Mensaje del 19 de Diciembre de 2007

Imprimir
Es una pena que los Mensajes no vayan acompañados de la voz, de Mi voz, para que supieran la pena enorme que tiene Mi alma, la pena enorme que tiene Mi Hijo, ¿por qué tanta intolerancia?, ¿por qué tanta incomprensión?, ¿por qué tan lejos del Espíritu Santo?, que se supone y se supone bien, que nada debe hacer el cristiano si no es por inspiración del Espíritu Santo. Mensaje del 19 de Diciembre de 2007

Habla Artemio:


19 de Diciembre.

Dice la Madre:


Observando la historia de estos dos mil años, Yo que vengo aquí como Mensajera del Espíritu Santo les pregunto, con una pregunta que abarca la historia, siempre el cristiano debe invocar al Espíritu Creador para proceder en toda su vida, ¿acaso no dice Juan que quien sigue al Espíritu Santo no comete pecado?, lo dice Juan en el Evangelio ¿eh?. Bueno, Yo me pregunto: ¿es inspiración del Espíritu Santo el Santo oficio, el índice de los libros prohibidos, las Cruzadas, la noche de San Bartolomé, el saqueo a Constantinopla, el baño de sangre en Jerusalén, el exterminio de los albigenses, el arrasar con las culturas indígenas de América?, ¿son inspiraciones del Espíritu Santo?. A Mi no me parece y sin embargo algunas de estas cosas se han prolongado por siglos y siglos, no hubo mentes lúcidas para pedir en serio la presencia del Espíritu Salvador para poner fin a toda esta serie terrible de intolerancias y crímenes de todas clases.

Es tiempo de un mea culpa con toda la fuerza de una historia que se viene arriba aplastándonos, ¿por qué ser tan detractor de la ciencia?, ¿por qué adulterar la historia?, ¿por qué perseguir a los judíos?, ¿por qué quemar herejes y brujas en las hogueras?, ¿por qué vender indulgencias?, para decir algo nada más.

Les digo esto Mis queridos con tanto dolor, con tanto dolor, ¿y saben por qué se los digo?, porque en el presente con formas muy sutiles también se están cometiendo cosas tremendas, en todo el mundo, en todos los lugares. Cuando no se comete, se es cómplice y si no se es cómplice se trata de no mirar para dejar hacer, Yo soy la Madre del Señor y todas estas cosas me duelen.

Es una pena que los Mensajes no vayan acompañados de la voz, de Mi voz, para que supieran la pena enorme que tiene Mi alma, la pena enorme que tiene Mi Hijo, ¿por qué tanta intolerancia?, ¿por qué tanta incomprensión?, ¿por qué tan lejos del Espíritu Santo?, que se supone y se supone bien, que nada debe hacer el cristiano si no es por inspiración del Espíritu Santo.

Yo sé que es doloroso, pero no se lo achaquen a Artemio esto, acháquenmelo a Mí, cosa que he dicho en otras Revelaciones también pero que después fueron censuradas, ustedes dirán: ya no hay remedio por todo eso; el remedio está en no volver a cometer los mismos errores, ya sé que no en forma tan grosera y torpe pero se están cometiendo con cosas muy sutiles, no tan sutiles y también algunas groseras.