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Mensaje del 23 de Enero de 2003

Como ustedes pueden ver, ante una lámpara encendida hay montones de opiniones, pero son las menos aquellas que agradecen la Luz que les está orientando el camino.

Mensaje del 23 de Enero de 2003

Habla Artemio:

Hoy es 23 de Enero de 2003.

Jesús siempre dice que es bueno ver el Santo del día, por algo está puesto ¿no?. Bueno, muy bien vamos a esperar a ver al Señor, mientras tanto hacemos una pequeña invocación.

Señor Jesús, los hombres vamos y venimos, decimos, alardeamos, mostramos una actitud u otra, a veces parece que somos chocantes, a veces parece que somos demasiados timiduchos, a veces surge en nosotros el orgullo y la soberbia, otra vez, otras veces surge la timidez y la autoestima por el suelo Señor y vos debes mirar todas esas formas nuestras de reaccionar Señor, porque vos no ignoras que si uno comió una milanesa el estómago necesita mas sangre para digerirlo y los intestinos y entonces uno tiene menos sangre en la cabeza y no está tan lúcido. En una palabra uno tiene que confiar Señor en que vos entendés siempre todo, que si a veces uno no está tan luminoso ni filoso ¿mmm? en tus cosas, es porque tal vez, o bien no comió lo que correspondía o bien, o bien… puede ser por tantos motivos, tantos motivos, de todas las formas Señor, uno siempre tiene defectos, carencias, uno siempre funciona como imperfecto Señor y entonces atendiendo todo lo que leímos hoy y la Sagrada Escritura, uno comprende que tiene que aceptar todas esas limitaciones que tiene, que uno no puede estar brillante si comió milanesas o una tortilla de papas muy suculenta de huevos, evidente Señor, por supuesto.

Por eso Señor, te pedimos disculpas porque no siempre o casi nunca, estamos a la altura de las circunstancias y no siempre estamos a la altura de lo que vos te mereces, eso es cierto Señor, pero tan grande es tu Misericordia Señor, que hace salir el sol y caer agua del cielo sobre santos o pecadores, sobre justos e injustos, sobre buenos y malos, sobre todos.

Esa es nuestra realidad Señor, esa es nuestra realidad, esa realidad que a veces se muestra hasta cruel y despiadada con nosotros, que no hace más Señor que corroborar lo que decía San Agustín: cuántas veces reaccionamos con alguna parte de nosotros que realmente no nos parece que sea cristiana, y es cierto Señor, porque el inconsciente está tan mezclado de cosas, hay almacenado tanto ahí adentro que nadie está libre de cometer actos santos o actos brutos, de estar…, es decir parafraseando a San Agustín, uno puede comprobar que es cierto eso que hay tantas formas nuestras de reaccionar en tantas oportunidades que no nos parece realmente que salen de vos, aunque uno crea firmemente que vos estás en todo y uno realmente te ama Señor y hace tantos Siglos que San Agustín lo dijo y sin embargo todavía nos parece extraño cuando a veces tenemos reacciones que son opacas, reacciones tontas, tímidas, a veces nos parece que amamos tremendamente y no amamos Señor y a veces nos parece que no amamos y estamos amando de veras.

Es decir, allí esta siempre lo que pudo ser la cultura en nosotros, la educación o lo que sea, controlando siempre la salida de las cosas del inconsciente, fiscalizando para que lo que salga sea lo justo y lo adecuado, pero cuando uno a veces se enoja, o está triste o que se yo, entonces ocurren cosas que parecen totalmente desconocidas para nosotros. Por eso Señor, de alguna forma somos responsables de esas cosas que no nos gustan y que a veces hacemos, claro, el problema es que a veces queremos ratificar aquello en lo cual vemos que estamos equivocados, o fuimos flacos, o fuimos indiferentes o no te amamos como vos debías, como vos debías ser amado Señor y por otra parte Señor a veces uno te declama: ¡te amo Señor, te amo Señor, te amo!, y lo que vos estas buscando Señor que uno como criatura te abra el corazón para que vos lo ames a uno.

Esa es la realidad Señor, a veces insistimos: ¡cuánto te amo Señor, cuánto te amo Señor!, y lo que debería ser es decir: Señor ten piedad de mi, ten piedad de mi Señor, te abro mi corazón para que vengas a el y lo ames, con toda tu fuerza y poder porque el amor chiquitito que yo te puedo dispensar Señor no es nada al lado de todo el amor que vos me podes dar. Pero a veces insistimos: ¡te amo Señor, te amo Señor, estaría dispuesto a dar mi vida por vos Señor!, y muchas veces hacemos el ridículo como Pedro: ¿me amás Pedro?, Señor cómo no te voy amar, si vos sabes que te amo, y vemos en que terminó todo eso ¿mmm?.

Entonces mas de una vez Señor, cuando decimos y queremos convencerte a vos de que te amamos, lo ideal será decir: Jesús ten piedad de mi, estoy huérfano si vos no sos mi padre, estoy solo si vos no estas en compañía, estoy triste si vos no estas en mi para alegrarme, estoy sordo si vos no estas en mi para destaparme los oídos y ciego si no puedo ver. Esa es la realidad del hombre, cuando mas dice: te amo Señor, tantas veces es la mejor manera de darte a entender que no te ama y que en el fondo, ellos como queriendo tapar con eso su vacío interior Señor.

Me distraje un poco Señor, viendo si se esta grabando bien o se está grabando mal, pero no toco no sea que se apague.

Bueno, Señor estamos contentos porque estas aquí otra vez con nosotros, junto a toda esta gente que te acompaña siempre. Todos Señor están expectantes porque esperan tu palabra Señor, yo también Señor después de ocho años sigo tan expectante como el primer día Señor, porque uno sabe que vos tenes palabra de vida eterna y uno de una forma u otra esta buscando siempre eso, perdurar a través del tiempo.

Te escuchamos Señor.

Se hace una pausa…

Habla Artemio:

En este momento en que estamos en silencio el Señor me esta diciendo algunas cosas en privado.

Dice Jesús:

Cuando un hombre enciende una lámpara, lo dije tantas veces ya ¿no?, pero todas las veces en un sentido renovado, cuando un hombre enciende una lámpara no es para ponerla debajo de la cama, ni debajo de la mesa, ni para ocultarla sino para mostrarla. Ahora, los demás que pueden pasar por ahí pueden tener la actitud más diversa, diversas, respecto a la luz de la lámpara; alguien puede decir: está alardeando porque encendió la lámpara, otros pueden decir: se ve que puede porque sino no andaría, se ve que puede porque sino no andaría encendiendo, otros dirán: pero son pocos en esa casa para tanta luz, otros dirán: que valor tiene al fin y al cabo una lámpara, si la noche está muy oscura. Es decir, hay tantísimas opiniones respecto a una lámpara encendida y por supuesto está aquel también que en silencio dice: gracias Señor porque con esta luz, que no importa si es chica o grande, pero esta luz me ayuda a que yo no tropiece, no me caiga o me haga daño.

Como ustedes pueden ver, ante una lámpara encendida hay montones de opiniones, pero son las menos aquellas que agradecen la Luz que les está orientando el camino. Es decir, cada hombre enciende la lámpara que tiene a mano, algunos no tienen lámparas a mano para encender, ya las tendrán y otros encienden lo que tienen a mano, por pequeña, grande, mediana, pero en todo caso tal vez no importe la intensidad de la luz sino que importa que esa Luz hace que el peregrino, que el viajero que pasa por ahí, no tropiece, no se caiga, no rompa las cosas que lleva en sus manos y también es posible que en su corazón haya un latido de agradecimiento diciendo: que hermoso es encontrarse en el camino con una lámpara. No sé, su Luz puede ser opaca, insuficiente, pero en todo caso ayuda para no tropezar, para no caer en el barro, para no perderse en la noche.

Por eso Mis queridos, Yo les invito a que, como hice otras veces, cada uno encienda su lámpara, no piense lo chiquita que puede ser, si da un montón de Luz o un poquitito, lo esencial es encenderla y ponerla en un lugar lo suficientemente cómoda como para que los peregrinos no se desorienten y puedan seguir por su camino.

Mis queridos los invito a todos a encender su lámpara; ¿y cómo es la actitud del hombre que enciende la lámpara?, es aquel que en cada momento, en cada situación, en cada circunstancia tiene la palabra oportuna, es decir la Luz oportuna, como para… como para guiar a los otros. Nadie considere que su Luz es insuficiente, que es chiquita, que sirve de poco, no, ¿saben por qué no debe preocuparles eso?, porque el aceite de la lámpara la pongo Yo y Yo me diré, en todo caso, la cantidad de Luz que produce en base al aceite que le di. Nadie considere que es poca su Luz, porque poca o mucha, sirve siempre para guiar a sus hermanos en el largo camino a la casa del Padre.

Entonces, lo fundamental no está justamente, lo fundamental no está justamente en la cantidad sino en la intención de encenderla, es decir en que una palabra o mil palabras pueden tener el mismo resultado según como se la dice, con toda la caridad que se le dice y con todo el respeto y consideración que se la dice, así es.
Rebobinando les digo, cada uno no se preocupe del tamaño de la Luz, porque el aceite lo pongo Yo y a veces puede dar más orientación la simple Luz de un fósforo, que una llamarada, ¿saben dónde está el secreto?, en que la Luz aparezca en el momento oportuno y el momento oportuno solamente es posible que Yo lo otorgue. Pero no se entiende, dirán, sí se entiende Mis queridos, si ustedes están disponibles siempre, siempre disponibles, Yo haré encender en ustedes la lámpara, o la palabra justa y adecuada, que el hermano está esperando o necesita para seguir en el largo camino de la noche hacia el alba, hacia la casa del Padre. Cuántos seres necesito que estén disponibles para que Yo pueda prender en ellos la Luz, es decir hacerle pronunciar palabras de vida.

Habla Artemio:

El Padre Pío levantó la mano, como hacen los chicos en la Escuela, porque el quiere decir algo. Pues veamos Padre que es lo que intentas decir vos.

Dice el Padre Pío:

Mi querido hermano, yo soy mísero de pobre pero doy consejos, pero no me importa cuantos faroles se dice sino con la intención, la intención que, que ese farol…; trato de expresarme lo mejor posible pero me cuesta bastante hablar en castellano, pero ustedes tienen que partir de una base, nunca piensen si lo mío vale mucho o vale poco, mas ustedes piensen, si soy creatura de Dios, entonces lo mío vale, entonces como ha dicho Jesucristo: “el fuego de la lámpara no se mide por el tamaño, sino por el aceite que tiene el óleo que Nuestro Señor coloca en nuestra conciencia”. En muchas veces un farol lleno de amor, es más que un montón que no tiene contenido, que no tiene sentido.

Mas, hay una cosa que él piensa seguido, que a veces el carácter de uno puede variar según la hora del día, según el cansancio, según los trabajos, según tantas cosas. Yo parto siempre de una base sólida y así lo hice en toda mi vida, si estoy con el Señor, si yo me he entregado plenamente a Él, si yo he rendido mi voluntad al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo ya no debe preocuparme que sale de mi boca, porque Dios me asegura que lo que salga estará bien. ¿En esto hay alguna norma, alguna guía para decir cómo el hombre debe reaccionar ante tantas cosas que pasan diariamente?, no, cuanta energía gasta el hombre a veces para impresionar como natural y pero en su corazón hay un torbellino de ideas, tampoco es cuestión de andar ventilando todas las cosas pero es importante llegar a la conclusión que eso es el hombre, un montón de reacciones diferentes según las cosas diferentes que tenga delante de el. ¿Quién ha dicho?, ¿quién ha dicho que lo necesario es ser siempre diferente?, ¿quién lo ha dicho?, hay que ser siempre igual, ¿quién lo ha dicho?. En castellano creo que se dice cuando uno esta de una forma y obra de otra, creo que se dice: hipócrita, entonces tampoco es cuestión de mostrarse tan cambiante pero la reacción puede ser de muchas maneras, muy deforme, según las situaciones que se presenten en cada caso, mas yo pienso que ese es el hombre, no aquél que esta siempre como en una situación para que le saquen una foto, noo, el hombre debe ser natural en base a todo lo que siente, en base a lo que cree, en base a todo lo que le está pasando. ¿Es cuestión de que nuestra boca diga cualquier cosa?, no tanto, pero tampoco andar fingiendo una situación, que lo único que logra es gastar fuerza, energía, para hacer mas cosas.

Por eso en mis biografías se habla bastante de mi carácter cambiante, de mi forma de ser un poco a veces un poco difícil, pero yo siempre dije: prefiero mostrarme así como soy y no estar fingiendo una situación que no es, mas si me golpeo una pierna no puedo estar sonriendo tanto si me duele que no aguanto, ya tendremos oportunidad para reírme y estar contento pero mientras tanto tengo que hacer caso a mi dolor. No es otra cosa el hombre, otra cosa es una figura que va mostrando como los artistas, fingiendo un papel como en una obra que representan, hay que ser como dices, se dice en castellano: genuino, auténtico, en todo, no sirve de otra manera. Mas si yo amo a alguno y quiero decírselo se lo digo o se lo expreso de la forma que me parezca bien y si su cara o su forma de ser no me gusta tanto, no tengo porqué andar fingiendo una situación que no siento ¿mmm?, no por eso dejo de quererlo como un hermano, pero no seamos traidores de nuestra forma de ser.

Esto viene bien para vos mi querido, porque muchas veces te he visto que te cuestionas tus reacciones y no hay necesidad. Querido mío yo te deseo tanto bien por eso te digo todo esto, por eso, no sabe cuanto bien te deseo, no sabe.

Paz a todos.

Amén.

Fundación Jesús de la Misericordia y Corazón Inmaculado de María  |  Aprobada por Res. 139 A - Gob.de Córdoba – Sec. De Justicia – Dir.de Ins.de Pers.Jur.  |  Dirección: 9 de Julio 1162  |  Teléfono: 03537 – 431197 - 2553  |  Justiniano Posse – (Cba.)

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