Mensaje del 13 de Diciembre de 2001

Mi hogar de Nazaret fue muy humano, donde en la mesa se opinaba sobre la comida, si estaba hoy más rica que ayer y también teníamos predilección por servirnos una cosa o la otra. Vos dirás: ¿qué tiene que ver todo esto con la salvación del hombre?, tiene que ver Mi querido, por una razón muy simple: es hora de que los hombres me vean humano, de esa manera me tienen más cerca. ¿O vos tenés la misma confianza con Mi Papá o con el Espíritu Santo que conmigo?, no, porque a Mí me ves, me tocás, te refugiás en Mis heridas durante la noche, anoche dormiste toda la noche acostado sobre Mi costado.

Mensaje del 13 de Diciembre de 2001

Habla Artemio:


Hoy es 13 de Diciembre.

Dice Jesús:


Vos podés permitirte decirme muchas cosas, al contrario, me parece bien que me las digas porque eso me demuestra que después de siete años tenemos que tener más confianza entre nosotros ¿no?, no, vos no sos estirado, pero estabas más cerca antes de Mí, más cerca físicamente, me ponías la mano arriba, me tocabas, Yo te abrazaba, pero ahora no tanto. ¿te doy temor?.

No sabés lo bien que has entendido Mí condición humana, claro, corres con ventaja, me ves en este estado.

Habla Artemio:

Sí, Señor, pero lo que yo no entiendo es una cosa, por más que estés descalzo tus uñas están muy bien cuidadas y las uñas de tus manos también Señor.

No entiendo, porqué esa forma de aparecer a veces tan brillante y otras tan, diría yo: apichonado como hoy ¿no?.

Dice Jesús:

No te dejes llevar por las apariencias externas, Yo soy siempre uno, pero no me digas que no te gusta más verme así que con ropas ostentosas.

Recién hiciste un razonamiento de niño, te digo por qué, dijiste que el agua nunca había llegado tan lejos, a pesar de que otras veces entró. En el fondo sabías que esa agua representaba el río de Agua Viva con lo que Yo quería acercarme a estas dos personas que tanto hacen para extender Mi palabra, vos dirás: qué poco, no, el río de Agua Viva hace que uno no tenga más sed.

Antes de empezar con el tema de hoy, si es que así puede llamarse, nuevamente quiero reiterar Mis bendiciones por toda la confianza, la entrega, la disponibilidad, todo el amor que ponen en la obra es mucho, y el Padre, Yo y el Espíritu Santo colmamos de bendiciones todo, todo.

Y en el principio era el Verbo, y el Verbo era Dios y el Verbo estaba en Dios. El Verbo vino a los hombres y los hombres no lo reconocen. Ninguna novedad, ya lo saben muy bien esto, pero el decirlo de nuevo siempre hace bien.

Con otras lecturas, cuando uno repite las cosas las aprende de memoria, con la palabra cuando uno repite las cosas lo hacen crecer, por eso que cualquier cosa que se repita de la Sagrada Escritura hace crecer. Dicho con otras palabras se llama: conversión, y como todos saben la conversión dura hasta el último día de vida, siempre nos falta un poquitito.

Decía que en el principio era el Verbo y el Verbo estaba en Dios, claro, ustedes piensen en esto: Mi Padre era perfecto, ¿quién no sabe que la idea de Dios es perfecta?, pero hasta lo perfecto, si no tiene un amor que se derrama, deja de serlo, en esto se explica la creación del mundo, en esto se explican las diversas etapas en la formación del mundo y hasta la aparición del hombre.

Mi Papá tal vez me hubiera enviado antes, porque Mi Papá los ama ¿no?, entonces a Él le parecía que se demoraba mucho en enviarme a Mí, pero tuvo que formar un pueblo y en ese pueblo iban apareciendo los Profetas que anunciaban todo lo que iba a ocurrir. Ahora, ¿viste qué mal les fue a los Profetas?, con alguna excepción, los mataron a todos, pero en ese pueblo tenía que nacer Yo. Y un buen día nací, ¿no sabés lo contento que estaba Mí Papá cuando la Virgen dijo que sí?, porque Mí Mamá era libre de decir que no, pero entendió, ¿vos sabés lo que significa entender en todo esto?, no es razonar, es abrir el corazón y dejar entrar, cualquier cosa dejarla entrar, porque cuando abre el corazón lo hace con amor y entonces no va a entrar ninguna porquería.
Y Mí Papá festejó el día en que Mi Mamá dijo que sí.

No te voy a ocultar una cosa, que todavía no, no me lo puedo explicar muy bien Yo tampoco cómo demoró tanto el Ángel en avisarle a José que Mi Mamá estaba embarazada. ¿Vos sabés todo lo que sufrió José?, sufrió mucho porque él la repudió a Mi Mamá, la repudió en privado, era costumbre en el pueblo judío repudiar a la mujer que tenía un hijo de otro, Mi papá no sabía nada, mirá que podía haberle acercado algo de Espíritu Santo ¿no?, pero sin embargo no. A Mi Mamá sí le acercó mucho Espíritu Santo para que entendiera, pero te puedo asegurar una cosa, que cuando Mi Mamá dijo que sí, lo dijo más por formación en su hogar, lo dijo más por valentía, lo dijo más por desafío, que por todo lo que pudo haber llegado a esta ella el Espíritu Santo.

Porque hay que entender bien esto: el Espíritu Santo, como Gran Comunicador va a venir en Pentecostés, antes todos están desprovistos de Espíritu Santo. Sí, por ahí se dice: el Espíritu del Señor le dijo esto, ta, ta, ta, pero no se llamen a engaño, el Espíritu Santo realmente viene en Pentecostés ¿eh?.

Entonces José no sabía, Yo siento lo que tuvo que sufrir Mi papá, Mi papá de la Tierra, esos tres meses que Mi Mamá estuvo con su prima, Santa Isabel, hacía de sierva ahí, hacía todas las tareas de la casa, limpiaba, hacía la comida, porque Isabel era media grandecita de edad ya, ¿sabías eso vos sí?, era grandecita ya Isabel, y Juan tenía ya seis meses adentro de la panza, entonces le vino bien a Isabel que María, Mi Mamá, le ayudara.

No te puedo explicar por qué Mi Papá hizo eso de demorarse en mandarle el Ángel a Mi papá para que le avisara, y también fíjate vos que cuanto sufre Mi Mamá pensando en José, habrá dicho: qué pensará este hombre, si yo no la toqué. Ahora, cuando José se entera se puso contento, pero vos ya sabés que José era más vale de un temperamento así tristón, callado, silencioso, meditando siempre. No era tanto, tanto más grande que Mi Mamá pero era más grande. Y José tuvo siempre esa característica de, de los silencios largos, y en la carpintería cuántas veces me enseñaba con los silencios largos ante algunas preguntas Mías.

Tenía las manos muy hábiles, la mirada muy profunda y Yo a veces sentadito, lo miraba a Mi papá y veía que todo lo hacía con seguridad. Las manos de un carpintero en general hacen las cosas con seguridad porque no se puede cortar algo más corto ni más largo, pero Mi papá se movía con mucha seguridad.
Ahora, no me impedía en absoluto cuando Yo salía de viaje ¿eh?, ya cuando era grandecito, no, en absoluto, aunque sufría. No te olvides que él no tenía el Espíritu Santo y Mi Mamá también sufría porque por más que sabía muchas cosas pero Yo partía y no sabían hasta dónde llegaba ni cuándo volvía. Sí, intuían bastante respecto a lo que iba a pasar conmigo, pero no, la cosa fue humana, muy humana. No, no le busquen otras vueltas ni le den más rollo de lo que podría tener.

Mi hogar de Nazaret fue muy humano, donde en la mesa se opinaba sobre la comida, si estaba hoy más rica que ayer y también teníamos predilección por servirnos una cosa o la otra. Vos dirás: ¿qué tiene que ver todo esto con la salvación del hombre?, tiene que ver Mi querido, por una razón muy simple: es hora de que los hombres me vean humano, de esa manera me tienen más cerca. ¿O vos tenés la misma confianza con Mi Papá o con el Espíritu Santo que conmigo?, no, porque a Mí me ves, me tocás, te refugiás en Mis heridas durante la noche, anoche dormiste toda la noche acostado sobre Mi costado.

Ahora, verme así humano, me hace estar cerca de todos y ese fue el objetivo de Mi Papá, Mi Papá el de arriba, hacerme ver bien humano ¿mmm?. Cuánto discutieron los teólogos sobre Mi naturaleza, tenían miedo che que me acentuaran demasiado el aspecto humano y si muchísimos siglos prácticamente yo era un Espíritu andando. No, la naturaleza humana al lado de la naturaleza divina ¿mmm?.

Hoy tengo ganas de hablar mucho pero no lo voy a hacer tan larga porque sino, pero sabés como todo hombre me gusta acordarme de los tiempos en que estuve en Mi casa. Mi casa era muy pobre, era pobre Mi casa, pero estaba tan llena de amor. Mi papá y Mi Mamá hablaban nada más que lo necesario, nada más que lo necesario, normalmente Mi papá comía en silencio, Yo no, Yo comentaba algunas cosas, porque nadie lo dijo todavía esto pero ¿sabés que me gustaba andar con los bichitos por ahí?, y agarrarlos y acariciarlos, no, no los mataba ¿eh?, los acariciaba y después los dejaba seguir. Y Yo contaba en la mesa y era ruidoso en la mesa, pero la que sonreía a veces era Mi Mamá, pero Mi papá me escuchaba en silencio.

Qué tipo este José che, qué tipo. Era, daba la impresión del hombre que la sabía toda, todas las cosas, pero decía nada más que lo necesario, ahora que seguridad da un ser humano cuando lo sabe todo y dice nada más que lo necesario. Porque Mi papá aprendió en la sinagoga, aprendió muchas cosas y además aprendió en la vida, ¡uf, si le enseñó la vida!, la vida es muy dura ¿eh? vivir en aquel tiempo. Ahora, a pesar de los años no creas que tenía un trato medio así paternal con Mi Mamá, no, no, no, no, para nada, Yo nunca noté que hubiera diferencia de edad entre ellos, no.

Y como te decía, Yo contaba cosas de, cosas que hacía de chico, los bichitos que agarraba, soltaba, jugaba con ellos. Fui un niño feliz ¿eh?, te digo que fui un niño feliz, no tuve privaciones, Yo nací en un hogar muy pobre y en consecuencia desde chiquito me adapté a lo que me dieran, a comer lo que había, y qué gran maestro era José, como te decía recién: enseñaba más con el silencio que con palabras, Yo veía cuando sus ojos aprobaban cosas que Yo hacía o desaprobaban, no por que se hubiera mostrado enojado, no, no, no, sino uno nota los ojos de una persona y Yo siempre lo vi muy sabio, muy sabio, en ese sentido más que Mi Mamá.

Lo que Yo te puedo decir de Mi Mamá es una cosa, el Corazón de Ella fue siempre algo tan grande que a Mí me parecería que, incluso a veces me preocupaba si se podía medir el Corazón de Mi Mamá, claro, Yo no sabía todo lo que venía después ¿no?, pero me preocupaba cómo medir un Corazón tan grande, mirá que mientras que José no, él no por eso no tenia corazón pero era más racional, era más calculador de las cosas, más que calculador Yo diría previsor de las cosas. Él sabía perfectamente cuántos porotos guardar, cuántos granos almacenar para que alcanzara para la próxima siembra, la otra temporada. Conocía mucho del clima, era muy sabio con el clima y entonces por eso, de acuerdo a eso guardaba. Teníamos un rincón dentro de la casa dónde se guardaban todas las cosas en cueros, en bolsas de cuero seco, bien seco y de vez en cuando los ventilaba para que el moho no tomara las semillas ¿no?, lo ventilaba, porque el aire de Israel es muy seco ¿no?, y un instante nomás de ventilación con ese aire bastaba ¿no?.

Bueno, vos decís siempre que los maestros que hablan mucho tiempo cansan a sus alumnos, y Yo no quiero cansarlos, pero denme permiso también para hablar de Mi niñez, de Mi adolescencia, de Mi juventud. Porque ¿saben?, no tienen mucho en la Sagrada Escritura de eso, no tienen nada casi, entonces ustedes tienen que conocerme todo ese período. Fíjate vos que en el Antiguo Testamento, en una parte dice clarito: el padre que ama a su hijo se levanta temprano para castigarlo, o también dice: el padre no ahorra la vara con su hijo.
Mirá, Yo creo que todo ese período, desde que me encuentran en el Templo hasta la predicación, prácticamente las Bodas de Caná, no se habla tanto de, no se habla nada de Mi adolescencia ni de Mi juventud porque los niños eran o los jóvenes… (se dio vuelta la cinta)…. Si el padre, según el Antiguo Testamento, se levantaba temprano para azotar a su hijo, entonces mucha importancia no se le daba ¿no?, una importancia diferente a la que están acostumbrados hoy. Bueno, y ya termino ¿eh?.

Hoy quería hablar Mi Mamá, pero como Yo me extendí un poco mucho no va a hablar ella, no importa, porque iba a decir casi lo mismo ¿no?, nunca va a decir cosas contrarias a las que Yo estoy diciendo pero a ella también le gustaba injertar algunas cosas, pero ya un día lo va a hacer de todo ese tiempo.

¿Sabés Mi querido?, tenemos que hacer descubrir al Jesús adolescente, al Jesús joven, tienen que tener los jóvenes un modelo, no lo tienen, no le vamos reprochar a la cultura ni le vamos a reprochar al Antiguo Testamento, porque pobres, hicieron lo que pudieron, hicieron lo que pudieron y las crónicas eran, pasaban de unos a otros y eran habladas a veces y transmitidas de palabra así nada más, entonces todo se vuelve medio relativo ¿no?, entonces es necesario que habláramos un poco del Jesús adolescente, del Jesús joven.

Decime vos una cosa, si un padre se propusiera contarle a su hijo cosas de la pubertad Mía, de cuando se inicia en Mí todo el proceso de ser un hombre, que sentía como hombre porque me corrían las hormonas de hombre en la sangre, ahora, tiene que callarse porque no tiene nada que decirle, pero Mi querido, vos sos Celoso Custodio, en consecuencia esto va para largo ¿eh?.

Vamos, ya termino, vamos a presentarlo a José como maestro, realmente porque fue, no, no te creas que era la cuestión de esta madera o la otra madera, o cómo ensamblamos o como dejamos de ensamblar, ahora le dicen machimbre creo ¿mmm?, bueno. No, no, no, había toda una forma de decirme las cosas para que Yo fuera un hombre normal, un hombre como todos los hombres. Ahora, ¿por qué todo ese período ahí sin que se sepa nada de Mí?, noo, lo vamos a ventilar y para que pueda haber, dije, de Mi papá un modelo de maestro, de Mi Mamá un modelo de maestra, de educadora y Yo criándome entre esas dos personas.

Ya sé qué pasó por tu mente, ¿no había nada en Mi mente que me avisaba de las cosas y de todo lo que iba a venir y todo?, sí, sí, pero eso no invalida todo lo que me enseñó José y María, Mi papá y Mi Mamá, sí, pasaban por Mi mente muchas cosas, sí, por supuesto, pero también tenía un gran deseo de conocer, por eso me metía en el mundo con la gente, preguntaba.

Qué lástima che, que no me puedan ver como un hombre ¿no?, además de Mi naturaleza divina.

Y para terminar Yo los bendigo especialmente a todos y les digo que los quiero mucho, me gustó todo lo que hablaste al comienzo, me gustó, pero como ustedes dicen en la pampa ¿no?: no es pa’ todos la bota e’ potro.

Antes de irme físicamente quiero nuevamente, quiero nuevamente derramar sobre todos Mis bendiciones, pero especialmente sobre estas dos personas, que no digo los nombres pero saben a quién me refiero, porque si digo los nombres ya no se pueden poner en las Revelaciones, ya saben a quién me refiero.

El Padre, Yo, el Espíritu Santo, la Trinidad, Mi Mamá, los Santos, los Ángeles, son los habitantes diarios de la casa de ellos, porque todo lo que ellos hacen tiene un valor tan grande, pero tan grande, Yo diría: son grandes misioneros, y por qué no decirlo también si todos pueden aspirar el día que los canonicen los canonizarán como grandes misioneros.

Cuánto los quiero ¿eh?, a todos ¿eh?.

Amén.

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