Mensaje del 31 de Marzo de 1999 - Madre Teresa
Eran pequeñas cosas, yo comprendo, pero ya cuando pasé a este lado me di cuenta cuánto agradaban a mi Madre, cuánto.
Eran pequeñas cosas, yo comprendo, pero ya cuando pasé a este lado me di cuenta cuánto agradaban a mi Madre, cuánto.
Siempre que se piense en resolver problemas hay que proceder de una manera, se buscan todos los argumentos de un lado y de otro, después se procede, pero nunca que esto les quite la paz interior.
Ocurre que ustedes tienen un prejuicio y una forma de pensar en la cual dicen las cosas con temor a faltar a la humildad, ¿saben qué significa eso?, falta de confianza en el Señor y que se filtra en vuestro ser la idea de que ustedes son los que hacen, si ustedes dicen con toda tranquilidad: hice esto o lo otro, pero en vuestra actitud se ve que está el Señor detrás, puede decirlo con toda tranquilidad.
Además toda esta superabundancia de gracias que aquí hay, yo me encargo de repartirlas a donde no llega la gracia del Señor; es claro, ustedes no lo pueden ver, pero esta noche han hablado de la fe y fe es creer algo más allá de toda evidencia posible, entonces, créanme lo que les digo.
Mis queridos, vean la vida así, todo se vuelve diferente y ya el Cielo lo pueden vivir aquí en la Tierra, vivan así, ya el Cielo se les anticipa aquí si viven de esta forma, eso es lo que llamamos Santidad.
Bueno, a mí no me ven, pero la verdad es que yo estoy siempre andando por los pasillos y las piezas de esta casa y ya saben cómo organizo los nombres y me ocupo de presentarle al Señor todos los enfermos que aquí vienen.
Teniéndome a mí de intercesora permanente, delante de María Santísima y de su Hijo, ¿pueden tener algún temor?.
Cuando el Señor está en el proyecto de la vida de uno, todo tiene explicación y todo tiene solución.