Mensaje del 27 de Septiembre de 1997 - Madre Teresa

El Señor quiere utilizarme como un ejemplo para el Tercer Milenio, en el que parecería que el arrojo, el coraje, y hasta la arrogancia con los poderosos, en algunos casos, son virtudes en plenitud, sin por eso pecar.

Mensaje del 27 de Septiembre de 1997

Dice la Madre Teresa:

¡Está todo maravilloso en esta casa!. ¡Yo de aquí no me muevo más!. Y yo desde luego voy a ser como una secretaria. Me alcanza el tiempo para todo, para estar en muchísimos lugares a la vez, pero de aquí no me muevo más. Y como era mi costumbre estoy vigilando todo, vigilo mucho, pero aquí no hace falta. ¡Vos tendrás que vigilarme a mí en todo caso!

¡Me gusta la fuerza que hay acá!. ¡Me gusta el coraje que hay acá!. Me gustan los porfiados como vos, me gusta toda la gente que viene a las reuniones porque van a crecer un montón. Todo me gusta, ¡absolutamente todo!. Pero es una pena que todavía no tengas estampas mías para repartir. Eso es importante, al igual que el reparto de las velas azules, del color de mi traje. Pero yo me voy a encargar de que prontito tengan estampitas mías para repartir. ¿Serán las más hermosas para que me vean allí?, ¡nooo, no, nada de eso!. Serán porque el Señor me usa como una especia de ejemplo universal para el Tercer Milenio.

Porque para el Señor soy el arrojo, soy el no tener miedo a nada ni a nadie, es decir, represento una forma de santidad totalmente diferente a otras. Ya sé que se te cruzó por la mente que Santa Teresa de Jesús era medio parecida a mí. Pero no, el mil doscientos no es el mil novecientos, y Teresa de Jesús tenía un juicio bastante fuerte, difícil, y no podía llevársela de la nariz. Pero ella es de una manera y yo soy de otra, y muchas de mis actitudes pueden parecer hasta de mala educación, ya que yo me he parado ante muchas puertas, las he abierto, me he metido en lugares que no debía y recién después se me ha ocurrido pedir disculpas (si es que la pedías).

Es decir, yo ni remotamente pensaría con respecto a mí en la santidad. Pero pareciera que el coraje, la fuerza, el ser porfiado, enérgico y a veces hasta cruel por amor al Señor representa una nueva forma de santidad, porque son maneras diferentes de luchar. No tengo nada en contra de los místicos, pero un místico no haría mucho en los lugares de la muerte de la India. Por eso es que sepan diferenciar las diversas clases de santidades.

El Señor quiere utilizarme como un ejemplo para el Tercer Milenio, en el que parecería que el arrojo, el coraje, y hasta la arrogancia con los poderosos, en algunos casos, son virtudes en plenitud, sin por eso pecar.

¡Y vaya si me enojé yo!. ¡Las de veces que he cambiado los decorados de las casas a las que me llevaban y que recién se habían inaugurado!. Había un lujo tremendo y eso a mí me daba asco, entonces yo sin ningún empacho tiraba todo al suelo porque no condecía con lo que allí pasaba. Y entonces parecería que en mí la mala educación es una virtud, y por eso es que estoy acá con ustedes, para darles un montón de luchas, un montón de coraje, un montón de amor.

Y no piensen que estoy acá para hacer favoritismos para la India. Ustedes en América tienen un montón de porquerías que arremeten. ¡Vaya si acá hay injusticias, vaya si acá hay pobres y hambrientos!. ¡Vaya si acá no hay un montón de cosas que cambiar, empezando por los poderoso, los que tienen la manija, y también por algunos ministros de la palabra que no están ni a la altura de los zapatos de un verdadero ministro de la palabra!

¡No se hagan los sordos!. ¡ No se hagan los sordos!. ¡Pongan los hábitos en remojo porque el Tercer Milenio los va a sorprender y se van a quedar al margen de la historia!. ¡ Y al Señor eso no le gusta ni medio!

Ya sé que cuando hablo parece que estoy amenazando. Lo que pasa es que aunque esté de este lado no puedo cambiar el mundo en que viví montones de veces. He usado amenazas, pero no para mí sino para mis hambrientos de pan y de amor, y por eso uno se vuelve un poco áspero. ¿Por qué no hay tanto trigo?,¡ no, porque se termine el mundo y alguien se muera de hambre antes o padezca una injusticia y no haya tenido una gota de amor en su vida!. ¡Yo no quiero perder ni un momento de tiempo para poder reparar al menos algo!

Bueno, no quiero amargarles la noche, tomen esto que les digo en forma enérgica como algo nuevo y simple, que he dicho con tanta energía, porque me encanta contagiar energía. ¿Se acuerdan de cuando dije que nunca pensé en mis defectos y mis pecados porque no tenía tiempo para hacerlo?. No tenía tiempo porque ese tiempo que perdía en pensar en mis defectos y pecados lo tenía que usar para combatir en el mundo todo lo que he combatido. ¡ y no crean que por usar palabras fuertes y ásperas no voy a darles a cada uno un abrazo!. ¡Si estoy acá es porque los quiero, sino no estaría!, y ya que estoy acá, voy a hacer mi parte.

Amén.

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