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Mensaje del 08 de Septiembre de 1998

Entonces, ¿por donde va el problema?, es una cuestión de interés por algo, en consecuencia es fácil sacar conclusiones, si yo no quiero amar a mi prójimo voy a buscar todos los pretextos para no amarlo, entonces muchos se aturden con cosas, dicen no tener tiempo, dicen no entender bien todo pero en el fondo Mis queridos hermanos no es nada más que un planteo egoísta, mediocre y de personas que podrán llamarse de muchas formas pero no cristianos, en esto la responsabilidad cae sobre cada uno en tanto y en cuanto tengan responsabilidades o sepan más o menos.


Mensaje del 08 de Septiembre de 1998

Habla Artemio:

Hoy es 08 de Septiembre de 1998, día de la Natividad de la Virgen.

Señor, después de entonar este cántico con, sobre todo con el corazón te invocamos Señor para que nos des tu Mensaje como tenés acostumbrado, después si el tiempo es suficiente leeremos la palabra, mientras tanto tendremos tu palabra como vos dijiste.

No sé Señor si es tu gusto, no sé si está bien pero hoy yo no fui a la procesión Señor, me quedé con mis hermanos que me necesitaban, bueno yo sí te pido siempre Señor que me hagas hacer lo mejor y que todo sea inspiración del Espíritu Santo, entonces yo supongo que eso también me lo inspiraste porque sino si no me hubieras hecho suspender el día.

Bueno, a medida que pasan los días Señor vemos que cada uno en el lugar que está lleva su cruz un poco más pesada o un poco menos pesada pero todos llevan su cruz Señor y a veces hasta un poco muy pesada, ahora uno nunca sabe Señor exactamente todo esto de la cruz hasta qué punto no puede evadir el peso de la misma y además nosotros somos siempre quejosos Señor, medimos lo que nos falta y nunca o casi nunca medimos lo que tenemos. En el Evangelio del domingo Señor vos decís con claridad que quien ama más a su padre, a su madre o a cualquiera no puede ser tu discípulo y para hacerlo de veras hay que cargar con tu cruz y seguirte, ahora la cuestión Señor es que parecería que nos tocó en el reparto de cruces más o menos pesadas, es un tema que nunca llegaremos a entender del todo hasta que no estemos del otro lado, eso de medir el peso de las cruces. Además Señor aquí hay un problema que no está resuelto, uno ve un niño infradotado Señor y piensa: que cruz que lleva y que cruz que llevan los padres, ahora yo no sé si está bien hecho ese razonamiento, no y además muchas veces Señor tengo que aceptar que nosotros no permitimos que otros lleven la cruz que les toca llevar; es decir, si vemos una cara fea Señor decimos: Dios mío, me duele de tan fea, es decir parecería que no aceptamos que la cara de esa persona sea una cruz, parecería que hasta nos metemos en las cruces de los otros, o bien si somos dañinos nos regocijamos por el peso que tiene la cruz de los demás: mirá la desgracia que tiene, eso le pasa por escupir hacia arriba.

Es decir, muchas veces nos vemos que somos como administradores de las cruces de los demás, además por ejemplo, refiriéndonos a la forma de ser de las personas, la forma de actuar vemos que están fuera de lugar, que están desubicadas, que no estén donde corresponde y pensamos: que mal, que esto, que lo otro y tal vez esa persona no puede actuar de otra forma porque ya ha nacido de una manera, vivió de una manera, creció de una manera, etc., y nosotros tenemos que poner nuestras leyes para administrar la cruz del otro. Es decir, ahí está el quid de la cuestión, que nos quejamos de nuestras cruces Señor y también no dejamos llevar con tranquilidad las cruces a los otros, de por sí el otro ya tiene el peso de la cruz porqué tengo que cargarle yo todavía más peso a esa cruz no aceptándole por ejemplo. Pónganse a pensar todo esto ustedes también porque todo esto que estoy hablando se supone que me lo está inspirando el Espíritu Santo porque yo hace exactamente hace cinco minutos no sabía ni por casualidad lo que iba a decir.

Entonces, el problema sería así, nos lamentamos de nuestra cruz y por otro lado no enumeramos todo lo que tenemos para balancear con el peso de la cruz, otro problema, no le dejamos llevar en paz la cruz a otro por qué tenemos que decir algo al respecto, si uno nació enfermo, si uno nació torpe, si uno nació ignorante, si uno nació medio loco por qué yo tengo que hacer más pesada la cruz del otro en vez de acercarme para ayudarle a llevarla en todo caso, en disminuir su peso. Nosotros dice el Señor, tenemos la obligación de hacer que nuestra cruz sea lo más liviana posible, no solamente la nuestra sino la de los otros y nuestra tarea Señor muchas veces es quitarlas de nuestra cruz y hacerles más pesada la cruz a los otros, incluso desde chicos el gordito va a la Escuela, sabe que es gordito y que no es lindo como los otros entonces alguien tiene que ponerle sobrenombre ¿no es cierto? y tiene que recalcarle a cada rato que es gordito, entonces su cruz se vuelve doblemente pesada, ya desde pequeños somos así, el otro lleva anteojos, le hacemos más pesada la cruz diciéndole: chicato, lo que sea.

Por eso Señor, no sabemos nada, ni siquiera sabemos llevar la cruz como corresponde, ni siquiera le permitimos a los otros llevar la cruz que tiene, por qué si la tiene yo tengo que hacérsela más pesada con mi crítica, mi palabra, mi dureza, mi falta de comprensión, mi falta de todo, eso no quita que uno pueda hacer un comentario pero en todo caso positivo y para sacar una enseñanza.

Entonces Señor aquí no sé si te diste cuenta ya, por supuesto que sí, quiero llegar a un problema, el problema del bien y el mal, el bien ya sabemos que existe, el mal también, el mal representado por el siniestro ya lo sabemos, pero el problema reside en saber, en plantearse si hay hombres malos, porque una cosa es el hombre, la persona y otra cosa es el error, una cosa es el hombre y otra cosa es la equivocación en la que está metido. Si nosotros podemos llegar a hacer una diferenciación bien completa entre persona y error amaríamos a todos, que uno se acerque a alguien y le ame no quiere decir que esté aceptando su error, le ama como persona, pero el noventa y nueve por ciento de la gente identifica persona con error entonces golpea a la persona para sacar el error. Esto corre por mi cuenta Señor este pensamiento pero si empezamos a ahondar y ahondar y ahondar quién es malo, quién es malo, somos frutos de la vida, de las circunstancias, de lo que nos tocó vivir, de la mala educación, el no haber tenido una formación como correspondiera, dejado que el coludo se metiera en nosotros, tantas cosas por el estilo.

Este pensamiento tiene un objetivo Señor, llevarnos a tener un poco de paz dentro de nosotros en el sentido de que nunca nos volveremos jueces de nadie ni por casualidad y además pensar que, bueno, aquél que menos condiciones parece tener algo bueno debe tener. En este momento me acuerdo, no está en el Evangelio pero bien podría estarlo, dice que había muerto un perro, en un pueblo por donde andaba Jesús y estaba en la calle tirado, se acercó uno y dijo: miren como tiene todo el cuero tajeado que no sirve ni siquiera para hacerse un par de sandalias, otro dijo: tiene las orejas llena de sangre, otro dijo: buen dañino habrá sido porque si lo mataron por algo será habrá estando robando gallina o ganado por ahí, otro dijo: este animal aquí se va a pudrir y va a interrumpir el tránsito por varios días y cada uno que llegaba iba haciendo como una especie de rosarios de cosas terribles que ese perro tenía o iba a producir, de repente se abre paso entre las personas Jesús y todo el mundo cayó ante la figura imponente del Hijo de Dios, sin saber que era el Hijo de Dios y Jesús dijo lo siguiente: los he escuchado a todos opinar y he sentido mucha pena, ¿algunos de los presente, dijo Jesús, se fijó que los dientes de este perro son más blancos y más hermosas que las perlas?, todos giraron la cabeza y miraron a ese hombre que había dicho eso y opinaron por lo bajo. Solamente el Hijo de Dios puede encontrar algo que alabar hasta en un perro muerto y se fueron todos con la cabeza baja ante la palabra del Hijo de Dios, solamente el Hijo de Dios puede encontrar algo que alabar hasta en un perro muerto.

Señor, nosotros en esta invocación humildemente te decimos: quisiéramos en todo imitarte porque vos Señor nos llamaste a algo muy grande, no para pequeñas cosas de todos los días, vos nos pediste que fuéramos diferentes siempre, nos pediste que nos amáramos, que eso iba a ser el signo distintivo de ser cristiano, pero Señor lamentablemente gira el molino y no muele y todos los días nos encontramos con que hacemos juicios duros en contra de los demás, parecería que no queremos a nadie, además nadie está libre de nada, nadie puede decir de esta agua no voy a beber, entonces por qué nuestra soberbia, nuestro orgullo y nuestra forma tan mediocre de ser, de estar siempre catalogando o midiendo las cosas que hacen los demás y no solamente eso Señor sino que tampoco hacemos bien con las cosas nuestras porque a veces nos alabamos y otras veces nos damos sin asco, no tenemos un equilibrio en la autoestima, es decir de querernos justo en la medida que corresponde, ni más ni menos.

Por eso Señor tenés que tener compasión de nosotros porque nunca parece que aprendemos la lección, nunca Señor y vos nos volvés a repetir que el sol sale todos los días para decir que todo se hace de nuevo otra vez y nosotros vivimos y morimos en la congoja. Señor esto relacionado con lo que decíamos de la cruz tiene creo yo un sentido muy grande, en muchos aspectos pero sobre todo en aquellos que no solamente para llevar con blandura nuestra cruz sino ayudarles a los otros a llevar la suya sin problemas y por otra parte, sentir Señor un poco en nuestro hombro o mucho el peso de la cruz de nuestros hermanos, que distinto sería tu mundo Señor si supiéramos compartir el dolor de los otros, es decir las cruces de los otros, cuántos Señor son los que en los velatorios dicen: lo siento mucho, lo siento en debera, prácticamente nadie, son palabras de compromiso porque tal vez el que lo sienta no dice nada, se le nota.

Entonces, ante este mundo que se nos propone enfrentar Señor yo te pido que nos guíes para saber llevar bien nuestra cruz, sea lo que sea, llevarla con dignidad y por otro lado, hacer que la cruz de mi hermano sea también en gran parte mi propia cruz, entonces así todo será más sencillo y nadie se sentirá solo en su desgracia porque sabrá que los demás están participando de su dolor, sea lo que sea. Por ahí Señor vos decís no sé en qué lugar: que hay que ser enfermo con el enfermo, estar alegre con el que está alegre, triste con el que está triste y así todo, quien en primera y última instancia quiere decir: ubicarnos con criterio qué pasa en el otro, entonces si el otro está alegre yo no puedo mostrar una cara triste porque estoy desubicado, si el otro está alegre también me alegraré con él, eso sería vivir en función de los demás, así de simple.

Ahora, piensen ustedes un poquito en la vida de una comunidad, si todos aquellos que se llaman realmente seguidores de Jesús compartieran la cruz de sus hermanos, sobre todo cuando sus hermanos la llevan y es muy pesada, qué fácil sería para todos, hoy te toca a vos, mañana me toca a mi, pasado al de más allá pero yo no tendré miedo ni temor porque sé que por pesado que sea lo mío voy a tener montones a mi lado que me ayudan, más aún, no voy a crear cruces en los demás. Señor, yo lo entiendo así, no sé si estará bien, mientras el dolor del otro no sea mi dolor la cosa no funciona, mientras la alegría del otro no sea mi alegría la cosa no funciona. Caramba, cuando estamos en vida de familia todos nos alegramos en la festividad de algunos de los miembros y todos nos entristecemos con la tristeza de algunos de los miembros, ¿pasa así en las comunidades?, no, normalmente se usa el dolor del otro o la cruz del otro para de alguna forma disfrutar en la forma morbosa y terrible, acaso cuando alguien comenta de un accidente por ejemplo, en cada boca que pasa le van agregando ingredientes más, más, más, más y más, parece que disfrutaran la cruz de ese que se accidentó y tiene que sanarse.

Entonces Señor mirando las cosas desde este ángulo nuestro pueblo o en sí todos los pueblos o la nación o el mundo, quién realmente es discípulo tuyo, es inútil decir otra cosa mientras haya un hombre que esté sufriendo en el extremo de la tierra, se llame como se llame, sea como sea y piense como piense yo no me puedo considerar plenamente feliz porque es el dolor del hombre que está allá lejos y me está comprometiendo a mí, comprometer quiere decir prometer juntos, ese creo yo que es el concepto de lo que debe ser la vida entre hermanos cristianos, o hermanos de cualquier religión que me interesa, lo que me interesa sí es sentir por el otro, ya sé que cada uno siente sus dolores como propios y uno nunca puede meterse en la camisa del otro pero que distinto Señor sería tu mundo si todos aquellos que se dicen cristianos y que son discípulos tuyos sintieran el dolor de otro como propio. Cuántas injusticias menos habría, que distinto sería tu mundo Señor, que distinto, una cosa es participar del dolor de los demás así por compromiso o en forma livianita y otra cosa es sentir el dolor de los demás como un dolor personal, sino vuelvo a repetir, a mi personalmente me parece que de cristianos tenemos poco y nada, porque ¿acaso Jesús no dijo que el máximo mandamiento era amar a Dios sobre todas las cosas, con todo el alma, con todo el corazón, con todo el espíritu y al prójimo como a sí mismo?, esto que acabo de decir sería amar al prójimo como a sí mismo en la alegría o en el dolor.

Enséñanos Señor a ser cristianos, enséñanos Señor a convertirnos, enséñanos Señor a entender cuál es el camino que nos proponés, enséñanos Señor a que por fin dejemos de lado una vida mediocre y sin sentido y nos decidamos a amarte de veras, que en primera y última instancia también es amar a mi hermano de veras, enséñanos Señor a ser humildes, enséñanos Señor a... (se dio vuelta la cinta)..., ¿esto quiere decir que nosotros nos destruimos por eso?, no, el problema es ser todo para lo demás sin dejar de ser uno, ser todo para los demás sin dejar de ser uno.

Señor, todo lo que he dicho si te parece que está bien, creo que sí Señor, tratá que se haga carne en nosotros Señor porque los demás nos miran Señor, entonces los demás tendrán que aprender que somos diferentes, no por orgullo sino porque nos amamos Señor, así de simple y defendernos unos a otros con uñas y dientes y cuando alguien habla algo de mi hermano jugarme entero y salir en defensa de él, por ahí va tu palabra Señor sino no pasa nada. De qué valdría Señor que estemos nosotros acá esperando que vos llegues, que de paso ya has llegado, si después vivimos como viven todos los demás, no dando la más mínima muestra de seguir tus principios, ¿de qué vale?, entonces cada uno sabrá como le ajustan las zapatillas o los zapatos, cada uno sabrá al poner las cuentas al día sino no crecemos y tampoco nos convertimos, que quede claro todo esto.

Señor, ahora háblanos vos, porque esta noche estuve muy latoso yo pero tuve que redondear la idea con el problema de la cruz y del dolor y de todo. Habla Señor que tu siervo escucha, y también te doy gracias Señor que ya hace casi veinte días que lo que vos decís no hace falta que después lo escuche, pasaron cuatro años Señor sin que me hicieras disfrutar de tu palabra, todos oían lo que vos decías, yo tenía que escucharlo después pero nunca te protesté, ahora Señor me hacés disfrutar de tu palabra, ante era el autómata que repetía, ahora digo lo que vos decís pero escuchando también.

Dice Jesús:

Todo lo que dijiste esta noche Yo diría que habría que incluirlo como Revelación, solamente que hacerlo más resumido, más apretado y sin tantas vueltas y sin poner el ejemplo del perro muerto, que está muy bien pero para qué.

Hijos Míos, Yo no tengo la intención ni remota de juzgar porque estamos en la era de la Misericordia les dije, pero piensen todo lo que ha ocurrido en estos días, en esta comunidad y pasemos todo en un cedazo, que poquito queda mis hermanos, que poquito queda. Algunos pueden opinar que no tienen alcance para entender muchas cosas, bueno, está bien, es cierto, pero Yo digo, si algún tema les interesa de cualquier índole dentro de la cultura en que viven ¿cómo es que se empeñan por profundizarlo y saber hasta los mínimos detalles de todo?, ¿acaso algunos no han hecho de su vida, no tienen en su vida como único objetivo algunos deportes y saben de ello todo a la perfección?, si no tuvieran entendimiento no sabrían a la perfección todo eso, quiere decir que es una cuestión de interés. ¿Por qué miran con tanta avidez montones de noticias que aparecen en los medios masivos de comunicación y conocen con lujos de detalle la vida que les presentan en esos medios masivos de comunicación, mientras que en otros temas esenciales para vuestro crecimiento, formación y conversión no hay el mismo interés?.

Entonces, ¿por donde va el problema?, es una cuestión de interés por algo, en consecuencia es fácil sacar conclusiones, si yo no quiero amar a mi prójimo voy a buscar todos los pretextos para no amarlo, entonces muchos se aturden con cosas, dicen no tener tiempo, dicen no entender bien todo pero en el fondo Mis queridos hermanos no es nada más que un planteo egoísta, mediocre y de personas que podrán llamarse de muchas formas pero no cristianos, en esto la responsabilidad cae sobre cada uno en tanto y en cuanto tengan responsabilidades o sepan más o menos. Entonces, no creo Yo que sea necesario hablar tanto, quien no entiende del amor al hermano es porque no quiere querer al hermano, quien no participa del dolor o la alegría de su prójimo no quiere a su prójimo, no lo llamemos a engaño, caramba, para usar una expresión que usan ustedes, han visto en las reuniones dominicales o en las Misas hasta qué punto se calcula el lugar donde uno va a ubicarse para saber después a quién le va a dar la paz o no. Entonces, Mis queridos, hay que empezar todo de nuevo y ésta como tantas es una tierra de misión pero no para cumplirla solamente en una semana de espiritualidad sino los trescientos sesenta y cinco días del año, está muy bien una semana pero que poquito Mis queridos es una semana, ¿y el resto del año qué Mis queridos?.

No se llamen a engaño, falta amor, no hay vuelta de hojas, no busquen justificativos ni traten de explicar situaciones, hay una falta colectiva de amor, el hombre tiene que reconocer que se ha vuelto incapaz de amar a su prójimo en base a todo lo que piensa y con todo lo que dice, el hombre no ama a su prójimo, en consecuencia la conclusión es clarísima, no están cumpliendo con el mandamiento que Yo he dicho que es el primero de todo, ahora el razonamiento es simple, si yo no veo a mi prójimo como hermano, ¿acaso podré ver a Dios como mi Padre?.

Dice Nuestra Señora:

Todo lo que se hizo en estos días está muy bien y Yo quiero creer en la mayoría hubo buena voluntad, quiero creer. Ahora, ¿se han puesto a pensar si el cumplir durante nueve días con ciertos compromisos es una forma de amar demás?, ¿se han puesto a pensar si hubo un crecimiento en el alma de cada uno?, ¿se han puesto a pensar si hubo conversión?, ¿se han puesto a pensar si la mayoría de las cosas no quedan solamente planteadas como un escenario donde se representan papeles o roles, pero en el fondo termina la obra y cae el telón, Yo no quiero ser dura con nadie, ya lo he dicho en el año ’96: Nuestra Señora de aquí, Nuestra Señora de allá, Nuestra Señora de más allá pero a Mi el que me llame Nuestra Señora no me convence hasta que no vea como proceden justamente con vuestro hermano, hasta que no vea cuánto aman a los demás, pueden repetirme hasta el cansancio Ave Marías pero a Mi no me llegan mientras tu corazón esté lleno de mediocridad, de indiferencia, de tontería en cuanto a los demás.

Yo rezo mucho dicen algunos, yo digo montones de Rosarios, está muy bien, pero antes de decir una oración pensá primero cómo es la relación con tu hermano porque si no es buena no me culpes a Mi que no escucho lo que me pides, no es que Yo sea mezquina en dar cosas, el problema es simple, yo no puedo dirigirme a mi Madre si no estoy en paz con mi hermano, porque mi Madre estará triste al ver que Yo estoy peleada o separada del otro. Tal vez pueda parecer esto una actitud un poco trivial o cómoda, es decir estar bien con todo el mundo, no, para nada, no quiere decir que con todos uno tenga que tener un trato cariñoso, afectuoso, de besos y caricias, no, con algunos por supuesto porque son más allegados, pero es una altitud mental la que hay que tener Mis queridos en cuanto a los demás. Si pasa uno delante de mí aunque no lo conozca, ni sepa su nombre ni de donde viene, pero en el fondo yo lo considero mi hermano Yo voy a llenar a ese ser con un montón de bendiciones, ¿distinto?, no, entonces el Ave María en tus labios me parecerá hueca y sin sentido y es mejor que ni la digas porque Yo no la escucho, Mis oídos se cierran en forma automática a aquellas oraciones que no reúnen ciertas condiciones para ser escuchadas y no digan después que la Madre de Señor no escuchó lo que uno le pidió.

Hay que arreglar vuestras cuentas, poner vuestro corazón al día y luego verán que solamente con decirme: Madre, cuánto te quiero ya verán que hasta de la piedra más estéril brotan flores dolorosas, sépanlo y grítenlo hacia los cuatro puntos cardinales para que nadie se llame a engaño.

Hace dos mil años que están repitiendo lo mismo pero todavía no han aprendido, por favor Mis queridos, no me reprochen después que no les escucho en vuestros petitorios.

Dice la Madre Teresa:

Yo no quiero hablar de mí, no, los primeros tiempos tal vez yo no reunía ni siquiera las más mínimas condiciones para llenar el lugar que llenaba, pero entendí que el Señor me proponía delante toda una vida, entonces en ese momento empecé a crecer, porque no quise crecer todo en un mismo día, sino en la medida en que yo podía procesar ese crecimiento, pero alguna vez hay que empezar hermanos, porque si uno no empieza nunca, el crecimiento no se da.

Que todo lo que oyeron de Jesús y de María no los desaliente, al contrario, sepan que las cosas que piden, que las cosas que dicen, que las cosas que hacen no son oídas por el Señor ni por su Madre cuando no son auténticas ni genuinas.

¿No habrá un poco de tolerancia en todo esto?, por supuesto, una madre siempre tiene tolerancia con sus hijos, lo mismo que un padre, pero no es cuestión de abusar demasiado. Todos tenemos que pasar por muchas etapas en nuestra conversión, pero algún día hay que empezar mis queridos porque sino no se llega nunca. Hay muchas etapas, hay quien las quema antes y otros que demoran más tiempo, la cuestión es empezar y no se demoren.

Si ven que terminó el día y bajó el sol y en ustedes no sienten algo diferente del día anterior, entonces más vale en lugar de descansar en silencio pónganse a planificar el día que viene, para que de esa forma no tengan que llorarlo como este día. Mis queridos no me refiero a ustedes, yo sé que están con todo el amor del mundo aquí reunidos.

No olviden que estas palabras no van dedicadas, sí a ustedes, pero van dedicadas a toda la humanidad y son una prolongación de lo que dijo Jesús y María, ya sé que el camino de la conversión es largo, porque cada día se encuentran nuevas, mejores posiciones dentro de una idea o un actitud, pero por algo hay que empezar, pues bien, adelante entonces.

Que esto repito, no los desaliente, al contrario, los aliente muchísimo para que vean que incluso aquellos que ustedes llaman Santos, pasaron las mismas que ustedes pasan.

Amén.

Habla Artemio:

Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor. Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor. Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu de amor. Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu de amor. Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor. Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor.

 

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