Mensaje del 04 de Octubre de 2006 (2º)

Pongo en tu boca las palabras de Santa Faustina.

Mensaje del 04 de Octubre de 2005

Habla Artemio

Mas tarde en este mismo día 04.

Dice Jesús:

Consuela Mi Corazón que se consume de pedradas por los pecadores.
Comunica a los Sacerdotes que los pecadores mas empedernidos serán triturados por sus palabras si pregonan Mi inagotable Misericordia.
Comunica a los Sacerdotes que se conviertan en apóstoles de Mi Misericordia, que les daré a sus palabras una virtud y una unción irresistible.

Habla Artemio:

Dos horas después dice Jesús...

Dice Jesús:

Todo lo que existe descansa en las entrañas de Mi Misericordia de manera mucho más íntima que un niño en el seno de su madre, cómo me hiere la falta de confianza.
Para castigar tengo toda la eternidad, ahora, prolongo el tiempo de la Misericordia.
De todas Mis llagas pero sobre todo de Mi Corazón se derraman flujos de amor.
Habla al mundo entero acerca de Mi Misericordia.
Si los pecados fueran negros como la noche al dirigirse a Mi Misericordia el pecador me glorifica y hace honor a Mi Pasión, en la hora de su muerte lo defenderé con Mi gloria. Cuando un alma exalta Mi bondad, Satán tiembla ante ella y huye hasta el fondo del infierno. Mi Corazón sufre pues incluso las almas consagradas ignoran Mi Misericordia y me tratan con desconfianza.
Oh cuánto me hieren. Si no creen en Mis palabras por lo menos crean en Mis llagas.

Y esto te lo digo a vos especialmente: toda tu vida la has consumido para hacer conocer Mi Misericordia, justamente a través de tu vida y siempre has conseguido como respuesta sufrimientos por esa incomprensión constante para escuchar la palabra del Señor, incluso los religiosos que estuvieron cerca tuyo, nunca entendieron que eras un pregonero de Mi Misericordia. Cuántas veces los religiosas, que eran superiores tuyos, no querían reconocer que tus palabras eran inspiradas por Mi Misericordia, cuanto sufrimiento antes y cuanto sufrimiento ahora. Analizan todo como si fuera un problema de matemáticas, está tan lejos Mi Misericordia de un análisis así.

Habla Artemio:

Dos horas más tarde del mismo día 04 de Octubre.

Dice Jesús:

Pongo en tu boca las palabras de Santa Faustina:

Oh Jesús, eres la vida de mi vida, sabes bien que nada deseo más allá de tu Gloria, ¿por qué entonces las almas te huyen?. Ojalá pudiese enseñarles tu bondad.
Quisiera despedazar mi corazón y ofrecerte cada pedazo como un corazón entero para hacer de contrapeso frente a los corazones que no te aman.
Te amo Jesús con cada gota de mi sangre, te amo Jesús con cada gota de mi sangre. Deseo derramarlo hasta la última gota para probarte que te amo.
Oh Dios mío, más te conozco y mejor comprendo que no puedo abrazarte, estas tinieblas me revelan tu infinita grandeza y encienden mi corazón con nuevas llamas de amor, desde que me permitiste fijar en ti mi mirada mi alma descansa y no desea en ti otra cosa.
Encontré mi razón de ser. Todo es nada cerca tuyo, sufrimientos, fracasos, denigraciones, otras tantas ramitas para alimentar las ramas, las llamas perdón de mi amor.
Insensatos e imposibles son mis deseos oh Jesús, quisiera ocultarte cuánto sufro, quisiera nunca encontrar recompensa alguna por mis esfuerzos y mis buenas obras.
Jesús, tú solo eres mi recompensa, tu me bastas, tesoro de mi corazón, quiero comulgar con los sufrimientos de mis hermanos, quiero que mis propios sufrimientos permanezcan ocultos para todos, incluso para ti Señor Jesús.
El sufrimiento es una gracia, el sufrimiento asimila al Salvador, el sufrimiento completa el amor, más se sufre y más el amor se torna puro.

Habla Artemio:

Una hora más tarde.

Dice Jesús:

La Santidad de Dios se extiende sobre toda la Iglesia y sobre todas las almas que viven de ella pero de manera desigual. Existen almas completamente deificadas pero hay otras como marchitas, apenas vivas.

Habla Artemio:

Una hora más tarde.

Dice Jesús:

Palabras de Santa Faustina:

Cuando el alma ha hecho progresos en el amor Jesús le hace comprender que ya es tiempo de ponerlo en práctica, el alma se da cuenta de que el Señor cuenta con ella, este sentimiento multiplica por diez sus fuerzas, sabe ahora que para permanecer fiel deberá exponerse a menudo a pruebas crueles pero se fía de Dios y gracias a esta confianza alcanza el objetivo que Dios le asigna.
Como un intrépido caballero lanzado en pleno combate no retrocede ante los obstáculos, lejos de temblar se pone en guardia para que el ataque del enemigo no lo sorprenda.
No hace nada a ciegas, sino que examina todas las cosas con gran atención, nunca cuenta con sus propias fuerzas sino que ora ardientemente y consulta a otros combatientes sabios y aguerridos. Al hacer esto triunfa casi siempre.
A veces el ataque es tan repentino que el alma no tiene tiempo ni de reflexionar ni de consultar ni de hacer nada, debe luchar sola por la vida y por la muerte, entonces es bueno refugiarse en la llaga del Corazón de Jesús sin responder palabra, en un santiamén se vence al enemigo.
El alma debe ejercitarse en la paz como en el combate, de lo contrario no habrá victoria. Hay que mantenerse en guardia, vigilancia, vigilancia, una vez más vigilancia.
El alma atenta recibe mucha luz pero el alma disipada se expone a las caídas, que no se sorprenda entonces por ello.

Habla Artemio:

Un poco mas tarde, Jesús sigue diciendo palabras que le dijo a Faustina...

Dice Jesús:

Mi corazón es una pequeña casa donde Jesús reside solo, nadie excepto Él puede encontrar el acceso, Él es el que me da las fuerzas para combatir contra las dificultades y todas las contradicciones.
Quiero dejarme transformar en Él para poderme ofrecer a las almas. Sin Jesús no me atrevería acercarme a las almas, pues dejada a mi arbitrio ya sé lo que soy.
Aspiro a Dios para devolverlo a las almas.
Y para terminar este día quiero prodigarme y trabajar, dejarme consumir por la salvación de las almas inmortales, poco importa que esos esfuerzos acorten mi vida, esta ya no me pertenece. Seré tanto más útil para la Iglesia cuánto más fiel permanezca a mi conciencia.

A Santa Faustina le hice decir: Mi Congregación, pero a vos te hago decir: seré tanto más útil para la Iglesia cuando más permanezca a mi conciencia, cuando más escuche a mi conciencia, ya que los demás no quieren escuchar, ya que los demás están siempre a la expectativa para señalar errores y defectos.

Por eso, más se está sirviendo a la Iglesia Mi querido hijo, más se está sirviendo a la Iglesia cuando estás obedeciendo a tu conciencia, como dice San Pablo

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