Mensaje del 27 de Septiembre de 2005

Les ofrezco Mis queridos, Mi Misericordia, es decir, el amor obrando para que puedan darse cuenta como estoy siempre a vuestro lado, como estoy siempre poniendo Mi mano sobre vuestros hombros, incluso reclinando Mi cabeza sobre ustedes.

Mensaje del 27 de Septiembre de 2005

Habla Artemio:

27 de Septiembre.

Dice Jesús:

Son las 06:00 de la mañana y aquí estoy con Artemio para seguir nuestra conversación que desde hace un tiempo largo no se interrumpe nunca.

Estamos a 11 de km. de Jerusalén, en el camino al pueblito de Emaus, los Discípulos conversan, Yo me les acerco y me pongo a caminar a su lado. ¿Qué es lo que van conversando juntos por el camino?: ¿cómo, asi que tu eres el único habitante de Jerusalén que no sabe lo que pasó en estos días?, díganme ¿que pasó?, y todo ese asunto de Jesús el Nazareno, este hombre se manifestó como un Profeta poderoso, en obras y en palabras, aceptado tanto por Dios como por el pueblo entero y los subjefes de los Sacerdotes y los jefes de nuestra nación lo condenaron a muerte y a morir en la cruz. Nosotros esperábamos que Él sería el libertador de Israel pero..., a todo esto van dos días que sucedieron estas cosas.
Fueron varias mujeres de mañana al sepulcro y como no encontraron el cuerpo volvieron a contarnos que se les habían aparecido unos Ángeles que decían que estaba vivo; algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como dijeron las mujeres pero a Él no lo vieron. Yo le dije: que poco entienden ustedes y cuánto les cuesta creer todo lo que anunciaron los Profetas, ¿acaso no tenía que morir el Cristo para entrar en su Gloria?.
Les comenté largamente las Escrituras pero no dieron muestras de darse cuenta, a todo esto nos acercábamos al pueblo y Yo quise seguir pero me dicen: quedate con nosotros porque cae la tarde y se termina el día. Yo sin dudarlo entré a quedarme con ellos.
Más tarde cuando estuve comiendo con ellos, tomé el pan, lo bendije, lo partí y se los di. Justo en ese momento se abrieron sus ojos y me reconocieron, pero Yo desaparecí, es decir no estaba visible para ellos. Entonces se comentaban unos a otros: pero ¿cómo, no sentíamos arder nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?.
Eso decían: ¿no sentíamos arder nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?, por supuesto que me reconocieron cuando bendije el pan.

Ahora, les propongo que piensen un poco, Yo me estoy moviendo siempre entre ustedes, todos los hombres y me muestro tanto en Oriente como en Occidente, a cuántos acompaño en el camino y les muestro todo lo que hay a la vera del camino pero no entienden.

Les ofrezco Mis queridos, Mi Misericordia, es decir, el amor obrando para que puedan darse cuenta como estoy siempre a vuestro lado, como estoy siempre poniendo Mi mano sobre vuestros hombros, incluso reclinando Mi cabeza sobre ustedes. Alguno se preguntará: pero ¿cómo hacemos para entender?, es cierto que para entrar en el amor hay necesidad de un largo peregrinaje donde es necesario dejar entrar al otro en uno pero ese es un camino un poco largo, Yo les propongo un camino cortito.
Si ustedes ven hasta que punto hasta las mismas malezas que hay al costado del camino o las plantas que dan fruto o los animales que observan todo y siguen, les propongo ese camino cortito de hacerse como una simple planta o un animal; es decir, tener la pureza de ellos, el ser genuino como ellos para que pueda ocurrir en vuestra mente el darse cuenta, es un camino cortito pero para eso hay que olvidarse de tantas cosas, de tantas cosas armadas, a veces desde hace milenios, habrá que despojarse de todas esas estructuras, prejuicios, preconceptos, para volverse simples, abrirse y dejarme entrar.

No quiero tantos discursos, no quiero tantas palabras, quiero simplemente un acto de amor intenso, comiéncenlo ustedes y Yo lo continuo ese acto de amor para que de repente vean todo y esté tan cerca de ustedes aquel hombre que vive en el extremo del planeta o el que está a pocos pasos.

No tengan miedo, en vuestro corazón pueden caber todos los hombres, deben caber todos los hombres pero no solo los hombres sino todo lo que rodea al hombre porque si yo veo que solo miran al hombre y desconocen su entorno entonces no conocen nada.

Cuánto deseo que se den cuenta de todo el mundo en el que viven, será posible entonces sentirse hermano universal y aunque tantos hombres estén muy lejos están también en Mi Corazón, ese acto maravilloso posibilita a Mi Misericordia llenarlo todo.

Les repito, tienen muchos caminos pero muchos caminos, Yo esta mañana les propongo ese cortito.

Amén.

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