Todo esto ya estaba decidido en el seno del Padre al comienzo de los tiempos el día que viniese a la Tierra moriría muerte de cruz para pagar todas las deudas de los hombres, todas, todas las deudas de los hombres.
Si pudiéramos vivir Señor con la simplicidad de la gotita de rocío sobre el pasto al amanecer, si pudiéramos entender el gorjeo del pájaro cuando anochece y va a su nido tal vez nos sería mucho más fácil vivir Señor.
No lloren por la sangre que derramé, por las heridas que padecí, no lloren por el dolor en todo mi cuerpo, no lloren al ver mi cabello pegoteado con sangre, Mis ojos que casi ni podían abrirse, no, no lloren por Mí.
Mis queridos, cuando ustedes me contemplan en la cruz ¿no pueden pensar un poquito que toda esa sangre la derramé por todos y por cada uno de ustedes?, entonces, no me nieguen la entrada a vuestro corazón.
Jesús ten compasión de mí, mirá mi estado Señor, es un poco tremendo mi estado, estoy enfermo, triste, sin mi familia, sin mis cosas que ahora estoy reuniendo aquí y por supuesto Señor quiero terminar con todos mis resentimientos.
Sí Mi querido, refúgiense en Mis llagas que fueron abiertas con dolor pero con un dolor muy amoroso para que en cada una de ellas hubiera refugio para tus penas, tus dolores, tus angustias, tus tribulaciones, tus problemas.