Mensaje 28 de Marzo de 1998 - Madre Teresa

Yo creo que quien dice esto tiene sobrados motivos a lo largo de toda su vida para decir: mírenme, este es un ejemplo, modestia aparte porque míos no son los meritos sino del Señor que eligió a este pobre gusanito para llenarla de todas las cosas que le dio.

Mensaje del 28 de Marzo de 1998

Dice la Madre Teresa:


Por ahí está escrito en los libros que yo no me acordaba de mis defectos y yo dije no acordarme de mis defectos porque no tenía tiempo y es cierto, no hacía caso de mi persona, en absoluto y a ustedes les cae bastante mal que yo me bañara tan poco y que me presente a las reuniones siempre con los pies sucios, pero yo quisiera que ustedes tomaran conciencia una vez más de lo que es vivir en medio de la muerte, tomaran conciencia una vez más de lo que es pensar: si yo higienizo mi pie ya no tengo agua para darle a un hombre, entonces qué me interesa mi pie sucio si puedo darle de beber a un hombre.

Y volviendo a lo de recién, no piensen tanto en vuestra vida, en vuestras cosas, en vuestros problemas, en vuestras preocupaciones, piensen en la vida, en las preocupaciones y en los problemas de los otros que esa es la mejor manera de olvidarse de sí mismo y de ser muy feliz, porque solamente un ser humano logra la felicidad cuando se olvida de sí mismo y empieza a pensar en los otros. Yo creo que toda mi vida y todas las cosas que hice a través del tiempo, con todos los hombres que estaban en esos lugares de la muerte, esperando la muerte casi todos los días, entonces en todos esos lugares se darían cuenta que no habría tiempo de pensar en uno mismo, ni en higienizarse ni nada, porque hay alguien que está necesitando de tu palabra, de tus cosas, de tu todo.

Entonces, no pierdas tus horas en cosas vanas y tontas, pensá que lo mejor que puede pasar en tu vida y en todas tus obras es vivir para tus semejantes, llámense hijos, hermanos, parientes, amigos, enemigos, bienhechores o lo que sea. Viví para los otros, que es la mejor forma de vivir y al vivir para los otros vas a vivir para vos y al hacer felices a los otros vas a ser feliz vos también y vas a cumplir los mandatos del Señor, de querer a los demás como te querés a vos mismo.

Yo creo que quien dice esto tiene sobrados motivos a lo largo de toda su vida para decir: mírenme, este es un ejemplo, modestia aparte porque míos no son los meritos sino del Señor que eligió a este pobre gusanito para llenarla de todas las cosas que le dio.

Amén.

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