, tienen..., saben que vive en Ucacha, provincia de Córdoba, es cuestión de discar el número del Hospital, él es el director del Hospital, averígüenlo, porque este mundo está tan lleno de chantas que ustedes la primera vez que lo ven a uno no tienen por qué creerle ¿no es cierto?, pues bien, averígüenlo ustedes a ver que pasó con este hombre, después aparecieron otros problemas, se había gastado todo el dinero, todas las propiedades que tenía por la enfermedad y evidentemente que estaban un poco preocupados pero también esos problemas se fueron solucionando y todo sigue muy bien ¿verdad?. Entonces, digo estas cosas ¿para qué? para ver incluso que cuando alguien no tiene fe porque está ya inconsciente como este hombre ¿mmm? y alguien piensa en él realmente con deseos ¿no?, pues bien ocurre.

Por eso, llenos de esa esperanza, llenos de ese convencimiento de que si el Señor nos ama nos da todo lo mejor ¿verdad? y que si uno se hace la idea de lo que le dicen muchos seguramente va a terminar mal, pero si uno se aferra con todas las ganas a la palabra del Señor puede estar seguro que se va a sanar, con total seguridad ¿mmm?, con total seguridad, cuando alguien no se sana es porque se entrega, porque dice: y yo ya no, y el médico dijo, y a mi edad, esos son todas palabras que no son del Señor, cómo a mi edad, ¿quien dijo la edad que tenemos que tener?, cómo que el médico lo dijo si los médicos también se equivocan, son santos varones pero también se equivocan ¿verdad?. Y los Sacerdotes muchos de ellos, la mayoría no cree en milagros, están formados así y bueno recemos por ellos para que no sean tan aguafiestas de la gente ¿no es cierto?, pero nosotros no pensemos en lo que diga este, el otro y el otro, o el otro, entendámonos con Jesús, “Yo soy la resurrección y la vida quien cree en mí vivirá, Yo soy la Luz del mundo dice Jesús, quien me sigue no anda en tinieblas”, pues bien, dejemos todos esos aboreros y esos que siempre tienen tendencia a pensar mal ¿verdad?, siempre tienen tendencia a pensar mal mucha gente. Nosotros nos tomamos de la mano de Jesús para avanzar y vos dirás: claro, pero usted no la pasó fea, nunca, ¿ustedes no saben que en Junio del año pasado yo me he muerto y volví?, eso está comprobado, entonces no me digan nada a mí porque les puedo contar todo lo que pasa del otro lado también ¿eh?, seguramente el Señor me lo regaló para que pudiera contarlo ¿no?, está comprobado eso por los médicos. Ninguna persona puede pasar más de uno o dos minutos sin sangre en el cerebro, yo estuve más de quince y sin embargo creo que estoy muy bien.

¿Esto por qué lo digo?, porque a veces dicen: claro, teóricamente las cosas, no, no, teóricamente nada, yo lo he vivido en mi propia carne, en mi cuerpo y en mi alma pero tenés que volver dijo Jesús, porque del árbol que voy a cortar todavía no sembré la semilla, asi que volvé nomás ¿mmm?, así fue, por eso estoy aquí para contárselos y para darles esperanza a ustedes ¿eh?, porque nada mejor que las experiencias personales, nada mejor... (se interrumpe la grabación) ..., usás la que quieras, me parece muy bien ¿sabés por qué?, porque esa la usa Jesús entonces te va a venir de diez a vos, ¿todavía tenés mucho dolor?, bueno, bueno, ¿ahí estás mejor?, ¿y por qué no me lo dijiste?, bueno, no querido por qué gracias, al contrario, Jesús debe estar muy contento que te sentaste en el lugar que se sienta Él, además ese sillón ¿sabés quien lo trajo?, un señor que tuvo un accidente cerebro vascular, era lo único que tenía en su casa porque después se fue a un geriátrico, la esposa lo abandonó, los hijos estaban lejos, lo único que le quedaba era ese sillón y dijo: se lo llevo al Señor, y lo trajo, por eso desentona un poco ese sillón lujoso acá dentro ¿no? pero era lo único que tenía un hombre de Oliva provincia de Córdoba, bien.

Le vamos a decir al Señor con todas nuestras ganas y nuestra fuerza, después rezaremos si queremos y sino no, porque el Señor no nos anda contabilizando las cosas, Él es darse continuamente, no anda midiendo: me das, te doy, te doy, me das, noo, Él es la generosidad total, Él no te anda midiendo las cosas que te concede, Él es generosidad pura, es el amor que está siempre obrando por eso uno puede decir con tanta confianza: Jesús, Señor de la Misericordia ten compasión de mí, en la hora más serena de nuestra noche o más dolorosa, levantemos nuestra voz y digamos: Jesús, Señor de la Misericordia, ten compasión de mí y a lo largo del día y del tiempo para pedir o para agradecer: Jesús de la Misericordia ten compasión de mí...

Se corta la grabación..................

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