Mensaje del 15 de Abril de 2005

Es importante llegar a la conclusión de que mientras uno esté convencido que lo que hace está bien, obedeciendo los dictados de la conciencia que suponemos y suponemos bien está inspirada por el Espíritu Santo entonces no hay que cumplir con ciertas reglas para lograr ciertos objetivos.

Mensaje del 15 de Abril de 2005

Habla Artemio:

En la madrugada del Viernes.

Dice Jesús:

Si hay algo importante entre vos y Yo es esa intimidad constante que tenemos, es lógico que vos pienses que a veces pasan días enteros donde los rezos son muy escasos pero en la forma que normalmente se considera a los rezos sí, pero en esencia el rezar es estar en intimidad conmigo, en fusión, saber dónde termina uno y dónde comienza el otro.

Entonces repito, las diversas formas de rezos valen para cada persona, siempre buscando el objetivo de esa unión entre el Creador y la creatura, vista así las cosas..., vistas de esta manera cambia fundamentalmente el concepto que tiene la mayoría de oración; en todo caso, en la vida mística, los Santos han tenido diversos tipos de experiencia de la Divinidad y nadie puede cuestionar lo de uno o lo de otro y en el lenguaje que el hombre utiliza con la Divinidad es necesario distinguir con claridad que no hay ningún esquema al que hay que adaptarse, si cada hombre es único, inédito e irrepetible entonces no podemos hablar de patrones comunes en cuanto a formas, sea en la revelación mística, sea en la experiencia mística, sea en todo tipo de relaciones de la creatura con su Creador. Cualquiera diría: ¿esto se parece a hacer un Dios a gusto de cada uno?, si ese gusto de cada uno está inspirado por el Espíritu Santo entonces es correcto, porque muchos cuando se encuentran con diversas formas de devoción dicen: no se adapta a esto, a esto otro o a lo de más allá, pero si hay un Espíritu Santo que les está informando qué hacer en cada caso cómo se puede decir que alguno puede tener un Dios exclusivamente personal. La relación del hombre con Dios es exclusivamente personal, pueden tomarse ciertas normas, puede uno ajustarse a ciertos esquemas si así lo quiere y si así se lo está inspirando el Espíritu Santo pero sino no hay por qué.

Es importante llegar a la conclusión de que mientras uno esté convencido que lo que hace está bien, obedeciendo los dictados de la conciencia que suponemos y suponemos bien está inspirada por el Espíritu Santo entonces no hay que cumplir con ciertas reglas para lograr ciertos objetivos, todo debe obedecer a la espontaneidad de la inspiración del Espíritu Creador; sí, es cierto, alguno podría decir que habría la posibilidad de desvíos o la posibilidad de interpretar las cosas de distinta forma, no, no es lo que ustedes piensan respecto a las diversas formas de interpretar el Cristianismo que tienen muchas personas, no estoy hablando de eso, estoy hablando de un respeto muy grande, total, absoluto por la libertad del hombre. Cómo duele esta palabra a casi todos aquellos que dicen tener conocimiento total y definitivo del Creador, cómo duele la palabra libertad, cómo duele decir que el Espíritu Santo sopla donde quiere, cómo duele oír que la relación entre el hombre y su Creador tiene infinidad de matices como tiene infinidad de matices cada ser humano que puebla la Tierra, no solamente ahora sino a través de todos los tiempos.

Esto nos va a llevar necesariamente a pensar que los místicos no solamente están dentro del Cristianismo sino en tantísimas orientaciones filosóficas y religiosas, si supieran cuanto bien pueden hacerle a las personas cuando al expresar sus experiencias en sus relaciones con el Creador se les escuchara decir lo que cada uno tiene para decir, porque se llevarían sorpresas muy grandes y verían hasta qué punto a aquellos que ustedes consideraron tal vez torpes o que su relación era tal vez demasiado vulgar o hasta grosera tendrían la sorpresa de encontrarse con almas preciosas en las que la relación con su Creador muestra aspectos realmente inéditos y sumamente admirables.

Esto partiendo de una base, de una tremenda humildad o simplemente humildad, es fácilmente comprensible. Algunos por ejemplo enumeran hacer oraciones de distinta naturaleza, acordándose con exactitud las festividades del día o el Evangelio, si eso así ocurre está bien pero no menospreciemos a aquellos que en su forma de comunicarse con el Creador tal vez no hayan tenido nunca en sus manos una Sagrada Escritura, sin embargo tienen porque lo han mamado en el pecho materno, en donde ustedes quieran, pero tienen una belleza de una profundidad tan grande que hace que uno sobreentienda montones de cosas dichas en los Evangelios o en el Antiguo Testamento.

Es necesario abrirse y escuchar a los hombres, si Yo he creado a todos a Mi imagen y semejanza por qué no entender que en esa semejanza hay verdades que la mayoría no conoce y son preciosísimas a Mis ojos y a Mi Corazón. Cuando uno se acerca a alguien y quiere que le responda las cosas que uno tiene como esquemas ya establecidos y los demás ni por casualidad conocen esos esquemas entonces se produce una desorientación y una perturbación en el alma que debería ser o estar en una relación dialogica.

Por eso, sepamos abrirnos tremendamente con toda la intensidad que corresponde para escuchar a los demás, vamos a aprender tanto, vamos a reconocer que hay todo un mundo de belleza que nuestros esquemas, nuestras cosas atadas a ideas desde siempre no nos hacen ver la belleza que puede haber en alguien. Piensen ustedes a lo largo de los épocas: dichosos aquellos que escucharon las manifestaciones más diversas, en las más diversas culturas y fueron descubriendo que a través de esas manifestaciones a veces hasta rudimentarias, había toda una situación de elevación hacia el Creador, como manifestación de una condición innata del ser humano.

Yo he creado a los hombres a imagen y semejanza y busquemos el sentido de lo que es imagen y semejanza, pues bien, en base a eso empecemos el diálogo con los demás, no suponiendo jamás en el otro ignorancia o torpeza o lo que sea, que es en todo caso la ignorancia o la torpeza fruto de nuestra propia ignorancia y torpeza al ensayar el diálogo con los otros.

Mis queridos, es tan fácil esto, pero hay que nutrirse de la sencillez de la plantita que crece, del animal que hace las cosas espontáneamente o simplemente dejarse invadir por el aire lleno de perfumes o directamente por el sol que de acuerdo a Mi voluntad debe llegar a todos los hombres. Querer disputarle el sol a alguien, su luz o su calor, es algo en apariencia imperdonable, digo en apariencia porque se supone que quien así lo ve está en un estado calamitoso de su crecimiento espiritual. Que hermoso es gozar de la luz y del calor del sol y pensar que todos los seres creados por Mí tienen derecho a esa luz y a ese calor.

Entiéndanlo, no dejen pasar los años de vuestra vida dentro de esquemas rígidos, de estructuras que nunca sirvieron ni sirven y mucho menos para medir, tomarlas como parámetros para ver cómo funcionan, viven o se desarrollan los demás, respetemos los procesos personales, cuidémonos de ofender al hermano hasta con el pensamiento más sutil. ¿Quiénes somos, debe preguntarse cada hombre, quiénes somos para creer que yo estoy en lo cierto y estoy funcionando bien y el otro no?, abrámonos, abrámonos todo lo necesario para receptar todo ese mundo valioso que late en los hermanos, de las más diversas razas, religiones, sexos, culturas, lugares y tiempo, así estaremos en paz, podremos conciliar un sueño reparador por las noches y además estamos haciendo nada más ni nada menos..., estamos digo, pero están haciendo lo que Yo les dije que era lo mejor, amar al prójimo como a sí mismo, “ámense unos a otros como Yo los he amado”, y no tengan ningún temor que no se van a equivocar nunca, no se van a equivocar nunca, para mayor Gloria de Dios y mayor felicidad de todos.

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