Mensaje del 20 de Diciembre de 1997 - Madre Teresa

Perdonen mi forma de hablar y de decir, yo siempre he sido una mujer muy apurada.

Mensaje del 20 de Diciembre de 1997

Dice la Madre Teresa:


A lo mejor piensan que yo estoy un poco disgustada porque están programando una cosa de proporciones gigantescas, no, no estoy disgustada porque todo esto tiene una sencillez tremenda y además tienen lo elemental para ser hermoso sin ser exagerado en cosas que podrían usarse para otra función, así que estoy plenamente gustoso de ver lo que estoy viendo, plenamente gustosa.

Yo me voy a encargar de organizar la parte de atrás, de atrás o de donde quieran, pero la otra parte en donde habrá piezas, cocina, donde habrá un montón de lugares para albergar a mucha gente para los retiros y también en otros ocasiones. ¿Qué ocasiones?, ya va a ir apareciendo, ya van a ir apareciendo ¿eh?.

A ustedes por ejemplo, ¿se les ocurrió pensar que a mi se me ocurrió que algunos enfermos sidosos del Muñiz de Buenos Aires, que están durmiendo en el suelo porque no tienen lugar, se les ocurrió pensar que podrían traer a algunas de esas personas a morir en paz en esas habitaciones que van a hacer?, ¿o ustedes qué creen, que no le voy a sacar partido a todo esto para mis pobres enfermos y mis pobres?, por si no lo sabían, yo voy a sacar un partido muy grande de todo esto. Yo hablé de los enfermos del Muñiz porque ustedes no tienen una gran infraestructura, pero sí la suficiente para salvar muchas almas, yo digo del Muñiz, pero por qué no las Clínicas de Córdoba u otros lugares de Córdoba más cercanos, dije el Muñiz porque ustedes hablaron del Muñiz.

¿O ustedes qué creían, que yo ando, voy y vengo porque se me ocurre, porque soy así como ustedes llaman: pata de perro?, ¡no!, ¡no!, porque yo voy programando todo, ¡todo, todo, todo, todo, todo!. Ya saben muy bien que estoy muy incómoda en este lugar, ya se los dije, porque aquí no hay pobres, no hay gente para atender. Mi naturaleza humana ha sido de darme totalmente, entonces permítanme y si no me lo permiten lo mismo lo voy a hacer, programar muchas cosas para esa parte de atrás en donde va haber alojamientos y cosas. ¡Uh, dejen nomás, dejen, que ahora parece todo una utopía, parecen palabras que se lleva el viento, pero cuando Dios le da a algo fuerza para caminar nadie lo puede detener!, ¡nadie, nadie!. Y vos, que andas teniendo miedo de no ver muchas cosas, perdé cuidado que las vas a ver todas, porque vas a tener años suficientes como para ver todo y además por la rapidez con que todo se va a ir haciendo, así que dejate de pensar pavadas en que a lo mejor no vas a ver esto, no vas a ver lo otro…¡pavadas, pavadas!, va a ver tiempo suficiente para todo.

Perdonen mi forma de hablar y de decir, yo siempre he sido una mujer muy apurada, además sépanlo bien claro: yo no me ando con vueltas, voy, vengo, salgo, vuelvo, organizo, hago y deshago, ¡pierdan cuidado!, yo no he nacido para estar apoltronada en un sillón, no, para nada, si eso creyeran algunos, que por irme de la Tierra yo me iba a quedar quieta, se equivocaron de cabo en rabo, porque yo me sigo moviendo más que nunca.

Vos antes hablabas de las embajadas, y de que alguien podía hacer pedidos o lo que sea por ahí, yo también me voy a encargar de eso, perdé cuidado, cualquiera que oye las palabras que dijo mi Señor, mi Señora y las que digo yo, diría que estamos delirando, que lo digan, que lo digan, cuántas cosas he oídio yo a través del tiempo, ¡cuántas cosas!, y cuántas veces tuve que chocar en paredones inmensos de orgullo, de vanidad, de soberbia, de incomprensión, de intolerancia, de falta de respeto y de todo por el estilo, pero no me importó un comino, porque yo tenía un objetivo muy claro: alimentar a mis pobres y a todos aquellos que morían, para que pudiesen hacerlo en estado de gracia.

¡Ojo con lo que se viene, ustedes no saben lo que se viene!, cuando yo me meto en una cosa soy terrible, pero terrible para el Señor y porfiada como no hay, bueno si vine acá es porque vos sos también un porfiado de primera, pero tenés que ser más porfiado todavía, ¡más porfiado todavía! y a veces incluso mostrar un poco los dientes, que vos nunca los mostrás. Sí, tenes que mostrar más los dientes y si querés también las uñas, que si lo hacés en nombre del Señor te va a salir bien y nadie se va a preocupar, perdé cuidado y aunque se preocupen ¡problema de ellos!. Así les decía yo: ¿se preocupan, les preocupa que sea como soy?, ¡problema de ustedes, problema de ustedes!, yo no tengo tanto tiempo, les decía y entonces hacía y deshacía como se me antojaba y lo que me permitían, porque ni la fuerza que yo usaba era mía sino del Señor.

Bueno no quiero aburrirlos demasiado con mi charla, sepan que si sienten picazón en la cola es porque yo les estoy haciendo picar para que muchas veces no se queden tanto sentados. ¡Los amo mucho, los quiero con toda mi alma! y no crean que mi aspereza es falta de amor, nunca vayan a pensar eso, mi aspereza es un amor diferente, es un amor que lucha, es un amor que quiere rápido las cosas, ¡ya!, porque los que sufren no tienen tiempo, por eso soy áspera, pero mi aspereza es de mucho amor.

¡Dios los bendiga a todos, Dios los bendiga a todos!, y a la señora que tenés a tu derecha, decile que cuando vaya por allá, por sus pagos como dicen ustedes, decile que les diga a ellos que oyó hablar de la Madre Teresa y que se equivocan si creían que perdió la energía porque está del otro lado, se equivocan, porque tiene más energía que nunca y va a hacer más cosas que nunca, la quiero mucho a esta señora y espero que lleve mi mensaje allá.

¡Los quiero mucho a todos, los amo y los aprieto contra mi corazón, y miren, aprieto fuerte!.

Amén.

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