Mensaje del 28 de Febrero de 2007

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Fatigaré tu oído con preces y sollozos,
lamiendo lebrel tímido los bordes de tu manto.
No pueden huirme tus ojos amorosos,
ni esquivar tu pie el riego caliente de mi llanto.
Di el perdón, dilo al fin.
Di el perdón, dilo al fin.

Mensaje del 28 de Febrero de 2007

Habla Artemio:

28 de Febrero de 2007.

Dice la Virgen:

Cito algunas palabras de una hermana vuestra, una hermana nuestra de un país hermano, decía, hablándole al Señor:

Fatigaré tu oído con preces y sollozos,
lamiendo lebrel tímido los bordes de tu manto.
No pueden huirme tus ojos amorosos,
ni esquivar tu pie el riego caliente de mi llanto.
Di el perdón, dilo al fin.
Di el perdón, dilo al fin.

Por todos aquellos que no saben, no entienden, no comprenden, no aman.
Por aquellos que todavía no cayeron en la cuenta de que Mi Hijo y Yo estamos acampando en este lugar y no tenemos ninguna expectativa de irnos.

Di el perdón, dilo al fin, dice, porque hay tantas cosas que perdonar, hay tantas actitudes que corregir, hay tantos dolores que aliviar, hay tantas injusticias que hay que remediar, hay tantas palabras que deben ser escuchadas.

Y si algunas de esas palabras, este hijo querido, tal vez no las recibió tan bien, porque no es simple recibir la voz del Señor y de su Madre, porque el hombre siempre termina por proyectar alguna de sus cosas sobre las palabras del Señor, por eso sepan ubicarse y sepan perdonar. Porque Yo les aseguro Mis queridos, revisando doce años de Revelaciones en este lugar, no hay ni una coma que se oponga a la Santa Madre Iglesia Católica. Si a ustedes les parece que sí, a algunos, Mi Hijo los perdona con su gran Misericordia porque díganse ustedes: seguramente no entendimos bien o seguramente el Mensaje no fue bien interpretado o puede haber algún error de trascripción de los Mensajes, pero nunca piensen que las cosas dichas en este lugar, durante doce años ya, algunas tienen algo en contra de la Santa Madre Iglesia; y que son tomadas así por falta de información, también por ignorancia.

Piensen ustedes Mis queridos, ¿cuánto tiempo negaron los Mensajes de Mi Hijo a Santa Faustina, ¿había algún derecho de privar a la humanidad de esos Mensajes tan maravillosos?, por terceros o cuartos o quintos que interpretaban según sus lerdas entendederas, por eso digo con vuestra Hermana:

Di el perdón, dilo al fin.
Va a espaciar en el viento
el perfume de cien pomos de olores.
Toda la Tierra tuya sabrá que perdonaste.

Que perdonaste a todos aquellos que se desviaron del camino y encontraron alguna palabra, tal vez no mal dicha sino mal interpretada, tal vez error de trascripción, tal vez no tan buena voluntad al leerlo o escucharlo.

Por eso, hijo Mío, Jesucristo: di el perdón, dilo al fin, di el perdón.

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