Mensaje del 29 de Octubre de 1997 - Madre Teresa

Si bien es cierto que mi trabajo era alimentar a los que se morían de hambre, también hay otra forma de alimentar a la gente, que es alimentar a los que se mueren por la falta de amor.

Mensaje del 29 de Octubre de 1997

Dice la Madre Teresa:


¿Saben ustedes que yo allá, en la India, no tenía muy claras las ideas de todo lo que representaba la Renovación del Espíritu Santo o Renovación Carismática?, ¿saben?, yo tuve poco tiempo para leer y me quedé un poco atrás respecto de los principios fundamentales que orientan a la Renovación. Ya que estamos les digo que eso para mi no es ninguna renovación, ¡es cristiano y punto! Yo les digo que me gusta todo esto, yo no vi mucho de esto, vi muy poco, pero todo lo que se está haciendo es muy conmovedor.

Si bien es cierto que mi trabajo era alimentar a los que se morían de hambre, también hay otra forma de alimentar a la gente, que es alimentar a los que se mueren por la falta de amor, ¡y hoy no sé que es peor, si la falta de comida o la falta de amor!, porque es posible que aquél al que le faltó comida haya ido perdiendo la conciencia y ya no sabe ni lo que piensa, pero en cambio el que está falto de amor está como viviendo en una eterna oscuridad total.

¡Ustedes saben como luché yo por la vida de todos los seres humanos!, ustedes lo saben demasiado bien, entonces por eso es que todo esto a mi me llena de gozo, de una paz y de una esperanza que realmente no sé qué decirles, tengo mi corazón como apretujado por tantas emociones que he vivido juntas, pero lo más hermoso de todo ¿saben qué es?, ¡es que ustedes no tienen conciencia de todo lo que está pasando!, es decir en ustedes hay mucha humildad y en consecuencia no toman en cuenta todo lo que está pasando, y me parece bien, esa es la forma en que se debe hacer.

Yo no quiero demorarlos mucho porque el cansancio de ustedes es grande y la hora no es muy conveniente, pero les ratifico todo con un abrazo, un abrazo grande y bien fuerte., porque cuando he muerto era vieja, pero acá he rejuvenecido, como todos los que vienen acá.

¡Cuánto me gusta todo esto, cuánto me gusta que anden con “chismes” de la Madre Teresa! Y oigan bien lo que les digo: no esperen a que se conozca las Profecías y mensajes que damos acá, digan a todos las cosas que yo digo, que yo les aseguro que no van a tener ningún problema con ninguna autoridad eclesiástica ni nada por el estilo por todo esto.

¡Digan, chismorreen!, ¡soy mujer y me gusta el chismorreo, siempre que sea en nombre del Señor!, y ya no voy a hablar más por hoy porque no hace falta, ya ha pasado demasiado, ¡demasiado!

¡Los amo, los abrazo, los apretujo contra este hábito desteñido y sucio!

Amén.

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