Oración del 03 de Mayo de 2008

Tenemos que hacer de cada oración, de la lectura del Evangelio, de todo, una forma de sanación constante, es decir, porque en primera y última instancia ¿qué es lo que nos sana?, nos sana esa relación continua que tenemos con el Señor. Oración del 03 de Mayo de 2008

Habla Artemio:


Buenas tardes.

Como todas las cosas empezamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Tenemos la hojita para ir mirando los cánticos, bueno, venimos de lejos, no tan lejos, medianamente lejos, cerca y todos con nuestros objetivos y lo que pretendemos encontrar, pero en el fondo el hecho de venir es una forma de alabar al Señor, tengamos siempre en cuenta siempre eso ¿eh?, además si alabamos es porque hemos sacado de nuestra alma la tristeza ¿eh?, por eso lo decimos así sin necesidad de mirar el canto, aquí en el papelito: no puede estar triste el corazón que alaba a Cristo…. De nuevo: no puede estar triste el corazón que alaba a Cristo…. Pensemos que hemos venido a este lugar, este Santuario de la Madre y del Señor de la Misericordia, todos tenemos un objetivo bien claro, una motivación, algo nos trajo aquí y también por qué ¿no? muchos vinieron por curiosidad, está bien, está muy bien, entonces pero de una u otra forma nadie puede decir que está sano ¿eh?, porque o bien físicamente, o bien psíquicamente o bien espiritualmente, pensemos, no solamente está enfermo el que tiene un cáncer, hemorroides o el cayo en el juanete, no, también está enfermo el que es egoísta, el soberbio, el que no puede aceptar la palabra de nadie, aquellos que hay que tenerlos para hablarles porque están siempre enojados ¿no?.

Entonces, todos tenemos algo que sanar siempre y además si no lo sabemos pero tenemos una vida, hemos nacido en un lugar y en un tiempo, pertenecemos a una familia donde había ciertas características de acuerdo al origen, de acuerdo a su raza, de acuerdo a la cultura de siempre que vivió cerca de ellos. Entonces, yo no sé quien no tiene que sanarse de algo, porque incluso aquellos que pueden parecer, podemos parecer muy sanos, a lo mejor potencialmente, es decir dormido pero puede despertar podemos tener cualquier cosa adentro, así que ninguno se considere, como a veces dicen: no, yo no quiero la bendición porque yo estoy muy bien, ¿qué es estar muy bien no?, eso es un problema también, no sea cosa que a veces pequemos de arrogantes, soberbios ¿eh?.

sas criaturitas que van y vienen los padres cuídenla porque así nos distrae ¿no es cierto?, es preferible que pierda uno el tiempo afuera cuidándolo y no nos distraigamos nosotros, tenemos que respetar a la gente que está en silencio ¿eh?, bueno.

Les decía entonces que todos tenemos algo y si no tenemos tanto aparente pero por dentro se incuban tantas cosas, como decía San Agustín ya en el siglo IV: a veces surgen cosas en mi vida que yo ni por casualidad sabía que las tenía, ni por casualidad sabía que las tenía, es decir, somos siempre una caja de sorpresa los seres humanos y a veces no controlamos muy bien las cosas que tenemos adentro. En conclusión, necesitamos la gracia del Señor para que esté siempre guiando todo aquello que tenemos y la mayoría de las veces no dominamos, no podemos dominar o directamente no sabemos que eso que tenemos nos domina a nosotros. Necesitamos un Espíritu de humildad para poder decirle al Señor, así como sabemos que una lámpara sigue encendida por el aceite que tiene, así nosotros seguimos viviendo bien cuando el Señor alimenta también nuestra vida, así como a la lámpara se le pone aceite, necesitamos la gracia del Señor para seguir viviendo bien, honestamente de acuerdo a lo que debe ser la naturaleza del hombre, somos personas. Teniendo en cuenta esto le decimos humildemente al Señor que ponga aceite en nuestra lámpara ¿no?, es decir que llene de gracia nuestra vida, pero tenemos que decírselo en serio ¿eh?, no de lejos ni de cualquier forma, a ver: pon aceite en mi lámpara Señor…. Con fuerza, sintiéndolo: pon aceite en mi lámpara Señor….

Ahora vamos a leer el Evangelio pero antes tenemos que pensar un poquito pero no con la mente sino con el corazón, ¿y qué tendremos que pensar?, que la palabra del Señor sin que nadie intervenga la palabra por sí misma pasa sanando, algunos dicen: esperamos la sanación, la sanación empezó desde el mismo momento en que empezamos a cantar, en el mismo momento que nos persignamos, entonces la palabra entiéndanlo, por sí misma es sanadora porque es la palabra del Señor, pero esa palabra podemos hacer que resbale nada más o podemos atenderla y entenderla, por eso decíamos recién del silencio, hay muchas cosas que no se pueden hacer dentro del barullo ¿eh?, tenemos que pedirle al Señor que envíe sobre nosotros un corazón tierno, humilde, abierto, que más allá de nuestros dolores, de nuestros problemas, de nuestra vida difícil, complicada, tremenda, se abra así simplemente como se abre una flor para recibir la palabra del Señor, Él nos creó a su imagen y semejanza, somos sus hijos, en consecuencia ningún padre se niega a darle a su hijo lo que este le pide, lo que el hijo necesita, tener en cuenta eso.

Tenemos que hacer de cada oración, de la lectura del Evangelio, de todo, una forma de sanación constante, es decir, porque en primera y última instancia ¿qué es lo que nos sana?, nos sana esa relación continua que tenemos con el Señor, si nosotros pudiéramos vivir, por supuesto, haciendo nuestros trabajos y viviendo nuestra vida pero siempre como dice el Evangelio pensando que la mirada del Señor está sobre nosotros, así como la mirada de un Padre amoroso que quiere para su Hijo lo mejor, tenemos que acostumbrarnos a vivir de esa manera, pero esa mirada del Señor tenemos que sentirla como amorosa, es posible que muchos la hayamos sentido alguna vez pero por la educación, por la influencia de tantas cosas sentimos la mirada del Señor como algo vigilante, dispuesto a reprocharnos algo que hicimos, dispuesto siempre a bajarnos, digamos, la señal de que nos va a castigar, todo eso no es mis queridos. Tenemos que acostumbrarnos a mirar al Señor y a sentir la mirada de Él sobre nosotros que nos está infundiendo la vida, aquél que nos creó sigue infundiéndonos la vida y que no se preocupa por las cosas malas que hacemos, no se preocupa.

Lean los Mensajes a Santa Faustina y los que continua aquí dando el Señor ¿eh?: Yo no vengo a reprocharle nada a nadie, no vengo a decirle a las personas sobre las cosas que hicieron mal, Mi objetivo es amarlo todo y perdonarlo todo, ese es el mensaje esencial de la Misericordia que Jesús está dando aquí desde Marzo de 1995, todos los días, sin excepción, a veces se graba, a veces no, según lo que Él quiera, pero todos los días el Mensaje de la Misericordia, el Señor está dispuesto a amarlo todo y perdonarlo todo, entonces ese Padre amoroso que nos mira en su mirada quiere darnos todo lo mejor, eso lo adelantó a Santa Faustina en la década del 30 y lo continua aquí, lo continuó en este lugar, eso no quiere decir que en todo el Evangelio y en el Antiguo Testamento no se hable también de la Misericordia, por supuesto que sí, tanto que el Evangelio de San Lucas por ser un Evangelio que está tanto de parte de los que menos tienen, menos pueden, menos, menos, menos todo se lo llama el Evangelio de la Misericordia el de San Lucas, bueno.

Teniendo en cuenta todo esto le pedimos al Espíritu Santo que nos ponga en condiciones para escuchar la palabra: ven, ven, ven, Espíritu Divino, ven, ven, ven, acércate a mí…. Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. Del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. El Evangelio de hoy tenemos que asociarlo al Evangelio de mañana porque mañana es el día que conocemos dentro de la liturgia dentro de la Santa Madre Iglesia Católica Apostólica Romana, conocemos como el día de la Ascensión del Señor, el séptimo domingo de Pascua es la Ascensión del Señor, bien. Tanto el Evangelio de hoy como el de mañana nos están revelando todas las cosas que están pasando dentro de nuestro mundo. El Evangelio es de San Juan, 14, versículo 6 al 14: “Jesús contestó: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre si no por Mí. Si me conocen a Mí, también conocerán al Padre. Desde ya ustedes lo conocen y lo han visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta. Jesús respondió: hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocés Felipe?. El que me ha visto a Mí ha visto al Padre. ¿Cómo pues dices: muéstranos al Padre?. ¿No crees que Yo estoy en el Padre y que el Padre está en Mí?. Las palabras que les he dicho, no vienen de Mí, el Padre que está en Mí, es el que hace sus obras. Créanme. Yo estoy en el Padre y el Padre está en Mí; al menos créanlo por esas obras. Ahora me toca irme al Padre, pero les digo: el que cree en Mí hará las mismas cosas que Yo hago, y aún hará cosas mayores. Y lo que ustedes pidan en Mi nombre lo haré Yo, para que el Padre sea glorificado en su Hijo. Y también, si piden algo en Mi nombre, Yo lo haré”. Esta es palabra del Señor, te alabamos Señor y te damos gracias.

Bueno entonces, el Evangelio de días atrás y el de mañana nos está diciendo, girando sobre un tema, que Jesús está en su Padre como el Padre está en Él y el amor entre el Padre y Él es el Espíritu Santo, hay cosas que tengo que repetir porque no todos los días están las mismas personas aquí pero por supuesto que…, por supuesto que tenemos que pensar que a pesar que se dicen los mismos temas pero nunca con las mismas palabras entonces el que escucha otra vez es algo relativamente nuevo.

Ahora bien, el tema de estos días gira en torno al Padre, al Hijo y al Espíritu
Santo, el Padre Creador del universo desde tiempos inmemorables, el Hijo, el Redentor, el que vino al mundo hace dos mil años y el Espíritu Santo que es el amor entre el Padre y el Hijo pero ya en el comienzo de los tiempos el Hijo estaba dentro del Padre, así como estaba el Espíritu Santo haciendo que todo fuese un solo Dios, con personas diferentes, distintas ¿eh?.

Ahora bien, siempre nosotros estamos recalcando eso ¿verdad?, por ejemplo, Jesús llega al mundo, nace, crece, predica, muere y después de muerto aparece a su Mamá, a María Magdalena, primero a María Magdalena, después a su Mamá, a los Apóstoles ¿mmm?, y en el día de mañana que conmemoramos el día de mañana, que pasó una vez hace dos mil años Él Asciende a los Cielos, es decir pasa al otro lado. Entonces cuando Él dice que se va a ir, que no me quedaré mucho tiempo con ustedes, etc., está queriéndonos decir que así físicamente como lo veían los Apóstoles no lo seguirían viendo sino que lo veríamos de otra forma, como nos lo trae el Espíritu Santo a nuestro corazón, Yo me voy dice Jesús en el Evangelio de mañana pero les enviaré a quién les consuele siempre.

Ahora, que Jesús pase al otro lado y nos mande el Espíritu Santo ¿quiere decir que Él nos deja?, no, el Espíritu Santo es el que incluso nos va a hacer conocer mucho más de Jesús y del Padre ¿mmm?, no ve que el Evangelio dice: el que me sigue a Mí va a hacer mucho más cosas incluso de las que Yo hice, el que tiene Mis principios, el que me sigue a Mí, por eso cuando cada uno de ustedes y de nosotros llevamos la palabra adonde esté o adonde haya necesidad, estamos cumpliendo con el mandato del Señor: vayan a todos los lugares, bauticen en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y prediquen la Buena Nueva del Evangelio, pero no se los dice solamente a los Discípulos, sino nos lo dice a cada uno de nosotros, es decir, todos tenemos la obligación moral digamos de comentar, de decir, de anunciar la palabra. Como una especie de la relación de amor que hay entre Él y nosotros, no por una obligación, así como quien dice: y sí, tengo que hacerlo, no, no, no, es algo que surge, como una consecuencia del amor que le tenemos. Cuando a uno le ha pasado algo hermoso trata de contárselo a los demás: sabés lo que me pasó, así también ocurre con la experiencia que tenemos con el Señor. Cuando uno se da cuenta de su amor y de lo que es, de lo que significa vivir con Él, seguir como dice el Evangelio: el camino, la verdad y la vida, entonces todo se vuelve diferente, ¿por qué?, porque un Padre de amor nos está diciendo: Yo soy el camino, sigan ese camino, Yo soy la verdad, no hay otra verdad, Yo soy la vida, no hay otra vida en abundancia como la que Yo doy ¿mmm?. Entonces, cuando se predica su palabra, cuando se la lleva a los demás es como una consecuencia del amor que uno le tiene y que Él le tiene a uno ¿mmm?. No es como algo: y bueno, tengo que hacerlo, y esto corresponde, o me pagan para esto, no, no, no, yo te amo Señor y me gustaría que otros también te amaran porque al amarte van a descubrir cuánto le amás vos y de esa forma su vida se va a transformar.

Allí está el secreto de todo, allí está, si no lo habíamos descubierto pidámosle al Espíritu Santo que nos llene de esa verdad del Señor para que, como decíamos antes, ya la misma palabra nos está sanando, ¿qué nos sana?, y de ser medio animalitos a veces, de hacer cualquier cosa, de ser torpes, egoístas, malditos, que se yo, con malos pensamientos de los demás, etc. ¿no?. Entonces, a medida que uno avanza en la relación con el Señor, cuando uno más lo conoce más lo ama, y así pasa con los seres humanos, uno más conoce a alguien que tiene cerca, más lo ama, y tenemos que estar siempre a la recíproca: me ama, no puedo fallarle ¿eh?, y el otro: a mí me ama yo no puedo fallarle, Jesús me ama yo no puedo hacer un macanazo porque Él me ama ¿eh?, ¿me va a retar?, ¿me va a castigar?, no, el Señor ni reta ni castiga ni pone pruebas ni nada, terminemos con eso de las pruebas del Señor, no hay ninguna prueba. Un padre no deja a un hijo sin comer para hacerle purgar algo malo que hizo, no, como dice el Evangelio: ¿qué padre a un hijo que le pide pan le da una piedra?, ¿o al que le pide pescado le da una serpiente? ¿mmm?, bueno.

Entonces, la relación que debemos tener con el Señor, es esa relación de amor tan profunda que lo de ayer si me parecía profundo es poco al lado de lo profundo que puede ser hoy y mañana, lo de hoy me va a parecer poco al lado de lo que sentí y así pasado y así, es todo un camino lleno de Luz, Yo soy el camino, la verdad y la vida, Yo soy la Luz, quien me sigue a Mí no camina en tinieblas.
¿Por qué sufrimos tanto entonces?, ¿por qué nos damos tantos golpes en la vida con los demás, entre nosotros?, ¿por qué la falta de armonía?, ¿por qué la falta de comprensión entre los seres humanos?, ¿por qué?, a veces uno se recoge en silencio viendo de que uno no es comprendido, el Señor nos pidió que todos nos comprendiéramos, que si hoy uno no comprende lo suficiente mañana será un poquito más, pasado más, pero el amor siempre debe acercar, nunca distanciar a nadie, esa es la relación. Mañana vamos a decir: mirá el Señor en la Ascensión pasa al otro lado ¿y nosotros quedamos huérfanos?, no, el Señor está siempre con nosotros, desde que resucitó hace dos mil años está triunfante y para el que puede ver está ahí parado delante de nosotros triunfante, mientras la Madre ya ha pasado por toda esta parte y empieza por esta para dar la bendición, algunos lo ven; ustedes dirán: ¿y por qué otros no?, y por una relación muy simple, tal vez uno no quiera verlo, tal vez uno tenga cierto miedo en verlo porque es como aquello que ante la luz se tapan los ojos por temor a que la luz los encandile y a veces nos pasa lo mismo con el Señor, tenemos temor de que su Luz nos alumbre tanto y nos de tanto que no tenemos agallas para aguantarnos tanto amor como se nos da, ese es uno de los problemas por los cuales no todos ven al Señor ¿eh?, porque no se aguanta uno tanta Luz ¿eh?, apagá esa luz porque me enceguece.

Si no crecemos espiritualmente la Luz del Señor nos enceguece porque es tanta, si no abrimos nuestro corazón y amamos al menos a semejanza de cómo Él amó ¿verdad?, no vamos a entender nunca lo que es el amor en serio porque hay tantas discusiones y problemas entre las personas que se aman, no porque sobre sino porque falta afecto, no porque no se comprendan, tampoco quieren comprenderse, porque cada uno piensa: yo no voy a aflojar, porque yo estoy en mi posición y de ahí nadie me saca, no, así no.

Con todos estos principios llenos de Luz que el Señor nos da, completemos la palabra del Señor pidiéndole, alabándole, cada uno en su corazón sabe qué es lo que va a hacer, entonces como la mayoría de los rostros que veo son nuevos, una gran mayoría o a lo mejor no me acuerdo pero sí son nuevos, entonces hay que volver a hacer lo que hacemos siempre pero siempre en forma renovada y el que lo hizo una vez ya vuelva a hacerlo porque siempre pueden quedar cositas por ahí enredadas, ¿a qué me refiero?, a lo que ya Jesús en el año 95, el primer año de sus Apariciones, decía: Yo quiero que ustedes sanen la herencia, ¿por qué?, porque si no hay la sanación de todo lo que uno hereda entonces la salud es muy difícil recuperarla, ¿por qué?, porque hay como una central, vamos a llamarla de una manera, una central eléctrica en nuestro ser, que donde están todos los factores hereditarios, todos los genes, habrán oído hablar los médicos de genes a veces, que son principios activos de cada cosa y están todos allí y uno hereda genes de los padres, de los abuelos, tatarabuelos hasta la séptima generación y no solamente uno dice siete, siete quiere decir siempre, y no solamente que hereda sino que además en la descendencia trasmite a los hijos, nietos, bisnietos y sigue ¿eh? todas las cosas, ¿o acaso ya no escuchan los médicos que cuando la señora va con un problema en los pechos dice: ¿su mamá lo tuvo?, dice en seguida, diez años atrás no lo hacían, veinte ni por casualidad, treinta no lo sabían tampoco, bueno, porque son conceptos que hay que tener en cuenta, porque se puede estudiar la herencia con máquinas muy bien, se puede saber muy bien si un niño va a nacer con dawn o que se yo, pero de ahí a sanar lo que está mal solamente el Señor puede hacerlo, porque si uno quisiera atacar a un gen enfermo que trae a un chico dawn destruye al ser porque es la base del sistema nervioso, es la base de nuestra vida.

Por eso, le pedimos al Señor que sane nuestra herencia, hasta la séptima generación, es decir siempre y por supuesto, nuestra descendencia ¿verdad?, pero también hay una herencia cultural, ¿quién sabe qué hizo el tatarabuelo o el re contra tatarabuelo allá a lo lejos, viviendo a lo mejor en otro país o aquí o donde sea?, ¿qué sabemos si anduvo en tratativas con el demonio, de curanderos de todo tipo, con maldiciones y la madre en coche?, no sabemos nada, entonces tenemos que poner fin a todo ese conjunto de cosas que llevamos sobre nuestras espaldas como si fuera una bolsa llena de podredumbre y a veces generaciones enteras, generaciones y generaciones llevan esa bolsa ¿mmm?, esa herencia cultural de lo que hicieron nuestros antepasados, pobre, a lo mejor no se dieron cuenta, no pensemos mal de ellos, simplemente pidámosle al Señor que sane toda nuestra herencia cultural para que se corten todas las porquerías que vienen de los antepasados.

En una palabra, el Señor quiere que se vayan de acá limpitos como si se hubieran bañados pero interiormente.

Entonces, Señor de la Misericordia, mirá todo mi pasado, cada uno dice por supuesto, quiero que lo limpies, limpiame a mí de todo eso, es necesario Señor porque yo quiero estar sano, no quiero tener la herencia de maldiciones, daños, porquerías que me hicieron, todos o con relación al demonio ¿mmm? porque aquellos que dicen que este curandero es bueno porque tiene unos Santos colgados, macana che, todo eso lo hacen para disimular pero la mayoría para sacar un peso hacen tratativas con cualquiera, entonces cortemos esas cosas porque los seres humanos somos muy, muy inclinados a visitar aquellos que nos quieren solucionar los problemas de un día para otro ¿eh?, hay que darle la mano al Señor para solucionar los problemas, no aquellos que dicen: chau, te di todo, andá tranquilo, pagame tanto, no, eso no está en las manos del Señor.

Ahora bien, entonces por un lado la sanación de la herencia física, psíquica, la herencia cultural que es todo lo que les dije, en la herencia física todos los elementos que nos perjudican en nuestra salud física y también en nuestra salud psíquica, es decir lo de la mente y también en nuestra salud espiritual, todas nuestras relaciones con el Señor, que el Señor pase sanando todos aquellos acontecimientos, anécdotas, situaciones en la cual hemos tenido problemas con los religiosos, con este, con el otro que no nos trataron lo suficientemente bien y marcaron nuestra vida para siempre ¿eh?, marcaron la vida para siempre, entonces no podemos nosotros estropear nuestra vida porque a alguien una vez se le ocurrió decir una barbaridad. Entonces, Señor pasa sanando también todo lo que estoy heredando y está almacenado en mi alma de todo lo que heredo espiritualmente ¿mmm?.

Yo les digo esto porque por experiencia he estado treinta y ocho años trabajando con religiosos y religiosas y no todos los religiosos y las religiosas son tan santos, como los seres humanos, como todo ser humano., entonces a veces pueden dejar una huella que no son tan buenas, en general son toda gente muy buena, muy santa, pero por ahí ¿mmm?, bueno.

Entonces, cuidémonos de todo eso ¿eh?, tratemos de que el Señor pase sanando todos aquellos recuerdos o situaciones que quedaron impresas en nuestra vida pero no solamente eso sino también las palabras que oímos, las sensaciones que tuvimos, es muy simple, si una criatura de tres años vio que su papá y su mamá tenían relaciones le quedó un agujero en la cabeza ¿eh?, es lógico eso ¿eh?: y sí, pusimos la luz despacito como hacían antes con la luz de kerosén pero la criatura vio y si no vio, sentía ¿mmm?, es decir, para cada tiempo las cosas en su lugar, entonces toda esa relación familiar, nuestros padres fueron santos pero que se yo si a veces hicieron macanitas de este tipo y nos hicieron oír cualquier cantidad de cosas que no deberíamos haber oído, ni sentido, ni tener la sensación de que estaban, o bien las violaciones, acá dentro para ser concreto, es decir estar hablando teóricamente, no Señor, hay doce personas que han sido violadas físicamente y otras, nueve más han sido violadas psicológicamente, no me digan que no porque es así, bueno.

Entonces, eso también tiene que sanarse mi querido porque si en tu vida hay una violación, tanto sea física como psicológica y también espiritual, cuando en una confesión te dijeron barbaridades, entonces hay que pedirle al Señor que nos sane de eso porque si uno no le pide al Señor que lo sane eso va a terminar en un cáncer o en un vitíligo donde la piel se te pone de todos colores, es decir marrón o blanco, etc., o va a terminar no sé pero en alguna enfermedad va a terminar porque el organismo no puede soportar tantas cosas como vivió en el pasado ¿eh?.

A veces pasan a buscar la sanación personas que parecen que no son personas sino un montón de dolor apilado, uno mira eso con dolor muy grande y le dice al Señor: por favor, hacé que todo ese dolor se transforme porque sino este ser humano no puede seguir viviendo así, porque no me nieguen ¿eh?, parece que algunos nacieron para sufrir y un montón de los que están acá dentro, no nos engañemos, tenemos que reconocerlo, es así, no porque busquemos culpables, buscamos las causas de nuestros problemas y de nuestras enfermedades.

Toda la iniciación de nuestra vida amorosa, nuestra vida sexual, ¿cómo fue?, allí se quedan como marcados montones de cosas que a veces pueden influenciar toda una vida, ¿cómo fue en nosotros el despertar del amor?, y antes de eso ¿cómo fue en nosotros el despertar de la vida? ¿mmm?, si yo veo una persona que desprecia a los animales, digo: claro, esta persona tiene allá en su pasado un desprecio total en la vida, porque se empieza amando lo más pequeño, ¿los niños que hacen?, juntan hormiguitas para tenerlas en la mano como aprisionando la vida ¿mmm?.

Che, les digo todo esto después de haber pasado toda mi vida, que no es poca, con niños y adultos y todo pero sobre todo con niños y adolescente, entonces les hablo con la experiencia de tantos ¿eh?, cuidemos todo eso y nosotros saquemos de nuestro interior todo ese mundo lleno de laberintos donde se esconden tantas porquerías del pasado, tantas, ustedes dirán: ¿y lo que pasó en la panza de mamá?, bueno, como no podemos saberlo pero sí tenemos las consecuencias pónganle la firma que si mamá estaba embarazada de nosotros y papá le dio una paliza tremenda, por supuesto que uno también la sintió, uno no se acuerda pero sí está sintiendo en su cuerpo la enfermedad física o psíquica de la consecuencia de esa paliza, no se engañen, es así, está demostrado por la ciencia también ¿eh?, bueno.

Entonces, aquí se viene a hablarle al Señor de la Misericordia y a María Santísima, pero hay que ponerse a tiros con el Señor y decirle: mirá Señor me pasa esto, al Señor le gusta que a uno le cuente, cuando el ciego de Jericó le dice: Señor tené compasión de mí, mirá si Jesús no iba a saber que estaba ciego, Él dice: contame que te pasa, estoy ciego Señor, ciego de nacimiento, no veo, entonces dice: bueno ve. Al Señor le gusta que le digamos porque al decírselo estamos sanando nuestro ser porque sacamos afuera algo que tenemos oculto, por supuesto que no se va a terminar de sacar todo en lo que dura esta Oración pero cuando quedan a solas o bien van a cualquier Iglesia delante del Sagrario, que allí está Jesús ¿no?, le cuentan al Señor las cosas que le pasaron, los problemas que tuvieron, las angustias que lo hicieron estar tan tristes y con tanta pesadumbre, díganle al Señor todo porque Él es el camino, la verdad y la vida, dice el Evangelio de hoy, y quien lo sigue a Él no anda en tinieblas pero tenemos que prestarnos para que Él se entere o sino decirle: mirá Señor, yo creo que esto me ocurrió, de acuerdo a como veo, mi casa como funciona debe haberme ocurrido esto, lo otro o lo otro ¿no?, bueno.

Entonces, que quede bien claro que a partir de este momento en este día sábado, vísperas de la Ascensión del Señor, todos los presentes, por obra y gracia de nuestro Señor de la Misericordia, le quedan cortadas todas las porquerías que vienen del pasado: maldiciones, todas las cosas diabólicas que hicieron los padres o los antepasados, ya, en este momento queda todo cortado porque el Señor de la Misericordia así lo quiere. Hoy se corta todo ese pasado, queda solamente del pasado lo bueno, el resto, el Señor los trajo aquí para que yo esté haciendo esto que estoy haciendo, pidiéndole al Señor que corte todos los males, maldiciones, trabajos, dados, tirados, hechos, pensados, todo, todo, a través del tiempo y el espacio, porque todas esas cosas, a veces la gente dice: no tengo suerte, no, así no se dice, lo que pasa es que uno paga deudas de otros, no es que no tenga suerte, la suerte la hace uno porque somos seres libres ¿eh?.

Entonces váyanse en paz, todos aquellos que piensan que pesa sobre su vida alguna cosa mala, de cualquier naturaleza, hecha hace poco o hace muchísimos años… (se dio vuelta la cinta)…, todo, no, no solamente eso sino todo, absolutamente todo. Incluso le pedimos al Señor de la Misericordia que sane todas las casas donde ustedes viven y que se llaman las casas con memoria, ¿qué quiere decir?, casas donde habitaron personas malignas que hicieron una serie de cosas que no son buenas, casas donde en el patio hay enterrados abortos y otras cosas ¿eh? para ocultar, casas donde vivieron curanderos, mano chantas y toda esa gente que andaba en cosas sucias o magia negra y todas las relaciones con el demonios, ya, en este momento el Señor de la Misericordia se introduce en la casa de cada uno de ustedes y de las personas que ustedes aman, se instala allí, ya, en este momento y corre todo aquello que no está bien, sana todo. Así que, por obra y gracia del Señor en este momento está todo sanado, todo ese pasado tumultuoso en la vida de todos porque todos tenemos un pasado tumultuoso, pagamos siempre cosas de otros, siempre.

Jesús de la Misericordia, cuánto necesitamos Señor que entres en nuestra vida para traernos como decíamos antes la vida en abundancia, nosotros te amamos tanto Señor, queremos tanto que dirijas nuestros pasos, que guíes nuestros ojos que debemos mirar, digas las palabras que debemos decir, sonrías nuestra sonrisa y seques nuestras lágrimas producidas por el dolor de algo que fue pero que todavía nos duele.

Sí Señor de la Misericordia, cada uno te está presentando Señor, te está presentando toda su vida y la vida de sus parientes, su casa a lo mejor contaminada con porquerías, todo te está presentando Señor, por intercesión de la Santísima Virgen, Nuestra Madre, todo te lo está presentando Señor para que vos lo sanes y de aquí en más lo guíes por el mejor de los caminos.

Aquellos que vinieron por curiosidad nada más, el Señor está golpeando a las puertas de vuestro corazón para decirles: dale che, deja de joder, abrí ese corazón porque quiero entrar en él y quedarme allí, no seas dañino. Entrá, es lo que está esperando que Él diga, entrá en mi corazón, yo venía a curiosear aquí nada más, no vine porque tenía interés, además yo no siento nada pero el Señor te está diciendo en este momento: vamos, dejá de joder, abrí ese corazón que está endurecido, si no lo hacés por vos, hacelo por tu familia, por tus hijos, por los seres que amás, porque no creo que no ames a nadie.

El Señor llega a vuestro corazón y si se esfuerzan un poquito hasta sienten el aliento de Él en vuestro rostro y muchos cuando pasan a buscar la bendición me dice: sí, yo sentí el aliento del Señor, se siente el calor de su cuerpo y además habrán sentido a la Madre que ya terminó aquí de bendecir, habrán sentido como le pasa las manos en los cabellos y les da la bendición, la sanación para todo ¿eh?.

Aquí vivimos de esta forma, conviviendo mañana, tarde y noche y trasnoche con el Señor y su Madre y los Santos, el que le gusta venga que nosotros le vamos a abrir siempre nuestro corazón para recibirlo y al que no le gusta a otra cosa, no venga, así de simple, o mejor dicho: el que viene lo trae el Señor y entonces por algo debe ser que lo trae, Él quiere hacer girar tu vida ciento ochenta grados, mucho más de las cosas que yo puedo decir, Él quiere hacerlo eso, por eso estás sintiendo el calor de su cuerpo, estás sintiendo la respiración en tu rostro, estás sintiendo que el Señor es lo mejor que te puede pasar en la vida, porque Él está: tan cerca de mí…. A ver como se lo decimos pero sintiéndolo más, a ver, a ver: tan cerca de mí…

Él está aquí, nuestro Señor está aquí, está aquí presidiendo la asamblea, todo Él es amor, pidámosle todo lo que necesitemos pero pidámosle convencido que nos dice que sí porque sino lo estamos ofendiendo ¿eh?, Él está aquí, entonces le decimos con el corazón: sáname Señor con tu Espíritu…

Sí Señor, quiero sentir el fuego de tu amor en mi corazón, esta llama que lo representa quiero que entre en mi alma y le traiga la vida en abundancia, vos sabés Señor qué cosas necesitamos cada uno, vos sabés qué nos hace falta, vinimos aquí Señor porque vos nos trajiste con la promesa tuya de que nadie viene a este lugar y se va como vino, por eso Señor el fuego de tu Corazón entra en nosotros y permanece para siempre.

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