Mensaje del 23 de Febrero de 1999

Tengan cuidado, Yo no vine al mundo para que los hombres se pierdan, Yo vine al mundo para redimir todo y quien procede de una forma o de la otra, Mi Misericordia es tan grande que me invita a pensar que siempre el ser humano aunque proceda mal para otros, Mi Misericordia alcanza, es tan grande que alcanza para todo.

Mensaje del 23 de Febrero de 1999

Habla Artemio:

Habla Señor que te escuchamos Señor.

Dice Jesús:

No quiero dejar pasar el tema de esta noche sin dar Mi opinión, que no es nada menos que la opinión de Jesús, todos los razonamientos que ustedes hicieron, tengan cuidado porque están como hechos en un tembladeral, lo digo en el sentido que mientras se manejen bien las intenciones y uno pueda presentar las intenciones como legítimas, entonces todo está bien, ahora, ya lo dije una vez y lo repito, nadie puede opinar sobre las intenciones de otro, nadie, lo fundamental será que entre vos y Yo nos entendamos, así será.

Ocurre Mis queridos que a todos los seres humanos en la vida les va de una manera y entonces hay personas que de acuerdo a la legalidad, tendrían que vivir sepultados en vida, entonces Yo considero un deber que cada ser humano sea consciente de su persona y no la haga vivir en el mundo como un muerto sin sepultura. El ser humano debe ser siempre búsqueda, búsqueda, búsqueda, no les alcanza el razonamiento de la mente ni del corazón, entonces pidan al Espíritu Santo que les de luces para razonar bien en todas estas cosas, pero si quieren pedir opiniones a alguien, pídanlas pero quédense con Mi última palabra, las opiniones son buenas pero son algo que vienen de afuera. Si quien tengo delante me entiende a la perfección, o casi por lo menos, entonces su palabra será acertada, pero si no me comprende puede ser un desastre en la vida del ser humano.

Tengan cuidado, Yo no vine al mundo para que los hombres se pierdan, Yo vine al mundo para redimir todo y quien procede de una forma o de la otra, Mi Misericordia es tan grande que me invita a pensar que siempre el ser humano aunque proceda mal para otros, Mi Misericordia alcanza, es tan grande que alcanza para todo. Ustedes dirán: es muy peligroso todo esto, ahora Yo prefiero a aquellos seres humanos que se mueven en un terreno peligroso, pero que en ese terreno pueden llevar Mi palabra y conquistar almas para Mí, aunque su terreno sea muy resbaladizo, Yo prefiero siempre a ese hombre a aquél que se queda sentado como sobre un monumento para juzgar a los otros, para opinar sobre los otros, para decir sobre los otros, pero nunca han hecho nada que valga la pena. ¿Qué es un Santo?, ¿aquel que mira las cosas de lejos sin meterse en el mundo ni embarrarse en el barro en el cual muchos chapotean o aquel que, para hacer algo por alguien se larga a cualquier cosa, se mete en cualquier terreno y usa cualquier método?.

Yo sé que estoy diciendo palabras terribles para muchos que leerán esto, pero ¿por qué quieren aquellos que tienen el poder para dictaminar sobre la conciencia de otros, por qué quieren hilar tan fino en este tema como del amor?, en el cual nadie tiene que meterse porque no tiene permiso y no indagan tantísimos terrenos de la convivencia humana, terrenos en los cuales se consuman las injusticias más terribles, pero a esas cosas no las miran o las miran de reojo para no tomar plena conciencia de ellas. Hay muchos seres humanos que pueblan la Tierra que si tomaran conciencia de lo que estoy diciendo en este momento, se reduciría su vida a un montoncito de tierra que tal vez no serviría para nada, se sobreentiende que hablo de aquellos que no quieren ni por casualidad aceptar Mi Misericordia y desde lejos sientan doctrinas sobre todo, pero jamás se han ensuciado sus pies con barro para sacar a alguien caído que estaba muriendo allí.

Pensar en todas estas cosas pensar, entramos en el Tercer Milenio, ¿quieren seguir cometiendo los mismos errores del primero y el segundo?, ¿entonces para qué pasan los años, si quieren seguir cometiendo los mismos errores?. Piensen que Mi Corazón sangra y sangra especialmente por todo eso, porque parecería que aquellos que tienen que comprender, entender todo, discernir todo, son los que menos lo hacen. Quién tenga oídos para oír, que oiga y quien tiene ojos para ver, que vea.

Dice Nuestra Señora:

Como en nuestra vida no hay ni pasado ni futuro, sino siempre es un continuo presente y cuando ustedes estén aquí también, estarán así y observo a lo largo de los siglos que para Mí todo es un presente, cómo se fueron armando todas las cosas y cómo se fueron escribiendo sobre montones de verdades y cómo se fueron haciendo tantas conjeturas sobre tantas cosas y montones de veces todo eso es una consecuencia de un razonamiento de los seres humanos que no tienen ninguna consistencia, en vez de hundir vuestras rodillas en la tierra para que el Espíritu Santo les haga adelantar siglos y así el hombre sufre menos, siguen enquistados en los esquemas de toda una enormidad de tiempo y no se dan cuenta que de esa forma los hombres siguen sufriendo y sufriendo y sufriendo. Por supuesto que la humanidad sigue creciendo en pequeños grupos en algunas personas, la humanidad no se detiene hasta llegar a la plenitud.

Pero se han puesto a pensar Mis queridos ¿cuántos han quedado con los dientes mordiendo la tierra de la injusticia a través de los siglos?, ¿les gusta a ustedes ver a vuestros hermanos mordiendo la tierra de la injustita?, ustedes tienen la respuesta y en consecuencia obrar.

Dice la Madre Teresa:

Todo lo que oí esta noche, he visto que ha tenido el privilegio de calar hondo en todos los temas y me alegra mucho de que así sea.

Con tolerancia y bondad, le digo siempre al Señor, que distinto sería tu mundo, con tolerancia y bondad, al decir tolerancia quiero decir: ¿cuándo los hombres se van a dar cuenta que todos deben tener un lugar en el Reino, que el Señor vino para todos y no solamente para algunos. Pero caramba, ¿qué han pensado?, ¿en qué han convertido este mundo muchos de los que mandan?, ¿se han dado cuenta en qué han convertido este mundo?. Los que mandan han sido siempre mi obsesión, los que mandan y veo que para ustedes también lo es, habrá que rezar mucho por los que mandan.

Dice San Martín de Porres:

Como yo no hablo tan bien y hablo poco, muchas veces soy reiterativo en lo que digo, pero no por eso lo que digo no sea verdadero, a pesar de estos dos milenios tan llenos de injusticias y de cosas que parecen increíbles ¿no?, sin embargo, a pesar de todo, a mí me elevaron al honor de los altares, un negro feo, mulato, bastardo, que en gran parte lo que hizo en su vida, fue tener una escoba en la mano, ¿ven ustedes que el Señor a veces les hace pito catalán a muchos para lograr sus objetivos?.

Yo faltaba a todas las reglas para la Santidad, sin embargo se aceptaron todas mis falencias y estoy en los altares, para muchos produciendo oscuridad por el tono de mi piel, pero para otros me ven como una reivindicación, me ven como realmente un prodigio.

San Artemio dice:

Los conceptos que ustedes manejaron esta noche, ya se veían en tiempos de los primeros cristianos, es decir, las verdades que ustedes enunciaron esta noche ya se practicaban en los primeros tiempos, todo esto antes del Edicto de Constantino, cuando la jerarquía eclesiástica pasa a manos del estado, de los estados reinantes, entonces allí empiezan los problemas y todas estas verdades empiezan a sepultarse y como la Iglesia todavía sigue en la mayoría de los países del mundo metida debajo de las plumas de los estados, entonces siguen viéndose las cosas que se ven.

Yo les pregunto a muchos y lo digo para terminar: ¿por qué están tan ansiosos en que los poderes terrenales le den facultades?, si todo el poder que viene del Señor es superior a todos los poderes juntos que puede haber sobre la Tierra, ¿por qué eligen tan poco?, ¿por qué tan poca inteligencia tienen, tanto de la mente como del corazón para elegir poderes?, ¿o acaso no leyeron lo de San Pablo cuando dice: yo no puedo nada, pero si el Señor Jesús está conmigo, lo puedo todo?, ¿por qué entonces esa avaricia de querer acumular los poderes terrenales de una forma tan desmesurada y escandalosa?.

Piénsenlo mis queridos, piénsenlo porque el Señor les está ofreciendo toda su Misericordia para que cambien de actitud y de vida.

Habla Artemio:

Quiere agregar unas palabras San Jorge porque hoy es 23 y todos los 23 es festividad para él, para tenerlo en cuenta.

Dice San Jorge:

Solamente les quiero decir algo: ¿por qué me tienen tan poco en cuenta?, si ustedes saben que yo puedo hacer tanto para defenderlos contra las seducciones del maligno, si saben que yo puedo tanto interceder delante del Señor, ¿por qué no piden mi auxilio en tantas oportunidades?.

Pídanmelo, no les negaré nada, pero pídanmelo en serio, con la fuerza necesaria de quien casi impone algo, porque si tenés mucho amor en tu imposición, jamás será visto por el Señor como una imposición, sino como un acto de amor heroico. Amén.

Habla Artemio:

Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor. Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor. Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu de amor. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu de amor. Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor. Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor.

Desde la puerta Jesús nos dice: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

 

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