Mensaje del 04 de Mayo de 2003 (1º)

Lucas …………: “en el tiempo presente, en números reducidos de los militantes valientes, es el pequeño resto y a la vez la esperanza del mañana”.

Mensaje del 04 de Mayo de 2003

Habla Artemio:

Día 04 de Mayo.

Estas son expresiones que Jesús señala anotar…

Esto pertenece a Isaías 29, 13-14: “el Señor ha dicho: este pueblo se acerca a mi tan solo con palabras y me honra solo con los labios, pero su corazón sigue lejos de mi. Su religión no es más que costumbres y lección aprendida, por eso yo seguiré multiplicando prodigios y maravillas en medio de ellos, la sabiduría de sus labios fracasará, y se perderá la inteligencia de los entendidos”.

Otro pasaje bíblico que el Señor quiere que grave, está en el libro de Samuel, se refiere a la historia de Ana y me pide que lea el cántico de Ana 2, 1: “Ana entonces oró y dijo: mi alma se alegra en Yavé, en Dios me siento llena de fuerza, ahora puedo responder a mis enemigos, me has dado el gozo con tu auxilio. Nadie es santo como tú, no hay roca tan firme como nuestro Dios. No hablen con soberbia, no salga de su boca la arrogancia, porque Yavé es un Dios que sabe. Él juzga las acciones de todos. El arco de los fuertes se ha quebrado, los débiles se hacen fuertes. Los que estaban satisfechos van a trabajar por un pedazo de pan y los débiles cesan de trabajar. La mujer estéril da a luz siete veces, la madre de muchos hijos se marchita. Yavé da muerte y vida, hace bajar al lugar de los muertos y volver a la vida. Yavé da y quita riquezas, humilla y ensalza. Levanta del polvo al humilde, eleva al que estaba en los escombros dándole un puesto de honor al lado de los jefes, porque Yavé ha hecho los pilares de la Tierra y sobre ellos ha puesto el universo. Él guía los pasos de sus fieles y los malos desaparecen en las tinieblas, Yavé quiebra a sus enemigos y el Altísimo truena en el cielo, Yavé hace justicia hasta los extremos del mundo y da fuerzas a su rey, haciendo sobresalir a su elegido”.

Otro: “sea cual sea la extensión de la Iglesia, tendrá siempre los rasgos de un “resto”, Jesús llamaba a los suyos: pequeños rebaños”.

Lucas …………: “en el tiempo presente, en números reducidos de los militantes valientes, es el pequeño resto y a la vez la esperanza del mañana”.

Otro, Isaías 26, 1: “en ese día cantarán de esta manera en el país de Judá: tenemos ahora una ciudad amurallada; Él ha construido para defendernos, no una sino dos murallas. Abran las puertas para que entre la gente buena, que cumple su palabra y que vive tranquila y en paz, porque ha confiado en ti. No duden nunca de Yavé, pues Yavé es como una roca irrompible”.

Isaías 26, 7: “el camino del justo es la rectitud y tu le allanas el camino recto. ¡Ah, Yavé!, te esperamos siguiendo el camino de tus preceptos. Tu nombre y tu memoria son el anhelo del alma. Mi alma te desea por la noche y mi espíritu dentro de mí te busca. Yavé tú nos darás la paz, pues haces tú nuestras obras. No recordaremos otro nombre que el tuyo, a tí solo conoceremos”.

Isaías 42, 1: “he aquí a mi siervo a quien yo sostengo, mi elegido, el preferido de mi corazón. He puesto mi Espíritu sobre él, él les enseñará el derecho a las naciones. No clamará, no gritará, ni alzará en las calles su voz. No romperá la caña quebrada, ni aplastará la mecha que está por apagarse. Enseñará a las naciones mis juicios, sin dejarse quebrar ni aplastar, hasta que reine el derecho en la Tierra, los países lejanos esperan sus ordenanzas. Así habla Yavé, el que creó los cielos y los estiró, que le puso firmes cimientos a la tierra, y produjo todas sus plantas que dio aliento a sus habitantes y respiración a los seres que se mueven en ella”.

Isaías 43, 1: “y ahora, así te habla Yavé, que te ha creado Jacob, o que te ha formado Israel. No temas, porque yo te he rescatado; te he llamado por tu nombre, tú me perteneces. Si atraviesas un río, yo estaré contigo y no te arrastrará la corriente. Si pasas por medio de las llamas, no te quemarás, ni siquiera te chamuscarás. Pues yo soy Yavé, tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador”.

Isaías 49, 1: “escúchenme, islas, pongan atención pueblos lejanos. Yavé me llamó desde el vientre de mi madre, desde las entrañas maternas pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada cortante y me escondió debajo de su mano. Hizo de mi una flecha puntiaguda y me guardó en la caja para las flechas”.

Isaías 50, 4: “el Señor Yavé me ha concedido el poder hablar como su discípulo. Y ha puesto en mi boca las palabras, para aconsejar como es debido al que está aburrido. Cada mañana Él me despierta y lo escucho, como lo hacen los discípulos. El Señor Yavé me ha abierto los oídos y yo no me resistí ni me eché atrás. He ofrecido mi espalda a los que me golpeaban y mis mejillas a quienes me tiraban la barba y no oculté mi rostro ante las injurias y los escupos. El Señor Yavé viene en mi ayuda y por eso no me molestan las ofensas; por eso puse mi cara dura como piedra, yo sé que no seré engañado. Cerca está Él que me hace justicia”.

Isaías 58, 6: “¿no saben cuál es el ayuno que me agrada?. Romper las cadenas injustas, desatar las amarras del yugo, dejar libres a los oprimidos y romper toda clase de yugo. Compartirás tu pan con el hambriento, los pobres sin techo entrarán a tu casa, vestirás al que veas desnudo y no volverás la espalda a tu hermano. Entonces tu luz surgirá como la aurora y tus heridas sanarán rápidamente. Tu recto obrar marchará delante de ti y la Gloria de Yavé te seguirá por detrás. Entonces si llamas a Yavé, responderá. Cuando lo llames, dirá: aquí estoy. Si en tu casa no hay más gente explotada, si apartas el gesto amenazante y las palabras perversas; si das al hambriento lo que deseas para ti y sacias al hombre oprimido, brillará tu luz en las tinieblas, y tu oscuridad se volverá como la claridad del mediodía. Yavé te guiará en cada momento, en los desiertos te saciará. Él rejuvenecerá tus huesos y serás como huerto regado, cual manantial de agua inagotable. Mi pueblo volverá a edificar sobre las ruinas antiguas y reconstruirás sobre los cimientos del pasado; y todos te llamarán: el que repara sus muros, el que arregla las casas en ruinas”.

Isaías 61, 1: “¡el Espíritu del Señor Yavé está sobre mi! Yavé me ha elegido. Me ha enviado para anunciar buenas noticias a los humildes, para sanar a los corazones heridos, para anunciar a los desterrados su liberación, y a los presos su vuelta a la luz. Para publicar un año feliz lleno de los favores de Yavé”.

Jeremías 9, 22: “Así dice Yavé: que no se alabe el sabio por su sabiduría, ni el valiente por su valentía, ni el rico por su riqueza. Quien quiera alabarse, que busque su alabanza en esto: en tener inteligencia y conocerme. Porque yo soy Yavé, que ejerzo la bondad, el derecho y la justicia sobre la tierra. Sí y esta es mi alegría, dice Yavé”.

Jeremías 20, 7: “me has seducido Yavé, y me he dejado arrastrar por ti. Me has tomado siendo tú el más fuerte. Continuamente me insultan, toda la gente se burla de mí. Pues cada vez que tengo que hablar debo anunciar violencias y saqueos, por anunciar tu palabra. He pasado a ser objeto de moja y de burla día a día. Entonces yo decidí: no volveré a recordar a Yavé, ni hablaré más de parte de Él; pero había en mí algo así como un fuego ardiente, aprisionado en mis huesos, y aunque yo trataba por apagarlo, no podía. Yo oía a mis adversarios que decían contra mi: denunciemos, denunciemos a este profeta de los horrores. Los que antes me saludaban, ahora observan mis pasos en falso, esperan que yo tropiece para triunfar y vengarse de mi. Pero Yavé está conmigo, Él es mi defensor poderoso. Los que me persiguen tropezarán vencidos, tendrán la vergüenza de su fracaso y serán humillados para siempre. Yavé, Señor, tus ojos están pendientes del hombre justo. Tú conoces las conciencias y los corazones, haz que yo vea como triunfarás sobre ellos, porque a ti he confiado mi defensa. ¡Canten y alaben a Yavé, porque ha salvado la vida del desamparado de manos de los malvados!”.

Jeremías 31, 31: “vendrán días, palabra de Yavé, en que yo pactaré con el pueblo de Israel (y con el de Judá) una nueva alianza. No será como esa alianza que pacté con sus padres, cuando los tomé de la mano, sacándolos de Egipto. Ellos quebraron mi alianza, siendo yo el Señor de ellos. Esto declara Yavé: cuando llegue el tiempo, yo pactaré con Israel esta otra alianza, pondré mi Ley en su interior, la escribiré en sus corazones y yo seré tu Dios y ellos serán mi pueblo. Ya no tendrán que enseñarse mutuamente, diciéndose el uno al otro: conozcan a Yavé. Pues me conocerán todos, del más grande, al más humilde; porque yo habré perdonado su culpa y no me acordaré más de su pecado”.

Ezequiel 2, 1: “la voz me dijo: hijo de hombre, levántate que voy a hablarte. Al decirme esto la fuerza divina me penetró, me hizo tenerme en pie y pude escuchar al que me hablaba, me dijo: hijo de hombre, te envío a los hijos de Israel, a un pueblo de rebeldes revelados contra mi; ellos y sus padres han pecado contra mi hasta este mismo día. Hombres de cabeza y corazón endurecido, son aquellos a los que te envío, les dirás: ¡así habla el Señor Yavé! Son una raza de rebeldes, escuchen o no, sabrán que en medio de ellos se encuentra un profeta. Tú, hijo de hombre, no le temas ni tengas miedo de sus palabras; no temas aunque te encuentres entre cardos y zarzas y vivas en medio de escorpiones. Es como encarás mis palabras, escuchen o no, porque son una raza de rebeldes. Pero tú escucha lo que te digo y no seas rebelde como esta raza de rebeldes, abre la boca y come lo que te doy”.

Ezequiel 3, 10: “me dijo además: hijo de hombre, todas las palabras que te diga escúchalas con mucha atención y consérvalas en el corazón; después dirígete a los desterrados, a los hijos de tu pueblo y diles: ¡así habla el Señor Yavé!, te escuchen o no te escuchen”.

Ezequiel 37, 1: “Yavé se apoderó de mi y su espíritu me llevó, dejándome en una llanura llena de huesos. Me hizo pasar en pasar en todas direcciones en medio de ellas; los huesos completamente secos, eran muy numerosos sobre la superficie de la llanura. Yavé me preguntó: ¿piensas que podrán revivir estos huesos? Yo le contesté: Señor Yavé, tú solo lo sabes. Entonces me dijo: habla de parte mía sobre estos huesos y les dirás: ¡huesos secos, escuchen la palabra de Yavé! Voy hacer entrar un espíritu en ustedes y volverán a vivir, pondré sobre ustedes nervios y haré crecer carne y los cubriré con piel y pondré en ustedes mi espíritu de manera que vivirán: y sabrán que yo soy Yavé. Yo hablé como Yavé, me lo había dicho, mientras lo hacía se produjo un ruido y un alboroto: los huesos se juntaron, se cubrieron de nervios, se formó carne y la piel se extendía por encima. Pero no había espíritu en ellos. Yavé entonces me dijo: habla de parte mía al espíritu, llámalo hijo de hombre y dile de parte del Señor, del Señor Yavé: ¡espíritu, ven por los cuatro lados y sopla sobre estos muertos para que vivan! Lo hice según la orden de Yavé y el espíritu entró en ellos, se reanimaron y se pusieron pie; eran un ejército grande, muy grande. Entonces Yavé me dijo: estos huesos son todo el pueblo de Israel. Ellos andan diciendo: se han secado nuestros huesos, se perdió nuestra esperanza, el fin ha llegado para nosotros. Por eso anúnciales esta palabra: yo Yavé, voy a abrir sus tumbas, pueblo mío, los haré salir de sus tumbas y los llevaré de nuevo a la tierra de Israel. Ustedes sabrán que yo soy Yavé, cuando abra sus tumbas pueblo mío y los haga salir. Infundiré mi Espíritu en ustedes y volverán a vivir; y los estableceré sobre su tierra y ustedes entonces sabrán, que yo Yavé, digo y pongo por obra”.

El libro de Oseas: Oseas permanecerá como el profeta engañado por su esposa, a la que a pesar de todas sus infidelidades no dejó de amar. Dios que lo llamó para hablar en su propio nombre, a un pueblo idólatra y materializado. Quería que su profeta hubiera experimentado el dolor y la vergüenza del esposo traicionado. Los profetas nos revelan a un Dios que siente por los hombres un amor tan real y tan personal que se puede expresar con palabras humanas. El profeta después de ser llamado por Dios, ha recibido el privilegio de sentir y de ver las cosas a la menara de Dios. Oseas, entonces, va a llevar la misma cruz que Él: amar y perdonar constantemente a una esposa liviana e infiel. Y por otra parte gritará Israel la indignación de Yavé, frente a sus pecados.

También dice Oseas 6, 6: “porque yo quiero amor no sacrificios, y conocimiento de Dios, más que victimas consumidas por el fuego”.

El profeta Habacuq es el primero que se atreve a pedir cuentas a Dios, desde siglos atrás la fe proclamada, que Yavé hace justicia; esta justicia sin embargo no siempre es clara, después de muchos que callaron sus dudas. Habacuq es el primero de los escritores de la Biblia que pregunta con osadía: ¿por qué deja Yavé que triunfe la injusticia?, ¿por qué castiga lo injusto y los reemplaza por otro peor?. Yavé guarda el secreto de su manera de gobernar el mundo y solamente pide que nos mantengamos fieles. El justo vivirá por su fidelidad.

Zacarías 7, 11 ¿no?: “pero ellos no quisieron hacer caso, se revelaron y no quisieron oír; endurecieron su corazón como el diamante. Para no escuchar ni oír la Ley y las palabras de Yavé les había dirigido, por medio de sus profetas. Entonces Yavé se enojo, y sucedió que así: como Él los llamaba y ellos no le escuchaban, cuando ellos gritaron Él a su vez no los escuchó, sino que los dispersó por todas las naciones extranjeras, y tras ellos… (se dio vuelta la cinta) … y tras ellos quedó el país desolado y sin vida, de una tierra feliz hicieron un desierto.

Jonás 4, 10: “te afliges por un ricino que no te ha costado trabajo alguno y que no has hecho crecer, que en una noche ha nacido y en una noche ha muerto. ¿Cómo pues, yo no voy a tener lástima de Nínive?, la gran cuidad, donde hay más de ciento veinte mil personas, que no saben distinguir el bien y el mal, y gran cantidad de animales”.

Job 10, 1, pensar en todo esto: “mi alma está hastiada de la vida, por lo que daré libre curso a mi queja, hablaré de mi amargura. No quiero decirle a Dios: no me condenes; dime por qué me has demandado. ¿Acaso te conviene mostrarte duro, despreciar la obra de tus manos y favorecer el plan de los malvados?. ¿Tienes tú ojos humanos?. ¿Ves como un hombre?. ¿Son tus días como los del hombre, tus años con los años de un mortal, para qué andas rebuscando mi falta, indagando mi pecado?. Aunque sabes muy bien que Yo no soy culpable y que nadie puede librarme de tu mano. Tus manos me han modelado, me han formado, y luego, enojado ¿me quieres destruir? Acuérdate que me amasaste como el barro y que me harás volver al polvo. ¿No me derramaste como leche y me hiciste cuajar como el queso?. De piel y de carne cubriste y de huesos y nervios me tejiste, tú me hiciste el favor de darme la vida, con gran dedicación cuidaste de mi respiración. Pero veo que tenías secretas intenciones y sé que en tu pensamiento está vigilarme cuando peco y no disculparme ni una falta. Si soy culpable, ¡desgraciado de mi!, y si soy inocente, no me atreveré a levantar la cabeza; estoy rojo de vergüenza, embriagado de aflicción. Estoy agotado, pero como un león me persigues, te gusta triunfar sobre mi; redoblas tus ataques y tu furor aumenta en contra mía; tus tropas de refresco me asaltan sin tregua.

Pero ya al final, después de entender, Job respondió a Yavé 42, 1: “reconozco que lo puedes todo, y que eres capaz de realizar todos tus proyectos. Hablé sin inteligencia de cosas que no conocía, de cosas extraordinarias, superiores a mi. Yo te conocía solo de oídas; pero ahora te han visto mis ojos. Por esto, retiro mis palabras y hago penitencia sobre el polvo y la ceniza. Yo te conocía solo de oídas; pero ahora te han visto mis ojos. Por esto, retiro mis palabras y hago penitencia sobre el polvo y la ceniza”.

Libro de Joel: “se anuncia el día en que Dios dará a todos sus hijos el Espíritu de los profetas. Para la Iglesia Joel será el profeta que anunció el día de Pentecostés”, Hechos 2, 17.

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