Mensaje del 30 de Septiembre de 1997 - Madre Teresa

Porque quien tiene necesidades las tiene y punto. Y yo veo que estos mensajes tienen que llegar a todos los extremos de la Tierra porque van a producir una conmoción muy grande en todos lados.

Mensaje del 30 de Septiembre de 1997

Dice la Madre Teresa:

(Que está sentada a mi lado en la cama y se mueve con cierta impaciencia).

Estoy muy contenta con el cassette que grabaste sobre mí. Yo diría que pusiste tanto amor al hacer ese cassette que quien lo escuche caerá de rodillas, aunque sea simbólicamente. Y es que ese cassette puede hacer tanto bien en un alma, ¡tanto bien!, que es una verdadera bendición.

Yo estoy admirada de cómo me han recibido en esta casa, de cómo se aman todos, de cómo me quieren y de cómo me tratan. Es cierto que en muchos lugares también fui bien recibida, pero un poco fue por la noticia y entonces por eso se lo tiene en cuenta. Pero aquí no, aquí la cosa va mucho más lejos, ¡muy lejos!.

Ahora bien, por mi parte sigo contínuamente rogando al Padre para que todo se vaya realizando, ¡todo!. Pero que se realice en forma rápida, eso es lo que le pido al Señor. Porque yo no tengo tiempo para esperar, así decía siempre. Porque quien tiene necesidades las tiene y punto. Y yo veo que estos mensajes tienen que llegar a todos los extremos de la Tierra porque van a producir una conmoción muy grande en todos lados.

Vos dirás "si son todas palabras conocidas". Sí, muchas son conocidas, por supuesto, (¿qué hay de nuevo bajo el sol?), pero el tema es que están dichas en este momento, están dichas ahora y están dichas por un corazón palpitante. Están dichas por una corazón que se entrega en holocausto para que todas las cosas se cumplan inexorablemente.

En el fondo parecería que vos no estás creyendo todo lo que se va a realizar, porque como es tan grande no alcanza a abarcar toda la proyección de tu mente. Pero ya vas a ver todo lo que va a pasar, ¡ya lo vas a ver!, no es cuestión de esperar mucho tiempo. Las cosas ya se están haciendo y mucho más rápidamente de lo que vos creés, ¡muchísimo más rápido de lo que vos creés!.

Yo no tengo tantas cosas especiales para decir en los Mensajes y Profecías. Tengo algo muy simple que decir, como decir: que yo rezo, algo tan simple como decir: que yo amo, algo tan simple como decir: el prójimo es mi hermano, algo tan simple como decir: ¡abajo el egoísmo, las soberbias, y todas esas cosas del alma que los están carcomiendo!. Y al decirles eso les digo todo. Les estoy mostrando todo un sistema de vida: rezar, amar, quitarse de encima todas esas lacras que impiden ver con claridad, abrir el corazón a Jesús y dejarse amar por Él. Pero no dejarse amar a nivel individual o en pequeños grupos sino a nivel colectivo y mundial. Entonces no hace falta decir tantas palabras. Cuando la Madre Teresa dice: "yo rezo", eso significa: mundo entero ¡pónganse a rezar!, ¡todo el mundo caiga de rodillas y pónganse a rezar! Porque seguramente tendrán que pedir muchas veces perdón por todas las injusticias que han cometido y otros tendrán que arrodillarse y dar gracias a Dios por tantas cosas, y otros para pedir que este mundo sea más habitable.

Que no queden dudas sobre esto, no hace falta decir muchas palabras: "rezar, amar, el prójimo es mi hermano, dar mi sangre por el hermano, sacar el pie de la cabeza de mi hermano".

Por supuesto que todo eso debe hacerse de acuerdo a los tiempos en que vivimos. Yo estoy pensando en mis pobres que se mueren de hambre y no me queda tiempo para hacer un poema o decir algo en verso. ¡No me queda tiempo porque estoy apurada para calmar el hambre de ese hombre que se está muriendo!

Entonces, además de lo que dije antes como mensaje, piensen que hay que usar los elementos que nos da el mundo de hoy y avanzar. Digo avanzar porque muchas veces el espíritu de las tinieblas, representado por hombres de poder, nos gana espacio porque nosotros tenemos una timidez que a veces roza con la estupidez.

¡Adelante!. ¡Con fuerza!. ¡Si hay que enfrentar lo que venga se enfrentará!. Ustedes tienen que pensar siempre que Jesús es vuestro guía, vuestro Maestro, ¡vuestro todo!. En consecuencia si ustedes han tenido la estructura en la que se están moviendo, entonces obren de acuerdo a como lo han entendido y no le lleven demasiado el apunte a las estructuras que los está oprimiendo.

Esto no es hablar en contra de nadie. Esto es apurarse. ¿Apurarse para qué?. ¡Si querés la contestación, preguntásela al hambriento!. O preguntátelo vos mismo cuando pasas varias horas sin comer y el estómago empieza a llamar para que lo llenes de alimentos. Entonces te vas a dar cuenta de por qué hay que apurarse. Si tres horas de falta de alimento hacen que vos estés necesitando comida, ¿qué pasará con aquellos que han nacido y ya son grandes y siempre han vivido en la indigencia más espantosa?. ¿Hay tanto tiempo?. ¿Hay tanto tiempo?.

Ahora bien, no todo tiene que cifrarse en el hambre de pan, en el hambre de carne. No se olviden de que hay una cosa que me preocupa tanto como el hambre de pan y el hambre de carne y que es el hambre de amor. Lamentablemente están viviendo en un momento en donde el amor es el eterno prescripto. ¡Qué poco se ama!. ¡ Qué mal se ama!. ¡Han confundido, han mezclado las cosas! y parecería que la mayoría toma y habla del amor como si fuera lo más natural del mundo, y sin embargo del amor no entienden absolutamente nada.

Hermanos, ¡ hermanos!, si entendieran lo que es el amor tal vez los primeros beneficiados serían ustedes. Porque nadie puede sentirse mal y ser infeliz cuando está sacando de su propia carne para dárselo a alguien. Pero sobre todo, cuando hablo de sacarse un pedazo de carne me refiero a la carne de vuestro corazón y entregarlo. Y como yo decía siempre, no dar sino darse, ¡darse, darse, darse!.

¡La gente está harta de que le den, harta y asqueada!. ¡Lo que la gente quiere es que se den!.¡No que den, que se den!, ¡darse, darse, darse! Yo sé que mis palabras son muy simples. Nadie puede argumentar que no entienden mis palabras, absolutamente nadie. Así que ¡a poner en práctica todo!. ¡ A llevarlo a la práctica!. ¡Reír con el que ríe, llorar con el que llora, amar con el que ama, sufrir con el que sufre!

¡Qué simple parece todo, pero qué difícil que es hacerlo de corazón!. Yo no sé si lo habré hecho bien o mal, pero lo he hecho, y lo fundamental es que lo haya hecho. Si de todo lo que hice hay muchas cosas que a lo mejor no hice en forma perfecta no me importa. Porque las hice, las hice hasta las últimas consecuencias. ¡ Ustedes lo saben muy bien!.

Más allá de todas las propagandas y de todas las palabras y las cosas que se dicen de mí, vos no sabés, mi querido hasta qué punto estoy a tu lado. ¡No sabés hasta qué punto te estoy influyendo, no sabés hasta qué punto te ama el Señor, no sabés hasta qué punto todo esto que está pasando va a conmover los cielos y la tierra! ¡Hermano, hermano, hermano!

Amén.

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