Mensaje del 28 de Abril de 2002

Habla Artemio:

Jesús está vestido con una túnica que le llega hasta la mitad de las piernas, bastante sucia medio rotosa, la tiene pegada sobre el hombro derecho, donde tiene la herida más grandes, las manos están sobre los posamanos y da la impresión de ser más chico que siempre, lo que pasa es que está como amontonado ahí en el sillón, aunque a veces Jesús es más alto que otras, pero en general no es tan grande su cuerpo, es decir su altura varía, parecería que cuando está muy dolorido por el mundo y las cosas se mostrara más pequeño, con esto no quiero decir que sea chiquito es un hombre que tiene buena musculatura.

Dice Jesús:

Yo soy la luz del mundo, quien a Mi me sigue no anda en tinieblas. Yo hace rato que los escucho hablar, los escuché desde el comienzo, pero hace rato que los estoy escuchando desde aquí sentado en este lugar; y para comenzar les hago el regalo de: todos aquellos que sufren una situación terrible, no solamente en este pueblo sino en todo el mundo les hago el regalo, la gracia de mejorar su situación para que estén bien, derramo sobre todos Mi Misericordia.

Ahora, Yo sentía recién hablar y pensaba…, pensaba en aquellos que envejecen y no están en su sano juicio y se muestran de las más diversas formas, sobre todo desagradecidos pero, Yo les aconsejo que traten de sacar los ojos de foco para ver en ellos Mi rostro sufriente, Mis manos sufrientes, Mis pies sufrientes, entonces lo que puedan decir ya no tiene importancia porque están viendo Mi rostro y en todos los hombres que aunque sean malos, en apariencia, todos los hombres que parecería que no merecen consideración hagan lo mismo, traten de ver en ellos Mi rostro.

Yo admiro vuestra preocupación y ocupación de todo lo que han nombrado y me siento muy bien, ustedes pueden hacer muy poco desde este lugar porque el mundo es muy grande, pero no se olviden de una cosa, todo aquello que pasa por vuestra mente teniendo en cuenta el dolor de los hombres es como una oración que me hacen a Mi pidiéndome por ellos, no fácilmente se deja la casa un domingo por la tarde para reunirse y hablar del dolor, y esto Yo lo tengo especialmente en consideración.

Yo sé lo que está pasando por tu mente en este momento, ¿y todos aquellos que a lo largo de la historia murieron sin estar en paz o sin poder ver un rostro querido cerca?, vuelvo a repetirles lo que digo siempre: Mi Misericordia alcanza para todos, no carguen sobre vuestros hombros tanto dolor, demenlo a Mi el dolor, que para eso estuve en la cruz y derramé Mi sangre, demen a Mi todo el dolor, demenlo a Mi, porque los hombres son pequeños y no pueden afrontar tantas cosas.

No están tan lejos los tiempos en que el hombre empezará a pensar de otra forma, en el fondo todos tienen una pequeña llamita encendida que les está indicando como viven los demás pero muchos se hacen los duros y tratan de apagar la llamita. Ahora pasarán todavía milenios antes que todo sobre la tierra esté ordenado, falta mucho para que la oveja coma junto al león y la ratita cerca del gato, falta mucho para eso, pero ya se los dije a ustedes en otras oportunidades pero conviene recordarlo: si ustedes en vuestra alma por la noche o en el día le dan lugar a todo lo que se les presenta y que sea doloroso, es decir que aceptan esa hermandad de todos los hombres, especialmente los enfermos y los que sufren mucho, si ustedes ya aceptan en vuestro corazón ya logran hacer que ese mundo maravilloso que espera ya se concrete en vuestra alma.

Cuando dan simplemente una copa de agua a alguien que tiene sed, ustedes saben que todos los cielos se conmueven porque se está poniendo en práctica una obra de Misericordia, ustedes nunca esperen el agradecimiento del que toma el agua, ustedes den el agua y dejen pasar no esperen nada agradecimiento de los demás porque ustedes no lo hacen para que se les agradezca, lo hacen porque vuestro corazón ha sentido compasión del hermano…

Finaliza la grabación …