Mensaje del 25 de Octubre de 2006 (2º)

Y a una altura de la vida el hombre se hace una pregunta, siempre o se lo hace a lo largo de su vida, cuando oye hablar de las diversas cosas y cada uno se pregunta: ¿quiénes se salvan?, y Yo les respondo: todos. Mensaje del 25 de Octubre de 2006

Habla Artemio:

25 de Octubre. Sigue diciendo la Madre

Dice la Madre:

Y a una altura de la vida el hombre se hace una pregunta, siempre o se lo hace a lo largo de su vida, cuando oye hablar de las diversas cosas y cada uno se pregunta: ¿quiénes se salvan?, y Yo les respondo: todos. Algunos estarán en la oscuridad, tal vez por milenios, mientras no tengan deseos de ver al Padre.

Del infierno no hablemos, porque es un lugar que casi siempre se lo usó como sinónimo de Purgatorio y también fue muy usado por el que quiere castigar siempre, entonces conocer al Padre al mismo tiempo de amarse unos a otros es fundamental, quien conoce al Padre, conoce al Hijo y al Espíritu Santo pero no se entiende lo que es el Espíritu Santo porque no hay amor entre los hombres, si no hay amor es difícil el acceso al amor de Dios, el amor entre el Padre y el Hijo.

Todas estas ideas no son originales, y están en el Evangelio de San Juan, el Discípulo amado de Mi Hijo y quien me cuidó durante tantos años mientras redactaba el Evangelio, y sin menospreciar nada ni nadie ni ninguno de los otros Evangelios, piensen, Yo estoy al pie de la Cruz porque San Juan lo dice y las otras mujeres también, ¿qué pensarían ustedes si en la Sagrada Escritura la Madre no está a los pies del Hijo?, San Juan lo dice.
En este Evangelio se ve más la Misericordia, tanto en el Padre como en el Hijo y el Espíritu Santo, en el Evangelio de San Juan se ve con claridad todo, porque piensen, desde los griegos se privilegia el ser y el Señor privilegia el dar. El gran drama del mundo gira en torno a esto, ¿lo habían pensado?.

El mundo en que irrumpe Mi Hijo en un momento de la historia, donde los griegos tenían mucha credibilidad porque eran muy cultos, pero en ellos repito se privilegia el ser y el Señor privilegia el dar, hay un abismo entre uno y otro y el gran drama del mundo gira en torno a esto.

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