Mensaje del 11 de Mayo de 2002

Nadie piense cuánta fe tiene, eso no lo mide el hombre, lo mido Yo.

Mensaje del 11 de Mayo de 2002

Habla Artemio:

No solo está Jesús, está la Virgen, está Santa Teresita, hay muchos Santos, hay familiares de ustedes también, hay de todo, ustedes dirán: ¿dónde caben tantos?, lo que pasa es que las paredes desaparecen. Y si no pueden ver a María, o a Jesús o lo que sea, pídanle verlo como esta señora que lo vio en su casa, con más razón ha Santificado su casa viendo la Virgen ahí, ¡y cómo la ha Santificado!, quiere decir que la Virgen la quiere mucho, pero el que no la ve no es porque la Virgen no lo quiere, sino directamente porque hay personas que no tienen el carisma de la visión.

Si alguno quiere saber Jesús está vestido como Jesús de la Misericordia, por eso el calor que tenemos todos porque de su Corazón salen rayos que inciden en la cara de cada uno de ustedes, de todos. Como siempre descalzo, con sus heridas brillantes por el plasma que le sale, lo mismo de las manos, por la gran Luz no se alcanza a ver el hombro derecho si está pegado o no a la herida, se ven sí a la altura de las rodillas que tiene la marca del plasma de las heridas que tiene en las rodillas. Porque Jesús no tiene cinco heridas solamente, a mi derecha o allá al frente hay un cuadro de Jesús con todas las heridas que tiene y eso es una foto tomada en el Jesús que sangra de ese pueblo al Sur de la Provincia de Córdoba que se llama Serrano, ahí las Monjitas Carmelitas que viven al lado de la Catedral de Río IV, tomaron la foto del Jesús Sangrante y el Sacerdote ha recogido en algodones la Sangre del Señor y fíjese, no es un Jesús tan grande, no mide tantos centímetros de alto, medio metro será nada más.

Bueno el Jesús real sangrante es así, no son cinco heridas nada más, todas son las que ven y una cosa que dijo aquí hace ya mucho tiempo, porque hace siete años que viene ¿no?, que los soldados romanos le habían pinchado los testículos, pues bien ¿ven la parte esa de los genitales como está llena de sangre también?, se vería más porque Jesús no estaba así, estaba desnudo, bien.

Dice Jesús:

“Yo soy la Luz del mundo, quien me sigue a Mí no anda en tinieblas”.

Yo quiero que todos ustedes que han venido de tantos lugares, el que no puede verme me sentirá seguramente en su piel, en su alma, ¿mmm?, es Mi deseo que todos aquellos que vinieron aquí con una ilusión, que esa ilusión se les cumpla.

Los milagros, lo dije otra vez ya, pueden ser inmediatos o pueden demorar un tiempito, un tiempo en realizarse, depende de vuestra fe, piensen en los distintos pasajes de la Sagrada Escritura, piensen en que se recalca esto de la fe: ”tu fe te ha salvado, vete en paz”, tu fe, tu fe.

Nadie piense cuánta fe tiene, eso no lo mide el hombre, lo mido Yo, cada uno ofrézcame lo que tiene, pero no solamente las enfermedades, físicas, psíquicas, ofrézcanme todo, ofrézcanme vuestros hijos, vuestros parientes, vuestros amigos, no tengan miedo de ofrecerme nada de lo que aman ¿mmm?.

Mis queridos, están aspirando el mismo aire que Yo respiro, que Mi Mamá respira, que Teresita, que Faustina, que Emiliano Tardif, que Pironio y todos los Santos, están respirando el mismo aire que ellos respiran y muchos de vuestros parientes también que están aquí, entonces tomen conciencia: hemos ido a la casa, ésta que está allá en Justiniano Posse, porque nosotros queríamos encontrarnos con Jesús y con su Mamá y hemos respirado aire que Él respira y el mismo aire que respira su Mamá y con eso nos hemos Santificado. Y con eso lleguen a vuestra casa y toquen a vuestra familia, toquen a todos los que quieren, porque tocarlos es Santo Mis queridos.

Tal vez tengan que pasar los años para que valoren el tenerme tan cerquita de aquello que uno diariamente ve, se acostumbra y no le da tanta importancia, pero cuando pase el tiempo cuéntenle a vuestros hijos, a vuestros nietos, a cualquiera: estuve sentado cerca del Señor, de su Mamá, de los Santos, y además he respirado el mismo aire que ellos respiran. Cuéntenle todas las cosas, hagan tomar conciencia a las personas que estoy junto a ellas delante, detrás, a la derecha, a la izquierda, pero sobre todo estoy en vuestro corazón porque los amo.

¡Cuánto los amo Mis queridos!, ¿ustedes creen que hubiese estado en la cruz entregando Mi sangre si no hubiese sido por amor a ustedes?; hoy se preguntaban: ¿quién es mi prójimo?, desde hoy miren a todos de otra forma, porque todos esos que pasan a vuestro lado o se relacionan con ustedes son vuestro prójimo.

Díganle a los que aman y a los que quieran escucharlo: he estado con Jesús y me dijo que te ama, me dijo que le abras tu corazón, que Él está siempre esperando y esperando y esperando, díganle, para que le abras tu corazón.

Si al irse de aquí, algunos no han logrado todo lo que querían, porque a lo mejor falta un tiempo todavía, no se impacienten que Yo los tengo dentro de Mi mano, Yo los tengo refugiados dentro de Mi herida del costado, Yo los tengo cubiertos siempre con los rayos que salen de Mi corazón, así como Mi Madre los tiene cubiertos con los rayos que salen de Su Inmaculado Corazón.

Díganle a los que tienen cerca: no sabés cuánto te ama el Señor y te espera y te espera siempre y te espera todos los días a la vuelta de la esquina, al entrar en tu casa, te espera en la sonrisa de los niños, en esa mueca un poco triste del anciano, te espera siempre en el rostro del enfermo, del sufriente, del que necesita tu palabra, tu ayuda, tu saludo, tu abrazo.

Si es posible, si es posible transmitir tanto mal a veces por los medios masivos de comunicación, Yo me pregunto: ¿por qué no aparecerá alguien y les diga?: hermano Jesús te ama, te ama con toda su fuerza, ¿a cambio de qué?, a cambio de nada, Él te amó siempre y te sigue amando, ¿es posible que el amor tenga menos rating que algún dolor, alguien asesinado o una que otra violación?, ¿es posible que el amor tenga menos?.

Pero cerca de ustedes, transmitan a todos: yo estuve con Jesús y Él dijo que los ama, que los ama tremendamente, que no importa de tu pasado, de las cosas que tengas a lo mejor desordenadas, no le importa, no le importa, Él quiere que le entregues todo a Él y Él se arregla y no tengas vergüenza que piensen, Él me ama y me lo perdona todo, ¿acaso no lo prometí Yo?: “entre Mi Padre que es la Ley y el hombre, estoy Yo que soy la Misericordia, dispuesto a comprenderlo todo, amarlo todo, a perdonarlo todo”. Díganselo a vuestros hermanos, díganselo, díganselo.

Y a ustedes una vez más les digo: ¡cuánto los amo!, ¡cuánto los ama Mi Mamá!, y que Mis heridas están frescas porque siguen derramando sangre para pagar todas las deudas de los hombres, díganselo a la gente, díganselo.

Cuánto los amo Mis queridos.

Amén.

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