Mensaje del 18 de Marzo de 2005

No lloren por la sangre que derramé, por las heridas que padecí, no lloren por el dolor en todo mi cuerpo, no lloren al ver mi cabello pegoteado con sangre, Mis ojos que casi ni podían abrirse, no, no lloren por Mí.

Mensaje del 18 de Marzo de 2005

Habla Artemio:

Jesús de la Misericordia, en este día y todos los días a que alcance nuestra vida aquí vamos a estar Señor tratando de entender que el mundo no es chiquito, es chiquita nuestra forma de pensar. Señor, acercándonos a Semana Santa con todos los días en que conmemoramos tu Pasión Señor ¿mmm?.

Señor, todo esto que yo veo en este momento no pasó hace dos mil años, si bien pasó pero sigue ocurriendo todos los días, en la medida Señor que yo me cierro a tu Misericordia sigo golpeando los clavos que te estaquearon en la cruz, en la medida Señor en que no le doy entrada a mi ser a mis hermanos porque no los amo te sigo escupiendo Señor y pensar que voy, hago el Vía Crucis y siento tanta pena de tus dolores y de la sangre derramada y tal vez en mi casa tenga familiares a los cuales no los entiendo, no los comprendo, no los amo, no los acepto. Señor, me emocionan tus heridas pero tengo a mis padres en el geriátrico porque los viejos me cansan y los puse allí como una forma de que terminen ya.
Señor, ¿cuánto habrás sufrido vos en la cruz?.

Dice Jesús:

Y sí, claro, pero sigo sufriendo en todos aquellos que usan su lengua, su pensamiento para hacer daño a sus semejantes.

Habla Artemio:

Señor, te salivaron tanto Señor, patadas en la espalda, patadas en el abdomen, golpes de todo tipo.

Dice Jesús:

Y sí, pero también me siguen golpeando el millón de abortos que hay en todo el mundo diariamente, esos niños tienen los mismos derechos que los demás para vivir, ¿por qué se los tira?.

Habla Artemio:

Sigo recorriendo las estaciones del Vía Crucis Señor y veo que han sido muy injustos con vos.

Dice Jesús:

Bueno, pero Yo les digo lo mismo que les dije a las mujeres que estaban acompañándome en el camino del calvario: “no lloren por Mí, lloren por ustedes y por vuestros hijos”.

No lloren por la sangre que derramé, por las heridas que padecí, no lloren por el dolor en todo mi cuerpo, no lloren al ver mi cabello pegoteado con sangre, Mis ojos que casi ni podían abrirse, no, no lloren por Mí, lloren por los campesinos bolivianos, lloren por los hacheros del Norte, lloren por aquellos que tienen que llevar pesos enormes para ganar muy poquito del pan que se consume, no lloren por Mí, lloren por todas aquellas madres que no tienen suficiente alimento y sus hijos nacen deformes y retardados. No, no se preocupen tanto por las heridas de Mi cuerpo, preocúpense más vale por todas las diferencias que se hace con los hombres porque son diferentes en cuanto a su raza, su religión, su sexo, no piensen tanto en Mis dolores, piensen que el mundo sufre dolores de parto para vivir una vida más digna, no se compadezcan de Mis heridas ni traten de enjugar Mi rostro para que pueda ver con Mis ojos, sequen las lágrimas de todos aquellos que padecen injusticias, sequen las lágrimas de aquellos que no saben cómo va a ser el día de mañana porque ni el hoy tienen seguro, no sequen Mis lágrimas sino arrodíllense ante las víctimas de ustedes mismos. El mundo para algunos es muy fácil, la vida es fácil pero hay un mínimo de hombres que pueden decir eso, el resto padece todo tipo de injusticias, de privaciones, falta de libertad, no se considera los derechos esenciales de su persona.

Lloren no por Mí sino por aquellos que cometen las atrocidades más grandes en Mi nombre, aquellos que creen que hacen las guerras santas, que bendicen las armas, que justifican el atropello del hombre por el hombre. No lloren por Mí, lloren por vuestros hermanos que pasan su vida pisando la cabeza... (se dio vuelta la cinta) ... hermanos.

Es más fácil llorar por Mí pero no lo hagan, no lo hagan, así como les dije a las mujeres: “lloren por ustedes y por vuestros hijos”, lloren por todos los que son injustos, lloren por todos aquellos gobiernos que no piensan en el derecho de todas las personas, lloren por todos aquellos que tienen en sus manos la posibilidad de solucionar algo y miran para otro lado, lloren por aquellos que no soportan que alguien le señale los defectos porque creen que no tienen ningún defecto y todos los hombres están llenos de defectos, está dentro de la condición humana tener defectos.

A través de toda Mi sangre derramada en el camino del calvario y en la cruz, que todo eso se aplique sobre cada uno de ustedes y sobre toda vuestra descendencia hasta la séptima generación, es decir siempre. Aquellos que veo en este lugar quedan anotados para siempre en el Libro de la Vida porque los que aquí están, están participando de estas palabras, oyendo la voz que vos me prestás, sintiendo el ruido del agua que es el simbolismo del Espíritu Santo cayendo sobre vuestras conciencias para darles todo lo mejor.

Tengan siempre presente que Yo nunca me olvidaré de vuestros rostros como así también Mi Madre nunca nos olvidaremos de vuestros rostros porque al estar en este sitio están diciéndome que sí en toda esta misión tremenda de hacer que los hombres sean más felices, vivan alegres y la vida pueda seguir siendo como siempre decimos, la vida pueda seguir siendo amor y proyecto.

Habla Artemio:

Cantemos al amor de los amores, cantemos al Señor...

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