Mensaje del 5 de noviembre de 1996

Dice Jesús (también estaba la Virgen):

Como pudiste ver, yo uno mis palabras a las de mi Madre en sus mensajes como Reina del Espíritu Santo.

Pueden quedarse en paz porque a pesar de los ataques frontales y sutiles, mi Madre y Yo los llevamos en nuestro corazón.

 

Recomiendo la lectura del Profeta Isaías, El Eclesiastés y el Libro de la Sabiduría porque allí hay un montón de piedras preciosas que hay que descubrir para el Jubileo del Año 2000.

Las verdades son eternas y aunque pasen los tiempos y haya que adaptarlas, siguen brillando y tienen vigencia porque lo verdadero no se acaba nunca.

He dicho mucho en pocas palabras, reciban un fuerte abrazo de mi Madre y Mío como anticipo de una buena noche y muchos buenos días.

 

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