Mensaje del 11 de Agosto de 1998 - Madre Teresa

Entonces, estas palabras que parecen tan tremendas deben dar real dimensión que tienen, denle realmente la dimensión que tienen, porque no hay peor cosa que no querer ver la realidad cuando esa realidad está hasta sobre las narices de uno.

Mensaje del 11 de Agosto de 1998

Dice la Madre Teresa:


Cuando yo recorrí el mundo como religiosa, justamente lo que más me alarmó siempre es ver a los corazones endurecidos de aquellos para los cuales siempre salió el sol y cuántas palabras he gastado y cuántas cosas he dicho pero eran contados los que me entendieron, porque no crean que es fácil dejar de tener un corazón endurecido por el odio, la soberbia, o el egoísmo, el orgullo y toda esa podredumbre de este mundo moderno de la consumición, del consumismo. Por eso, cuando me rendían homenajes en las más diversas tierras y visitaba los jefes de estado y personas importantes, todos en sus discursos me querían convencer de que eran importantes y tenían realmente el poder en sus manos, sí, es cierto, tenían el poder, ¿para qué?, para usarlo siempre en su propio beneficio, mientras que yo a pesar de haber recibido dádivas de muchos he seguido cerrando los ojos de los muertos que morían por no tener nada en su estómago y por dentro sonreía con cierta ironía pensando con las reglas de juego que se manejan los hombres.

Mis hermanos, cuánto he sufrido viendo todo lo que vi, por eso a veces han hecho de algunas actitudes mías ejemplos de desplantes y otras cosas, o transgresiones pero simplemente era una indignación al ver tanta falsedad en el mundo que me rodea porque me rendían homenajes. Cuando hablé en Suecia al entregarme el Premio Nóbel y que hablé sobre la defensa de la vida, ¿ustedes creen que yo he sido tan ingenua como para creerme que todos esos vestidos de gala escucharon lo que dije?, en todo caso fui un personaje pintoresco, llama la atención una religiosa fea, baja, chiquita, delgada y que viene de un país miserable, donde tiene olor a muerte y no a perfume, yo era un personaje pintoresco, ¿o qué creen ustedes, que yo me convencí de los aplausos que oí al pronunciar mis palabras?, no es que quiera pensar sistemáticamente mal, noo, es la realidad. Qué era yo repito, nada más que un personaje pintoresco que venía de lejanas tierras y decía cosas que hacían sonreír suavemente a los hombres pero por dentro seguían en lo mismo, y es así, me dieron dinero y con ese dinero hice muchas cosas, pero hermanos, ¿cuentan algunas gotas de agua en medio del mar?, pasan desapercibidas totalmente.

No hablo con dolor de todo esto, noo, por favor, lo que quiero decir es que no se llamen a engaño con todo las cosas que dicen y hacen los hombres. Mis queridos, todo lo dicho esta noche por Jesús, su Madre y yo es muy duro, ya lo sé, pero tremendamente esperanzado porque todo esto que ustedes ni siquiera lo imaginan es como una locomotora gigantesca que va arrasando con todo, para el bien por supuesto, por supuesto.

Entonces, estas palabras que parecen tan tremendas deben dar real dimensión que tienen, denle realmente la dimensión que tienen, porque no hay peor cosa que no querer ver la realidad cuando esa realidad está hasta sobre las narices de uno.

Ámense mucho, porque es la única forma en que el siniestro no podrá hacerles nada, ámense, ámense más allá de los defectos y de las imperfecciones y de las pequeñas cosas cotidianas, ámense lo mismo y ámense mucho perdonándose mutuamente las cosas y de esa forma nadie podrá vencerlos nunca, nunca.

Amén.

Consola de depuración de Joomla!

Sesión

Información del perfil

Uso de la memoria

Consultas de la base de datos