Mensaje del 04 de Diciembre de 2002 (1º)

Cuando puedan coméntenle a algunos: estuve con Jesús y Él dijo esto y Él dijo también que: es inútil rezar o pensar en Mí si no se ama a los semejantes.

Mensaje del 04 de Diciembre de 2002

Habla Artemio:

Si sienten un poco de calor es porque Jesús está como Jesús de la Misericordia entonces de su Corazón…, de su Corazón salen rayos que da mucho calor y como siempre descalzo, con sus manos agujereadas, sobre el hombro derecho también tiene la tela pegada a la herida del hombro así como se nos pega a nosotros las heridas por el plasma. Demás está en decirles que el aire que están respirando en este momento es el mismo aire que respira Jesús, su Madre, los Santos y en ese aire que uno respira, evidentemente que no hay ninguna duda que al aspirar uno se llena de la Gracia del Señor, esto puede creerse o no, como dijo un día Jesús: “lo tomás o lo dejás, es, pero podes tomarlo o dejarlo, Yo no me ofendo porque son Revelaciones íntimas y personales”, entonces muchos ven, otros no porque también el ver es un carisma.

Dice Jesús:

“Yo soy el camino, la verdad y la vida, quién me sigue a Mi no anda en tinieblas”. Celebro verlos a todos ustedes porque es la primera vez que los veo aquí.

Habla Artemio:

A Jesús le molesta mucho cuando uno se levanta y está Él presente.

Dice Jesús:

Celebro verlos a todos aquí.

Habla Artemio:

¿Sabes Julia?, Jesús no quiere que nos movamos cuando está Él presente. La gente sabe desde toda una vida que aquí a esta hora se está en oración, se está siempre pero especialmente a esta hora ¿mmm?, bueno.

Dice Jesús:

No te preocupes que no me hago problemas por esto.

Celebro ver todas esas personas, lo repito, y piensen todos que, todos aquellos problemas que les preocupan en este momento y no solamente de ustedes sino pienso también en vuestras generaciones anteriores de las cuales pueden heredar ustedes enfermedades o algo y también de vuestra descendencia, es decir siete generaciones antes y siete después, para el que no lo sabe siete significa siempre.

Entonces esta costumbre que se ha tomado de que se esté en la oración cuando Yo vengo, es para que las personas se vayan con la certeza que sus pedidos y todo lo que querían decirme Yo lo he escuchado, no todos tienen el privilegio de estar delante del Hijo de Dios y Dios mismo para pedirle todo lo que necesitan, pedirle favores y pedirle perdón. Saber como digo siempre: “que hasta la Tierra del calzado en Mi presencia se vuelve Sagrada y que solamente llamando a este lugar, aunque se atienda o no, ya los objetivos que cada uno tenía se les cumple”. “Pidan y se las dará, llamen y se les abrirá, golpeen a Mi puerta y Yo saldré a recibirlos”; ustedes dirán: dejaron ir a una niña que buscaba comida, la niña puede volver, Yo estoy un momento y me voy aunque quedo pero Mi presencia física ya no está y les digo lo mismo que dice el Evangelio cuando derraman sobre Mí el aceite, los Discípulos comentan entre sí: “pero cómo derrocha todo ese aceite, podríamos haberlo vendido y darle comida a los pobres, entonces Jesús que leía los pensamientos dijo: dejen que esta mujer derrame su ofrenda sobre Mi cabeza, ustedes los pobres lo tienen siempre pero al Hijo del hombre no”, ahora les digo lo mismo, ellos están siempre y tienen las veinticuatro horas del día para venir a buscar comida pero a Mi no me tienen las veinticuatro horas del día presente.

Habla Artemio:

Cuando vayan a vuestros lugares de origen díganle a los demás: estuve con Jesús, con su Madre, Santa Teresita, Santa Faustina, Emiliano Tardiff, Eduardo Pironio, el Cardenal, la Madre Teresa de Calcuta, el Padre Pío, los familiares de todos, San Benito, Santa Teresa de Ávila, San Francisco Javier, familiares míos también hay, mi mamá viene casi siempre, mi hermana también, mi papá no tanto, pero a veces me manda mensajes con el Padre Pío.

Dice Jesús:

Solamente quiero decirles hoy esto que es cortito, les dije al comienzo: “quien me sigue a Mi no anda en tinieblas”, bueno, quien me sigue a Mi no tiene rencores, ni tiene odios ni resentimientos, ni orgullo ni soberbia, ni nada, entonces no es difícil hacer aquello de: “les dejo un mandamiento nuevo, que se amen unos a otros como Yo los he amado”.

Cuando puedan coméntenle a algunos: estuve con Jesús y Él dijo esto y Él dijo también que: es inútil rezar o pensar en Mí si no se ama a los semejantes, a todos las personas, por supuesto que hay grados en el amor, hay algunos que están más cerca que otros, pero a todos hay que amarlos y mucho y como decía la Madre Teresa: amar en serio es amar hasta que duela, entonces ustedes piensen: si aman a alguien tienen que amarle tan profundamente que hasta les produzca dolor, ¿dolor en que sentido?, es decir si yo amo a alguien me preocupa su vida, sus cosas, sus problemas, sus dolores, sus angustias, sus tribulaciones; si yo amo a alguien no lo uso; si yo amo a alguien no lo estafo, entonces todo cambia, todo es diferente, todo es distinto.

Aquí en este lugar se vive esta locura cotidiana, esta locura de todos los días ¿y en qué consiste esta locura?, en creer en un Dios de amor, enviado por el Padre, que vivió hace dos mil años, creció, predicó, murió en una cruz para pagar las deudas de todos los hombres. Esa es la locura porque Dios podría haber elegido para su Hijo, que es Él mismo, una muerte más elegante, pero no, la más ignominiosa de todas, estar clavado en una cruz como un simple asesino, después de tener todo el cuerpo lleno de sangre y lleno de moretones y escupitajos y todo, entonces por esta cruz, la que Yo estuve horas nada más y ahora estoy vivo entre ustedes, Yo pagué todas las deudas de los hombres y todas las deudas que contraerán hasta que termine los tiempos y el amor que Yo les prometo no termina mañana o el mes que viene, dura para siempre, viene desde siempre y dura para siempre, para siempre, quiere decir eso, para siempre.

Tienen que desear tener el amor Mío, de Mi Papá y del Espíritu Santo y de Mi Mamá también, porque sino cuando cierren los ojos y no hayan nunca tenido necesidad de ver va a ser más pequeño todo, es decir aquél que deseó ver al Padre y lo deseó vivamente con su vida, con sus obras y en su mente entonces le verá en la Bienaventuranza Eterna, con una felicidad y un amor tan grande que dura para toda una eternidad. Cuando ustedes sientan un poquito de amor, chiquitito nomás, piensen, piensen: esto no es nada con el amor que me promete el Señor para siempre; Artemio dice siempre, casi todos los días que: “cuando llega la noche las aves del campo tienen donde pasarla en sus nidos, las fieras en sus madrigueras y el Hijo del hombre no tiene donde reclinar su cabeza”. Piense cada uno de ustedes: ¿tendré lugar esta noche en vuestros corazones para reclinar Mi cabeza?, ustedes dirán: pero ¿qué precio tenemos que pagar?, ninguno, querer nomás y abrir el corazón y Yo, como dice el Evangelio: “entraré y cenaré con el”, es decir compartiré todo y esto no por un día sino para siempre, mientras me den lugar en vuestro corazón, Yo quiero hacer de él Mi morada, lo mismo que Mi Mamá.

Entonces ¿tendré lugar hoy para reclinar Mi cabeza en vuestro corazón?, ¿a cambio de qué?, a cambio de nada, ¿así de fácil? dirán ustedes, sí, Yo lo dije antes a Santa Faustina y lo he repetido acá: lo que necesito es que me amen, me dejen entrar en vuestro corazón porque Yo quiero vivir en el para siempre y no por un ratito nada más sino por toda una eternidad, a cambio de nada, Yo no te pediré cuenta de nada, absolutamente de nada, solamente golpeo a tu puerta para que abras y me dejes entrar. Nunca te consideres pequeño o pequeña para albergarme, porque todos los actos humanos que ustedes han hecho y hacen, el único que puede juzgarlos soy Yo y entonces a lo mejor les parece que hicieron cosas malas o cosas buenas, pero no piensen en eso, piensen sí: el Señor me invita a abrir mi corazón para quedarme, para quedarse en el para siempre; ¿y mis defectos y mis problemas sin resolver y todas mis cosas?, y seguí teniéndolos, si querés seguir teniéndolos sino dejalos, pero Yo solo pretendo vivir en el corazón de cada uno.

No se olviden nunca que lo dije a Santa Faustina y lo repetí aquí: “entre Mi Padre que es la ley y el hombre, estoy Yo que soy la Misericordia”, es decir el amor obrando, dispuesto a comprenderlo todo, quererlo todo, perdonarlo todo y para siempre; no temas, abrí la puerta de tu corazón que estoy ansioso por entrar, lo mismo que Mi Mamá y esta noche cuando vayan a reclinar la cabeza sobre la almohada, piensen que se vuelven pequeños, como niños, entonces Mi Mamá los toma en sus brazos y los acuna como si fueran bebés de pecho y si agudizan bien sus oídos van a oír los cantos de Mi Mamá, que no varían mucho, pero en síntesis les está diciendo: arrorró mi niño, arrorró mi sol, arrorró pedazo de mi corazón y así hasta que se duerman.

Es hermoso dormirse en los brazos de Mi Mamá, también pueden hacerlo recostándose sobre Mis heridas, sientan la sangre caliente que les toca la cara o las manos y siéntanse felices porque el Señor está con ustedes.

Hace falta decirles que los amo mucho, que estoy siempre pensando en ustedes pero sobre todo los estoy amando siempre.

Amén.

Consola de depuración de Joomla!

Sesión

Información del perfil

Uso de la memoria

Consultas de la base de datos