Echen a rodar las ideas, no tengan miedo cuando el Señor está detrás de ellas, el resto déjenselo al Señor, no tengan miedo, ¿acaso no dije Yo que venía a traer fuego para que el mundo ardiera?, ustedes, los hombres en estos dos milenios se han encargado siempre de apagarlo, no apaguen el fuego, dejen que arda, dejen que ardan las almas.
Nunca el hombre llega a entender, totalmente o medianamente también, la Economía Divina, por eso, no hay que pensar demasiado, obrar de acuerdo al Espíritu Santo diga, abrirse y ser dócil a sus sugerencias, porque la vez que el hombre se equivoca es porque desolló al Espíritu e hizo lo que él quería y entonces Yo respeto su libertad y tengo que esperar otra oportunidad para ponerle en una bandeja aquellas cosas que podrían servirle y así a través del tiempo.
Por eso, hoy los exhorto a estar muy unidos, unidos entre ustedes, unidos con aquellos que están un poco más lejos y que muchos son enemigos de ustedes porque Yo, Mi Madre y los Santos aparecemos aquí. También por todos aquellos que, lejos o cerca, tienen la buena voluntad de escuchar estos Mensajes, para todos permanezcan unidos en el Señor.