Mensajes del 26 de marzo de 1996

Dice Jesús:

Los he bendecido a todos, cuando vayan a sus casas toquen a sus familiares porque los bendecirán.

Los visito con frecuencia porque mi corazón los ama tiernamente.

Tengan esperanza en mi… toda la esperanza porque cumpliré mis palabras hasta el fin.

Mis palabras de ahora son simples y afectuosas y mis mensajes no se apartan del lenguaje corriente que puede tener un padre para con sus hijos. Ya llegará el momento en que hable de otra forma y diga y pida otras cosas.

 

Les repito, todas las lágrimas que están derramando las recogeré y se las devolveré en gracias en esta vida y en la otra.

Aquellos que tienen enfermos delicados, ofrézcanmelo a mi Corazón y al Corazón de mi Madre.

Estaré con ustedes hasta que terminen todos los tiempos.

Entraré por el este y saldré por el oeste, entraré por el norte y saldré por el sur y bendeciré todos los hogares de este pueblo.

Rueguen mucho al Sagrado Corazón de mi Madre que está ansiosa de darles gracias especiales.

(Hay que ubicarse que todo esto Jesús lo decía delante de más de cien personas que pedían fervorosamente por sus enfermos, es decir estaba a tono con el auditorio… digo porque al leer fríamente los mensajes pueden resultar aburridos o muy repetidos… hablaba de acuerdo con lo que la gente esperaba que les dijera).

En este momento mi Madre tiene sus manos llenas de piedras preciosas, son gracias, pidan, que mi Madre repartirá esas piedras.

Sepan hermanos, hijos, cuánto los amo, mi corazón derrama su sangre sobre ustedes para lavarles todas las culpas que puedan tener.

Cuando lleguen a sus casas toquen a sus hijos, pasen la mano sobre la frente de sus familiares, diciendo: “que Dios te bendiga”, es el mejor regalo que le pueden hacer y si están lejos háganlo con el pensamiento.