Mensaje del 03 de Diciembre de 1998

Sí, todo lo que se dijo está bien, ahora la fe del hombre es muy débil y muchas veces por temor suelta Mi mano a mitad del camino, en la mitad del camino, pero también esa fortaleza de seguir tomado de Mi mano, pídanmela, ¿acaso no estoy siempre Yo ofreciendo todo lo que tengo para darles?, ¿acaso no les estoy amando desde el extremo de los milenios ya en el Corazón de Mi Padre?, entonces pídanme toda la fortaleza, todo lo que necesitan para enfrentar las situaciones más tremendas que Yo se las daré, pero a Mi me gusta que me lo pidan.

Mensaje del 03 de Diciembre de 1998

Habla Artemio:

Anoche en la invocación, referimos por ejemplo a las, esas intimidades con Jesús ¿no?, esos diálogos cuando se acuesta al lado de uno, se sienta en la cama y vuelvo a decir lo que dije a través de cuatro años, rumbo al quinto ya ¿no?: nadie tiene obligación de creer una palabra de esto, nadie, bueno, porque justamente son Revelaciones Privadas, aunque varios ven y de esos la mayoría no está presente pero nadie tiene la obligación de creer, para nada.

Señor, se desprende del Evangelio de esta noche el concepto de la Santidad, y entonces hablemos un poco de eso Señor para motivarte a vos si querés y si es que venís para que también digas algo ¿no?.

Normalmente Señor uno no entiende esto, la verdad que uno no entiende casi nada de nada porque si hablamos de tu Misericordia no entendemos nada, si hablamos de la Santidad no entendemos nada y así en todo o apenas barruntamos algo, es decir rascamos un poquito ¿no?, pero siguiendo las inspiraciones que me estás dando Señor yo te diría simplemente esto, no sé vos dirás después si te parece bien, o mal, o más o menos bien o más o menos mal, cuando el ser humano haga lo que haga, viva donde viva tiene una relación de intimidad con vos y sobre todo tiene una disponibilidad para estar esperando tu palabra para ver qué querés de uno. Cuando uno dejó de lado su libertad personal y te la ofrece a vos Señor para decir: administrala Señor, es decir con otras palabras: uno entra dentro de tu plan, uno entra dentro de tu proyecto, pero hay que tener la valentía primero de..., hay que tener la valentía... (se interrumpe la grabación)..., perdón Señor. Decía que hay que tener la valentía primero de hacer lo que hizo María cuando el Arcángel Gabriel se presenta y ella dice: “he aquí la esclava del Señor, hágase en Mi según tu palabra”.

Es decir, detrás de eso está el riesgo, está el aceptar todo lo que va a venir, pero si uno está dentro de tu plan y dentro de tu proyecto no tiene nada que temer, porque si uno te reconoce como Padre, como hermano, como amigo, como compañero, como compinche, etc., entonces vos nunca querrías el mal para nosotros porque junto a nosotros fracasarías vos también, eso es lo que no podemos llegar a entender cuando hablamos de la Santidad; es decir lograr meternos dentro tu plan, dentro de tu proyecto y después bancárselo por supuesto. María cuando dijo eso era una criatura de quince años, iba a cumplir dieciséis, qué experiencia podía tener, dicho con todo respeto ¿no?, sin embargo “he aquí la esclava del Señor” y cuando después entona el Magnificat ella dice, se lee en el Evangelio de San Juan, dice: “Mi alma engrandece al Señor y se alegra Mi Espíritu en Dios Mi Salvador, porque fijó sus ojos en la pequeñez de su esclava y en adelante todas las generaciones me llamarán Bienaventurada”.

Cuando se llega a una relación con el Señor lo suficientemente elevada, uno no tiene por qué tener temor de decir: tengo esta condición, o me destaco en esto, o sirvo para esto otro, o lo que sea o procedo de esta forma, porque yo he resignado mi libertad y se la he entregado al Señor para que Él disponga, para que Él dirija, conduzca, sugiera, permita, entonces toda la vida de uno se vuelve hasta yo diría mas tranquila, porque cuando me levante a la mañana o lo que sea, sé que cada una de las cosas que voy a hacer Señor están sugeridas por vos, porque Yo humildemente te dije: he aquí el esclavo del Señor, es decir resigné mi libertad. Entonces, haga lo que haga yo debo estar convencido de que vos estás detrás de lo que yo estoy haciendo, sugiriéndome cada cosa, entonces yo ya no tengo más miedo, porque si el Señor está conmigo ¿quién contra mí?, lo que pasa Señor es que uno es flojito y entonces en medio del vendaval uno tiene temor pero si uno no lo tiene ese temor entonces pase lo que pase, tomado de tu mano uno puede avanzar con total tranquilidad, aunque parezca que todo está en contra, pero si uno está tomado de tu mano Señor nada está en contra o estará en contra pero llegado el momento se van a dar vuelta las cosas.

Es decir, rebobinando, es posible que la Santidad de nuestro tiempo sea entregarse plenamente en tus brazos: Señor, aquí estoy, este soy yo, con todos mis defectos, mis limitaciones, mis precariedades, todo, con un pasado, vivido a veces bien, a veces mal, vaya uno a saber pero lo fundamental está en esa entrega, por allí andaría el camino de la Santidad, porque si uno se ha puesto en manos del Señor cada cosa que toca la Santifica, cada cosa que uno hace está dentro del plan de Él, cada una de las cosas que suceden están dentro del proyecto que Él fue elaborando conmigo y Él es tan cuidadoso que hasta me da la suficiente valentía como para creer que no está vulnerando mi libertad a pesar de que yo se la entregué.

Visto desde este ángulo, vivir es mucho más fácil, es decir más fácil en este sentido, si Jesús me tiene tomado de la mano, si mi fe me alcanza para entender eso en profundidad entonces ya la vida me resulta totalmente distinta, pero hay que tener aquello que te dije, la que te dije lo suficientemente poderosa como para saber decir: he aquí el esclavo del Señor y bancárselo después. ¿Pasarán todas cosas buenas?, nooo, montones de cosas malas también porque en la vida nos va de una manera y además hay un juego de libertades con las otras personas pero Señor si estás conmigo qué puedo temer y si pasa algo vos no me lo vas a dar, si pasa algo malo porque un padre nunca le da hiel a su hijo para que tome. Entonces, en vez de una reacción violenta, de decir: Señor, pero me tenés cansado, siempre lo tengo que pagar yo, uno diría simplemente: ¿qué me querés decir Señor con esto?, ¿qué me querés decir?, incluso las situaciones más difíciles ¿eh?, bien difíciles, ¿qué me estás queriendo decir con esto? ¿mmm? y aunque la cosa parezca que no se soluciona, en ese momento, pero uno sabe que si está dentro del proyecto de Él tarde o temprano el triunfo será de uno a pesar de todo.

Entonces, la Santidad sería tener la valentía de encajarse dentro del plan del Señor, de meterse dentro de su proyecto, ¿para hacer lo que a Él se le antoja?, nooo, es lo suficientemente un Padre amoroso como para saber qué es lo que nos conviene a nosotros, no lo que le gusta a Él, respeta siempre nuestra forma de ser, nuestra individualidad y todo lo que nosotros tenemos entre manos, visto así vivir es muy fácil, claro que habría que pensar ¿no es cierto? que en la vida de amor es un mantener los ojos de lágrimas mojadas, pues bien sea, pero ¿qué prefiero, una vida de amor o una vida de..., mediocre?, si es mantener los ojos de lágrimas mojadas pues bien, los mantengo y me los banco, porque sé que es una forma de vivir que vale la pena, de otra manera no.

Señor, estoy en la mitad de lo que quería decir y vos ya estás acá. Yo te alabo Señor, yo te glorifico Señor, yo me siento dichoso Señor de gozar de tu presencia Señor, lo único que me preocupa es que no puedo mirarte mucho tiempo a los ojos porque uno no resiste tu mirada Señor, es demasiado fuerte tu mirada Señor y no se resiste mucho tiempo y por lo visto Señor has venido acompañado con un montón de gente, que la mayoría no conozco. Bueno, habla en todo caso Señor que aquí tus hijos escuchan y yo presto mi voz, ya que estoy disponible para que vos la uses como una Locución Íntima, primero purifícame Señor para que tu palabra no se manche dentro de mi y luego empieza a hablar Señor.

Dice Jesús:

Sí, todo lo que se dijo está bien, ahora la fe del hombre es muy débil y muchas veces por temor suelta Mi mano a mitad del camino, en la mitad del camino, pero también esa fortaleza de seguir tomado de Mi mano, pídanmela, ¿acaso no estoy siempre Yo ofreciendo todo lo que tengo para darles?, ¿acaso no les estoy amando desde el extremo de los milenios ya en el Corazón de Mi Padre?, entonces pídanme toda la fortaleza, todo lo que necesitan para enfrentar las situaciones más tremendas que Yo se las daré, pero a Mi me gusta que me lo pidan. Yo sé lo que cada uno necesita, pero a Mi me gusta que me lo pidan, porque de esa forma parece que el hombre ratifica más su libertad porque pide algo, no dice: vos sabés Señor lo que necesito, ya sé que Yo sé lo que necesitás pero me gusta que me lo pidan y no se dan una idea cuánto tengo para dar, pero a veces los pedidos o esa relación de intimidad que debería existir entre nosotros se ve perturbada por cosas del pasado o del presente, resentimiento, broncas, falta de perdón, orgullo, soberbia, hay que entenderlo esto.

Una oración es un pedido o es acción de gracia o lo que quieran pero para hacerlo tienen que pensar primero al menos que en vuestro corazón estén los problemas resueltos, no es cuestión de ir a arrodillarse delante de nadie a pedirle perdón porque ya sé que muchos no se lo merecen, ya lo sé, pero la cuestión va dentro del corazón; es decir, no sentir enemigo a nadie, no sentirme orgulloso, ni soberbio, ni con bronca, ni con odio, es decir sentirlo en mi corazón. Ya sé que muchas cosas no se pueden decir y que tal vez tenga que pasar muchos años, una vida para decirla pero sí se las pueden sentir dentro del corazón ¿mmm?, entonces sí una oración es escuchada. Entonces sí como un Padre amoroso no puede decir que no a su hijo, entonces sí que el tenerte con Mi mano es la seguridad más completa que puede existir, ya a nada hay que tenerle miedo porque Yo he vencido al mundo y “Yo soy el camino, la verdad y la vida y quién me sigue nunca andará en tinieblas”. Quien tiene oídos para oír que oiga y quien tiene ojos para ver que vea.

Habla Artemio:

Va a hablar Nuestra Señora pero por detrás la Madre Teresa me está haciendo señas y dice:

Dice la Madre Teresa:

Cómo es posible que con tanta gente Santa que hay acá dentro, entro ellos el Santo de la fecha, San Francisco Javier no se llenen de veras los pulmones con el mismo aire que estamos respirando nosotros y todos estos Santos que están acá, no desaprovechen.

Habla Artemio:

Habla Nuestra Señora.

Dice Nuestra Señora:

He visto que desde hace mucho tiempo tenés una fijación con las palabras que Yo le dije al Arcángel Gabriel y con el Magnificat y me parece muy bien, si los hombres llegaran a entender en profundidad eso estaría todo resuelto, pero ¿qué pasa?, para decirlo con total conciencia hay que tener un acto de amor muy grande y también el deseo casi desafiante de bancarse todo lo que viene.

Todos saben que el final será feliz si las cosas ocurren así, todos saben que ni Mi Hijo, ni el Padre, ni el Espíritu Santo ni Yo hemos defraudado nunca en quienes confiaron en nosotros, nunca dije, pero una cosa está en decir confiar solamente usando las cuerdas vocales y la lengua y otra cosa es decirlo con la plenitud del corazón, es una cosa totalmente distinta.

Yo comprendo que para vos te es fácil hacer esto, vamos por el quinto año de convivencia diaria y vos ya estás habituado a todo esto, entonces nunca pienses por qué a veces los hombres no quieren entregarse, no quieren tener esa fe que mueve montañas, para vos te es más fácil, más sencillo entonces comprendé a los otros, no te digo: no juzgues a los otros porque nunca juzgás a nadie pero comprendelos. Además siempre en todo esto hay un proceso, a veces más rápido, a veces más lento, pero siempre hay un proceso, salvo que se de un milagro, que es girar ciento ochenta grados en un instante, que por supuesto también es posible.

Dice la Madre Teresa:

Yo oigo a lo largo del día y también cuando estoy acá, que se acentúa demasiado mi carácter un poco fuerte y tal vez hasta un poco agresivo, no mal interpreten eso, es así, claro, sino no me entendería con vos, pero entiéndase bien, una palabra fuerte dicha con mucho amor por fuerte que esté dicha nunca produce una reacción negativa, porque el interlocutor recibe el mensaje que se le da.

Que quede bien claro eso, además lo dije cincuenta veces, siempre tuve mucho apuro, me consumió el apuro, ¿saben por qué?, también se los dije muchas veces: cuando son las once de la mañana y uno tiene que alimentar a quinientas personas y no hay siquiera un bollito de pan, uno no puede menos que apurarse y tanto apurarse a uno le queda el hábito del apuro.

Que se entienda eso y por otra parte esto dicho en un tono... (se dio vuelta la cinta)..., ya no te llama tanto la atención de mi estatura, pero al principio estabas un poco pesado con lo petisa que soy.

Dice San Martín de Porres:

Recuerden todos los días lo que hice la semana pasada, de tocar mi cara renegrida y tiznarles el alma, recuérdenlo con mucha frecuencia, se los digo para que ni por casualidad asome en vuestra mente el deseo de discriminar a nadie.

Les he tiznado el alma con mi piel y estoy feliz por eso, porque eso les recuerda siempre que es una cosa muy grave la discriminación, no solamente por el color de la piel sino en todos los órdenes.

Dice San Artemio:

Cuando yo hable siempre tengo que aclarar muchas cosas porque yo viví en el siglo IV, mientras que Martín de Porres y la Madre Teresa son contemporáneos de ustedes entonces siempre a lo que yo diga tendré que agregarle alguna aclaración sino no se entiende, por eso cada palabra que yo les diga ubíquenla dentro del contexto histórico en el que me moví.

Solamente hoy quiero dejarles un simple Mensaje, recordarles el martirio, mi martirio, que se festeja en Octubre, o mejor dicho se conmemora, ¿para qué?, para que usen los méritos de ese martirio, cuando me decapitaron, para lograr los objetivos que ustedes se proponen; es decir, digan entonces: San Artemio, en mérito al martirio que sufriste yo te pido tal cosa..., en mérito al martirio que sufriste, que fue la decapitación, yo te pido tal cosa... . Porque sépanlo una vez más, que el martirio es una gracia muy especial que Dios le tiene reservado a algunas personas, son contados los mártires.

Entonces, ofrezcan los méritos de mi martirio para las necesidades personales o cualquier necesidad que ustedes tengan y les puedo asegurar que no se sentirán defraudados, porque yo pertenecí a esa vieja casta militar, cuando ser militar era un verdadero orgullo por todas las virtudes que adornaban a un militar y en este caso, a un General del Ejército Romano que comandaba una tropa inmensa en el Norte de África.

Habla Artemio:

Y por supuesto ahora habla San Francisco Javier, el Santo de hoy.

Dice San Francisco Javier:

Lo mío no sé si puede tomarse como Mensaje o cómo, solamente te digo que yo te agradezco todo lo que me amás, porque cuando pronuncias mi nombre todo se hace dulzura en vos, sé que tenemos muchas cosas en común, la impaciencia por ejemplo, la ansiedad por ejemplo, pero a veces no sé por qué ese pegarse a mi de la forma en que vos te pegaste desde hace tantos años, yo te agradezco todo eso y podés estar seguro que sigo siempre tus pasos, estoy en tus pensamientos y te acompaño adonde vayas y todo lo que me pidas que yo interceda por quien sea nunca te vas a sentir defraudado por mí.

Es propio de las relaciones humanas, a alguien se le quiere más siempre que a otro y como vos muy bien dijiste: a un nivel de espiritualidad los sexos no existen, porque las almas se miran como tal y en consecuencia la palabra querer no cuenta sino debe usarse la palabra amar.

Entonces, mi querido, yo te amo mucho, te acompaño, te cuido, te quiero y te agradezco profundamente todo lo que sentís por mí, no sé si me lo merezco o no, no sé si hice los méritos suficientes pero vos lo sentís así.

Y ahora en silencio pedime todo lo que quieras por tus hermanos presentes... (se hace un silencio)..., por supuesto que el Señor tiene su tiempo pero todo lo que me has pedido intercederé delante del Señor para que se cumpla y se cumplirá.

Amén.

Habla Artemio:

Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor. Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor. Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu de amor. Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu de amor. Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor. Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor.

Nadie se mueva de donde está porque Jesús va a pasar a bendecirlos a cada uno, entonces yo voy diciendo, nadie se ha ido todavía de acá.

Empieza por este chico que no me acuerdo como se llama..., M.: le hace la señal de la cruz y la mano izquierda sobre el hombro.

Va hasta de R.: le pasa la mano por la barba, después le hace la señal de la cruz, lo mira un buen rato y le dice algo al oído.

Va de R.: primero le pone las dos manos sobre la cabeza, después le hace la señal de la cruz y baja la mano por el estómago.

Después va de P.: y le hace la señal de la cruz, pone las dos manos sobre los dos hombros.

Va de A.: pone las dos manos sobre los hombros, lo mira y le hace la señal de la cruz.

Va de R.: con la mano derecha le toca la mejilla, después le hace la señal de la cruz.

Viene de M.: mira los caramelos que están sobre la manta, le mira las medallas que tiene colgadas, se las bendice, ahora le hace la señal de la cruz.

Mira hacia donde estaba R. sentada y hace la señal de la cruz en el aire.

Ahora viene acá, quiere que me pare, quiere que le despegue la túnica que tiene pegada sobre el hombro izquierdo, sobre el hombro derecho perdón. Señor no puedo mirar mucho tus ojos, me hace la señal de la cruz, toca las medallas que tengo en el bolsillo y me dice que me siente.

Se están yendo todos..., y el último en irse es San Francisco Javier, ya se han ido.

 

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