Mensaje del 16 de Septiembre de 2008

Digo esto pensando en todas las cosas que ocurren en este momento en el mundo a lo largo y a lo ancho, en todas direcciones y a cada rato, piensen en estas cosas, que la Sagrada Escritura sea un libro siempre abierto, diciéndole cosas para guiar vuestro camino, ese camino en el que Yo los acompaño siempre. Mensaje del 16 de Septiembre de 2008

Dice la Virgen:


Me gusta recordarles esto del Profeta Isaías: “¿quién pesó en el hueco de su mano el agua del mar, o midió con una cuarta de su mano las dimensiones del Cielo?. ¿Quién calculó toda la Tierra con un decalitro, pesó las montañas en una romana y los cerros en una balanza?. ¿Quién habrá podido criticar a Yavé o darle un consejo para guiarlo?. ¿A quién habrá consultado para juzgar, para saber cómo se administra justicia o para estar al día en los métodos más prácticos?. Las naciones son como una gota en el borde del vaso, valen tanto como un grano de arena en la balanza. Las islas pesan tanto como polvo fino. El líbano ni siquiera sirve para encender su hoguera, y sus animales no alcanzan para quemarlos en un sacrificio. Todos los países del mundo son como nada delante de él, para él son lo mismo que si no existieran. ¿Con quién podrán ustedes comparar a Dios, qué representación pueden dar de Él?”.

Digo esto pensando en todas las cosas que ocurren en este momento en el mundo a lo largo y a lo ancho, en todas direcciones y a cada rato, piensen en estas cosas, que la Sagrada Escritura sea un libro siempre abierto, diciéndole cosas para guiar vuestro camino, ese camino en el que Yo los acompaño siempre.

Entiéndanlo, entiéndanlo.

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