Mensaje del 14 de Julio de 2007

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Si ustedes supieran cuánto disfruto cuando participo y veo en los pequeños grupos y no tan pequeños ese sentimiento tan enfervorizado, Yo no pido grandes luces para comprender, simplemente y maravillosamente un corazón grande para amar, Yo lo veo aquí en Mi Casa y la de Mi Hijo. Mensaje del 14 de Julio de 2007

Habla Artemio:

14 de Julio.

Dice la Virgen María:

Ya lo dije otras veces, pero me gusta repetirlo hasta el cansancio, con tolerancia
y bondad qué distinto sería este mundo.

Ustedes se imaginan un mundo donde ya los hombres no se diferencien por sus
razas, sus creencias, el color de su piel, su sexo, ¿se imaginan ese mundo?, sin ningún tipo de segregaciones, de ninguna naturaleza. Yo me lo imagino ese mundo porque ese mundo se dará algún día y ese mundo ya se da actualmente en algunos lugares, Yo diría son pequeños grupos y no tan pequeños, donde se vive esa hermandad tan querida por Jesús y como dije tantas veces que el mal hace mucho ruido, pero es tanto todo lo bueno que ven Mis ojos de los hombres que a veces o siempre me complazco en observar ciertas vidas tan llenas de amor, tan llenas de comprensión, de humildad, con una espontaneidad natural y les digo: me complace todo eso.

Si ustedes supieran cuánto disfruto cuando participo y veo en los pequeños grupos y no tan pequeños ese sentimiento tan enfervorizado, Yo no pido grandes luces para comprender, simplemente y maravillosamente un corazón grande para amar, Yo lo veo aquí en Mi Casa y la de Mi Hijo, en la que hemos acampado hace tantos años ya, veo toda esa gente en carente de fuerzas, precarios, golpeados por la vida, golpeados por todos aquellos que les gusta pisar a sus semejantes y Yo los veo allí tan inocentes, más allá de algunas palabras inoportunas que pueden decir pero que es fruto lisa y llanamente de la forma en que vivieron, el lugar donde nacieron, las familias a que pertenecen, pero haciendo abstracción de todo eso están allí con los ojos de lágrimas mojados y Yo paso por cada uno, les doy Mi bendición, aunque saben que Yo se los doy, pero no me ven, aunque su corazón siente todo y cuánto me regocijo, vienen de lejos, muy lejos y no tan lejos también a buscar palabras que los reconforte y que les haga la vida más llevadera, por supuesto que algunos tienen urgencias, sanar sus enfermedades, controlar sus problemas familiares, pero siempre de un montón de carencias de todo tipo y no se aplica allí lo que dice Mi Hijo:”los que estén cansados, agobiados, lleno de dolor, vengan a Mí que Yo los confortaré”.

Claro, Yo en esos momentos ahí con toda la gente que está en Mi Casa tengo que hacer por supuesto alguna comparación y pienso y me digo a Mí misma: por qué teniendo tantos hijos consagrados para llevar Mi palabra, que son una materia prima buenísima, pero el mundo, las estructuras sociales, eclesiásticas hace que sus palabras no lleguen, que sus gestos no sean vistos y que las homilías sean dignas de lugares muy refinados, Yo quiero palabras simples, humildes, sencillas para que el corazón de esa viejita retorne a su casa reconfortado y ustedes vieron los hombres no tienen tanto tiempo aunque su vida sea muy larga, entonces ese tiempo hay que llenarlo, aquél que no siente amor por los demás, todavía no ve estas cosas bien, pero quien lo tiene se regocija junto conmigo cuando las obras de Misericordia se concretan y aquello que a lo mejor antes se recitaba nada más de repente se hacen vivenciales, concretas, ¿y se entiende todo?, noo, todo no, algo nomás, pero lo suficiente como para cambiar las vidas, orientarlas hacia Mi Hijo como el Camino, la Verdad y la Vida, ya sin dolores atroces, con una aceptación de las cosas distinta a antes.

Cuánto me gustaría que muchos observaran lo que pasa en Mi Casa y la de Mi Hijo, me gustaría pero Yo veo que muchos, montones, multitudes, querrían estar pero por trámites burocráticos con la jerarquía, con todos aquellos de los que dependen les dificulta, se les hace imposible, porque después tienen que rendir cuentas.

Por qué esa prudencia mal entendida de no querer venir a Mi Casa aquí en este lugar de la pampa gringa, saben no hay aquí enfermedades contagiosas y cuando las hay se sanan, por eso, y tampoco hay errores dogmáticos, está todo dentro de una ortodoxia total, pero Yo diría: me gusta la ortopraxia, es decir, nunca ponerse al margen del amor, porque en sí lo saben tanto porque Mis hijos se los dice en el Evangelio y se los dije aquí cientos de veces, el amor no se equivoca, y suponiendo que se equivocara Mi Hijo ve los corazones y hace que si hubiese algún error no haga daño. ¿Tanto dirán ustedes?, sí, porque observen a una madre como trata a su niño, pequeño o no tanto, por mucho que esos brazos aprieten o el que está en sus brazos no se sienta tan cómodo pero todo se soluciona porque está lleno de amor, nadie se imagina, una madre con los brazos teniendo a su hijo odiándole, salvo que esté enferma.

Pensar en todo esto Mis queridos, pensar.

Amén.

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