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Mensaje del 26 de Abril de 2000

Bien dijiste antes que la puerta de entrada para llegar hasta Mí son el pasar o es el pasar a través de los que están en la cuneta de la vida y como decía un gran Santo: nadie entra al Cielo si no trae el certificado de buena conducta de los pobres, pobres son aquellos que todo lo esperan de Dios y nada de sí mismo y pobres también son aquellos que nada tienen, nada pueden, nada saben y por nada pueden luchar.

Mensaje del 26 de Abril de 2000

Habla Artemio:

Hoy es 26 de Abril del 00.

Te estábamos esperando Señor para que nos des tu Mensaje.

Dice Jesús:

Entre Mi Padre que es la ley y el hombre, estoy Yo que soy la Misericordia, dispuesto a comprenderlo todo, amarlo todo y a perdonarlo todo.

Si alguien dijera otra cosa no estaría hablando de Mí.

Es hermoso que en este domingo de la Misericordia su Santidad eleve a los altares a Sor Faustina, María Faustina, su Santidad no pudo haber elegido un día mejor como un prologo para el Tercer Milenio; al elevar a la Beata Faustina a los altares como Santa está ratificando todo lo que Yo le dije a ella en las Revelaciones como Jesús de la Misericordia y como también repetí tantas cosas acá sobre la era de la Misericordia, es decir, todavía no son los tiempos en que vendré con gran poder y Gloria para llamar a los justos a vivir eternamente con Mi Padre, mientras tanto estoy siempre dispuesto a comprenderlo todo, amarlo todo y perdonarlo todo, mientras más difícil sea un problema, mientras más grande sean los pecados, mientras más dolor haya, mientras más estafas se produzcan no tengan ningún temor, Yo los estoy esperando con los brazos abiertos para recibirlos siempre. No saben con cuánto placer Yo abrazo a aquellos que teniendo tanto olor a podredumbre se acercan a Mí para decirme: perdón Señor y aunque no me lo digan con solo acercarse ya me lo están diciendo.

Son palabras ya dichas pero siempre conviene un poco repetirlas, Yo no vine por los justos y los santos, vine por todos aquellos que necesitan salud, tanto de cuerpo como del alma y en la medida que ustedes tomen parte por aquellos que llamamos los marginales o los que están al margen de todo, los que están en la cuneta de la vida como dijimos, mientras uno no esté de parte de ellos o de parte de sus defectos o de sus errores sino de parte de ellos como personas, mientras eso no ocurra a Mí no me conocen, téngalo bien en claro.

Si al pasar por la calle encontraste a alguien que te dio repulsión, antes de dirigir tu mirada hacia Mí, volvé, pedí disculpas o miralo con amor y no con repulsión y después vení que Yo aceptaré tu oración, tu palabra y te daré lo que me pidas, antes no.

Bien dijiste antes que la puerta de entrada para llegar hasta Mí son el pasar o es el pasar a través de los que están en la cuneta de la vida y como decía un gran Santo: nadie entra al Cielo si no trae el certificado de buena conducta de los pobres, pobres son aquellos que todo lo esperan de Dios y nada de sí mismo y pobres también son aquellos que nada tienen, nada pueden, nada saben y por nada pueden luchar.

Acercándonos al día de la Misericordia, bien vale recordar estas cosas, no se acuerden de Mí si no se acuerdan que soy el Señor de la Misericordia, no hablen de Mí si no hablan del Señor de la Misericordia, no se digan cristianos si me ven a Mí de otra forma que no sea el Señor de la Misericordia. Pidan luces al Espíritu Santo para que cada día entiendan más todo lo que representa la Misericordia, porque aún el hombre no descubrió, salvo en pequeñas dosis y no descubrió, no descubrió porque no lo dejaron, no le enseñaron y torcieron su camino.

Cuando el domingo vean la plaza de San Pedro llena de hombres y mujeres, piensen con seguridad que se está haciendo tanta justicia porque se eleva a los altares a la persona que recibió Mis Mensajes sobre la Misericordia. ¿No se conocía esto en dos milenios?, sí pero de otra forma y sin darle mucha importancia, más allá de los intereses creados o de la ignorancia simplemente, Yo soy el Señor de la Misericordia, podría repetirlo hasta que amanezca, Yo soy el Señor de la Misericordia, que es decir el Señor de la Esperanza, el Señor que hace posible el amor, el Señor que hace posible que cada día haya menos personas que se acuestan con hambre, el Señor que abre sus puertas a todos sin distinciones de ninguna naturaleza, absolutamente ninguna y quien cierra la puerta a alguien, la puerta de su corazón, Yo le negaré la puerta para que goce eternamente de la Luz del Padre.

Amén.

Habla Artemio:

Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor….

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