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Mensaje del 28 de Noviembre de 2001

No hay pequeñas o grandes cosas, lo grande o lo pequeño lo digo Yo, Mi Padre y el Espíritu Santo, es decir, La Trinidad.

Mensaje del 28 de Noviembre de 2001

Habla Artemio:

Señor, a pesar de que a veces hablamos de nuestros hermanos no por eso dejamos de quererlos. Una cosa es la persona, otra es el error. A la persona se la quiere siempre y lo que no se quiere es el error; además Señor me acuerdo de aquella parte del Evangelio en la vos decís que si los discípulos no son bien recibidos en algún lugar que se retiren del mismo y que al salir sacudan hasta la tierra del calzado….

Uno siempre tiene miedo de ofenderte, Señor, y uno no habla todo lo que tendría que hablar, por eso me gustaría que respondieras a esto.

Dice Jesús:

Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, quien me sigue no anda en tinieblas.

No tengas miedo de ofenderme porque emitas una opinión sobre alguien.

Todos los hombres tienen derecho a decir las cosas, siempre que se las diga con amor, con caridad; de lo contrario no tomarían partido de las situaciones que ven . Si algo no está bien con todo el amor díganlo, esto no está bien. Si la conducta de alguien les resulta hipócrita, falsa o algo por el estilo, hay que decírselo a la persona porque se le da la oportunidad de hacer la descarga y si tiene humildad, rectificar su conducta. Me parece ideal lo que hiciste esta tarde con una persona; aclarado todo nació una relación hermosa. Ustedes dirán, mientras el mundo padece cosas terribles, el Señor se entretiene dando un pequeño consejo… Mis queridos, las grandes cosas comienzan por las pequeñas, y los grandes consejos son también los pequeños consejos. Nadie está autorizado a decir qué es grande y qué es pequeño, porque la valoración que hacen los hombres de los hombres, siempre es relativa, no la es cuando está inspirada por el Espíritu Santo, sino que se ajusta a la verdad pero siempre hay que guardar prudencia porque no sabemos si el Espíritu Santo está siempre presente en nosotros.

No hay pequeñas o grandes cosas, lo grande o lo pequeño lo digo Yo, Mi Padre y el Espíritu Santo, es decir, La Trinidad.

Además los hombres nunca llegamos a conocer plenamente algo porque las intenciones son siempre tan subjetivas e inaccesibles para cualquiera, entonces prudencia en todo… pero no privarse de decir las cosas que necesitan ser dichas, porque se da a los demás la posibilidad de rectificar o certificar lo dicho o su vida o su conducta.

Mis queridos, si tuvieran un amor grande y generoso como Yo les pido que tengan, no se equivocarían. Los que administran la justicia lo hacen sobre lo que ven o imaginan, por eso la justicia de los hombres es tan precaria y tan relativa. Y aunque algo se vea, hay que pensar también que por la herencia muchos seres están como programados a proceder de una manera. Tener en cuenta siempre que nadie es malo por si mismo, salvo que esté oprimido o poseído por el demonio, pero ya no es la persona, es el demonio.

Quién sabe qué genes había en el tatarabuelo, o más lejos aún, y que el hombre hereda. ¿Se dan cuenta la necesidad de Mi Misericordia para con los hombres?. ¿Se dan cuenta de la necesidad de Mí Misericordia hasta en los extremos más lejanos de los continentes?. Porque el amor es el que entiende, es el que comprende, el amor no se equivoca nunca.

¡Yo soy el Señor de la Misericordia! . ¡Estamos en la Era de la Misericordia!. ¿Podemos hablar de otra manera?.

Amén.

Fundación Jesús de la Misericordia y Corazón Inmaculado de María  |  Aprobada por Res. 139 A - Gob.de Córdoba – Sec. De Justicia – Dir.de Ins.de Pers.Jur.  |  Dirección: 9 de Julio 1162  |  Teléfono: 03537 – 431197 - 2553  |  Justiniano Posse – (Cba.)

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