Mensaje del 26 de Agosto de 1998 - Madre Teresa

Yo también les digo: nadie de los presentes puede decir yo no siento gusto a sangre en mi boca, es un regalo que el Señor les hace, un maravilloso regalo,

Mensaje del 26 de Agosto de 1998

Dice la Madre Teresa:

Aunque ustedes lo saben muy bien, yo ante cada dolor que sufría y que no fueron pocos, decía: dejame Señor que complete en mi cuerpo lo que le falta a tu Pasión, permitime Señor esta maravilla de poder compartir tu Pasión Señor. Cada vez que algo me dolía, psíquicamente o físicamente, le pedía a mi Señor: dejame compartir tu Pasión Señor, con este dolor que estoy sintiendo.

Te lo propongo hijo mío, como un ejercicio maravilloso para crecer, para convertirse y para estar o querer estar al menos a la altura de lo que fue la redención de los hombres.

Yo también les digo: nadie de los presentes puede decir yo no siento gusto a sangre en mi boca, es un regalo que el Señor les hace, un maravilloso regalo, no conozco en la historia de los dos mil años de Cristianismo que Jesús le haya regalado a los hombres tal privilegio como les está regalando a ustedes, el de sentir el gusto de su sangre.

Amén.

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