Mensaje del 18 de Diciembre de 2003

Los padres siempre sueñan, pero ocurre que los hijos muchas veces están tan llenos de fuerzas por sus años, llenos de orgullo por su falta de formación, llenos de tantas cosas que no son justamente las buenas ¿no? y Yo que veo las mentes, que veo los corazones, puedo decirles que hay una mayoría de personas que no recuerdan estas Fiestas con alegría.

Mensaje del 18 de Diciembre de 2003

Habla Artemio:


Tanto como 18 de Diciembre de 2003, el día de Nuestra Señora de la Esperanza, bueno.

Y Jesús está vestido hoy, no es que esté diciendo como un desfile de modelo, no, pero está vestido así todo medio sucio, con los flecos que le cuelgan medio sucio ¿mmm?, la herida del brazo derecho, arriba del hombro está pegada ¿mmm?, da una imagen muy dolorosa, muy triste, uno dice: pero caramba, ¿este es el Hijo de Dios y Dios mismo?, sí, este es. Los pies sucios, con sangre que sigue saliendo de las manos también, la miércole Señor, qué presencia la tuya ¿no?.

Dice Jesús:


Es cierto todo lo que se dijo en este día aquí, estos comentarios sobre la Navidad, sobre las Fiestas, sobre todo, por eso para muchas personas esto es un poco doloroso, sobre todo porque está el recuerdo de que en otras oportunidades había familiares que ya no están reunidos en torno a una mesa, que en realidad no importaba qué había sobre la mesa sino el hecho de estar reunidos y manifestarse el amor uno a otros, incluso los padres siempre a pesar de las cosas que sospecharon en sus hijos, siempre los reunían porque tal vez creían que a partir de ese día todo iba a ser diferente.

Los padres siempre sueñan, pero ocurre que los hijos muchas veces están tan llenos de fuerzas por sus años, llenos de orgullo por su falta de formación, llenos de tantas cosas que no son justamente las buenas ¿no? y Yo que veo las mentes, que veo los corazones, puedo decirles que hay una mayoría de personas que no recuerdan estas Fiestas con alegría, tal vez son un peso, es decir quisieran cerrar los ojos y esperar que pasen todos estos días y despertar después, alguno es porque no tienen coraje de asumir su situación no quieren tomar conciencia de que hay una ley natural que los que tienen más años van desapareciendo, quisieran que todos estuvieran nuevamente ahí, que en el fondo es una actitud egoísta ¿no?, porque ustedes se fijaron que a veces hay personas que no tienen derecho a morirse porque tienen que seguir siendo la compañía de alguien, cómo se va a morir dicen algunos si tiene que cuidarme los chicos todavía.

Es decir, esa forma tan nada humana de ver todo y esto sirve para este lugar, para las grandes ciudades, para todo, brillan desde muy lejos los hogares donde realmente está la Navidad. Se acuerdan ustedes aquél día en que San Martín de Porres les relató esa anécdota, que ofrecía el niño que había encontrado en los yuyos pero, ninguno lo quería porque esperaba al Niño Jesús, me esperaba a Mí como bebé, claro, y pasó por tantas casas ¿se acuerdan?, ofreciendo, no, no, todos decían: no, no podemos hacernos cargo de un niño porque estamos en Navidad, hasta que Yo dejé la forma de niño, de repente me hice ver grande y le dije a San Martín de Porres: ”¿ves Mi querido?, todos me están esperando pero nadie me quiere recibir, todo es apariencia de recibirme pero en realidad nadie me recibe”.

Hay muchas más cosas que dijo San Martín de Porres ese día, pero ustedes con esto ya se dan una idea ¿no?, ¿saben? y Yo veo pasar el tiempo, el tiempo pasa y todo sigue igual, lamentablemente los padres no enseñan a sus hijos, ya sé que a lo mejor a ellos no les enseñaron pero, pero todo lo que fue pasando ¿no les dio claridad para ver como debían ser las cosas?.

Vos cuando me describiste recién, normalmente no lo haces pero me describiste como casi un pordiosero y la verdad que tenés razón, rotoso, sucio, desgreñado, con mal olor, cualquier puritano diría: pero es el Hijo de Dios y Dios mismo, sí, pero el Hijo de Dios tiene una parte humana y esa parte humana sufre al lado de ustedes, ¿qué sufre?, todo.

Vos recién Artemio decías que a veces tenes tentación de entrar en esos lugares grandes donde venden tantas cosas y tirar todo al suelo, destrozarlo, te puedo asegurar que Mi parte humana tantas veces decía lo mismo, porque me parece muy bien que el ser humano coma, tome, haga lo que quiera, pero que no lo haga en Mi nombre ni me utilice a Mí para hacer eso.

Esto creo que debe estar clarísimo, que haga su vida, nadie le dice nada, es libre para eso, pero que no justifique sus atragantadas, ni sus indigestiones, ni todo lo que ocurre en Mi nombre, porque la historia sigue y los más chicos ven a los más grandes en una situación prácticamente ridícula, porque no olviden que los niños por ser niños entienden tanto, más que los adultos ¿verdad? y no, a ellos no les resulta coherente lo que ven en los mayores. Vos te acordas que hace tantísimos años decías lo mismo, y ¿por qué?, porque se veía exactamente lo que se ve ahora, creo que ahora peor, por supuesto que hay honrosas excepciones en tantos lugares, por supuesto, por supuesto, pero gira el molino y no muele.

Es decir, todo sigue igual, pero como dije recién: igual no, porque quien no avanza retrocede, uno no puede detenerse en un lugar y decir: yo llegué hasta aquí y me duermo en estos laureles, no, quien no avanza retrocede. Bueno, a tantos les gusta eso pues bien que lo hagan, son libres pero que no lo hagan en Mi nombre ¿eh?, cuántos chanchullos, cuántas cosas terribles hacen en Mi nombre, ¿será tan terribles?, y depende de la conciencia que tenga cada uno, porque a lo mejor alguien puede matar a otro con un cuchillo, o un comentario ruin o un pensamiento ruin y tomarlo con total naturalidad.

Por eso, depende de cómo funcione la conciencia de cada ser humano, muchos dicen: tendrán que pasar muchos todavía, siglos y tal vez milenios para que el hombre sea un poco diferente, bueno pero y el que ya entendió hoy las cosas ¿no tendrá que ser diferente?, o al menos quien entendió diez que sea diferente en diez, quien entendió ochenta que sea diferente en ochenta, pero que tenga la valentía de decir: no, paren, esto no va por acá.

¿Saben?, tengo ganas de invitarlos para que vengan conmigo a conmemorar la Navidad, ¿saben?, me pueden encontrar en el cruce de los caminos, me pueden encontrar en la mayoría de los barrios bajos de todos los lugares del mundo, me pueden encontrar en la esquina de cualquier plaza, pero ¿saben, sobre todo donde me pueden encontrar?, en la cuneta de la vida, ahí donde están todos los marginados, los desarrapados, los sucios, los hambrientos, los desclasados y todo tipo de marginales, ahí me van a encontrar seguro para pasar la Navidad, en la cuneta de la vida, ¿y hay muchos en la cuneta?, y mirá…, prácticamente son mayoría. Porque muchos están en la cuneta de la vida y no se han dado cuenta, quien languidece por falta de amor y sin perspectivas de tenerlo nunca, está también en la cuneta de la vida.

Todo el mundo cree cuando uno habla de marginación o algo por el estilo, se refiere a los que tienen hambre, aquellos que tienen persecuciones raciales y cosas gruesas, noo Mis queridos, en la cuneta de la vida también van a encontrar niños tristes, van a encontrar niños que no son comprendidos, niños que son malcriados por sus padres dándole ejemplos horribles, así como pueden encontrar adolescentes, o adultos o viejos.

Ese es el lugar donde realmente me van a encontrar, no me busquen en otro, sí, como les dije antes en los cruce de caminos, por ahí en alguna barranca debajo de algún puente, en algún estero, sobre un bote a la deriva, en los brazos vacíos de alguna madre que ya no tiene a su hijo, sí, sí, en todos esos lugares me van a encontrar pero donde parecería que estoy especialmente es donde está la marginación, el desprecio por ser de una forma o de la otra, todos los que tienen, que llevan sobre sus hombros el castigo de ser de una raza determinada, todos aquellos que todavía tienen en sus oídos los ruidos de las explosiones de las guerras.

Allí estoy ¿eh?, si quieren encontrarme y acéptenme una broma, si quieren llevar un turrón llévenlo, pero no nos va a hacer falta, no, allí no nos hace falta turrones.

Amén.

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