Oración del 30 de Diciembre de 2004 (3º)

Aquí estoy Jesús este día como dije y todos los días a que alcance la vida para fundirme para siempre con vos Señor, no hay otra vida mejor que estar junto a vos en este camino, que debemos hacer muy largo, no pensando en que vamos a terminar, nunca hay que pensar eso porque no terminamos jamás.

Oración del 30 de Diciembre de 2004

Habla Artemio:

Señor Jesús, en este día 30 de Diciembre, cuando ya estamos por terminar los días del primer Año Santo de este lugar, el Señor nos ha regalado y te damos gracias Señor que se prolongue el Año Santo todavía mucho más hasta que Él disponga lo contrario. Decir Año Santo es decir: el Señor con nosotros para darnos todo tipo de gracias y de bendiciones, por eso en este día y todos los días a que alcance nuestra vida estamos tan felices de sentir sobre nosotros las gracias que descienden del Señor de la Misericordia.

Por eso, esta circunstancia y cada instante debe servir para que nosotros, debe servir para que renazca todos los días la esperanza, para que el Señor nos infunda la fe necesaria para creer que Él nos ama y si nos ama nos da todo, ¿y qué es todo?, todo, lo espiritual, en lo material, sobre nuestros problemas, sobre nuestras enfermedades, sobre todo. Tienen que tener presente esto, nos puede ir en la vida de cualquier forma, podemos estar muy enfermos o bien podemos tener sobre nosotros una cruz espantosa, pero allí está siempre Jesús disponible para que nuestra vida sea feliz, eso Él quiere de nosotros. Esta tarde hablaba con una persona que no creía porque el Señor se había olvidado de ella, entonces hablábamos y le dije: el Señor te ama un montón, no se olvidó de vos y si en la vida no te ha ido bien la culpa no es de Él sino es de las personas que te rodearon que te hicieron la vida tan difícil.

Jesús, aquí venimos desde muchos lugares, cada uno tiene distintos objetivos en su peregrinación hacia Nuestra Señora de Justiniano Posse, tienen distintos pero en el fondo es lo mismo Señor porque están esperando un acto de amor muy grande tuyo, el que nos das siempre Señor pero tenemos que ponernos como quien dice lo suficientemente a disposición tuya para que vos puedas entrar en nosotros y más allá de lo que puede decir la gente, los médicos o cualquier profesional de la salud o de otras cosas más, pensar: la palabra de Jesús es la más autorizada o totalmente autorizada para hablar, nada de lo que pueda decir el médico de lo que esto es así para siempre o esta enfermedad no se cura ¿mmm?, ocurre que nosotros influenciados por los médicos u otras personas nos..., es como si nos castigáramos a nosotros mismos, pensando que ya no podemos, ya no puede ser, ya, ya tantas cosas, no le hagamos el juego a los que viven en el mundo, metidos en el mundo con soluciones del mundo, pensemos que el Señor nos ama con toda su fuerza y que no hay nada malo en el mundo más que pensar que Él no nos ama lo suficiente.

Entonces, en este día y todos los días a que alcance nuestra vida seamos lo suficientemente abiertos, humildes y simples para decir: Señor, vení a mí Jesús, ten compasión Señor, mirá todo lo que padezco Señor, mirá todas las cosas que me pasan, en la vida me fue de una manera, estoy en todos estos problemas, estoy enfermo Señor, sobre mí hay tantas cosas que no me gustan. Señor, al ponerme en relación con vos Señor es como si de repente todo empezara de nuevo, la desesperanza se va, el dolor ya no es o desaparece, las dudas escapan, el miedo ya es historia porque uno confía en vos Señor. Por eso humildemente te decimos: tu eres el alfarero que con tus manos me has transformado, mientras pasan los días, pasan los años más te venero. Rompe mi cántaro, rompe mi copa, rompe mi vida y hazla de nuevo. Rompe mi cántaro, rompe mi copa, rompe mi vida y hazla de nuevo. Tienen que pensar que hay que decírselo al Señor como para convencerlo que lo haga, entonces a ver, tenemos que hacerlo pidiéndole al Señor con desesperación, con todo el amor del mundo para que realmente rompa nuestra vida y la haga de nuevo, si no es un canto más y además confiando plenamente que lo que le pedimos ya nos lo concedió, ustedes dirán: sí pero lo mío, lo mío nada, en manos del Señor todo es posible. Se lo vamos a decir de otra forma, a ver: tu eres el alfarero que con tus manos me has transformado, mientras pasan los días, pasan los años más te venero. Rompe mi cántaro, rompe mi copa, rompe mi vida y hazla de nuevo. Rompe mi cántaro, rompe mi copa, rompe mi vida y hazla de nuevo. Y ya a esta altura de la tarde, después de valorar inmensamente lo que es el amor del Señor, pensando en que es tan generoso que nos ha prolongado el Año Santo, que nos da por unos simples rezos las Indulgencias Plenarias, como yo le dije: Jesús, sos muy generoso con nosotros, Él miro un rato hacia abajo y después me miró y me dijo: y todo lo generoso que son ustedes, y me puse a pensar si era realmente así, si el Señor lo dice por algo debe ser. De algo estamos convencidos y nuestro corazón está latiendo especialmente para Él, por eso con tanto gusto le decimos algo que sentimos realmente, que estamos enamorados de Él. Enamorado de Jesús, enamorado, enamorado de Jesús. Enamorado de Jesús, enamorado, enamorado de Jesús. Enamorado de Él, enamorado de Él, en mi corazón tengo escrito Jesucristo de Nazareth, en mi corazón tengo escrito Jesucristo de Nazareth. Me parece que no tiene mucha fuerza este enamoramiento, si los seres humanos entre sí cuando dicen que están enamorados lo dicen de una forma tan especial, intentémoslo con el Señor que es mucho más. Enamorado de Jesús, enamorado, enamorado de Jesús. Enamorado de Jesús, enamorado, enamorado de Jesús. Enamorado de Él, enamorado de Él, en mi corazón tengo escrito Jesucristo de Nazareth, en mi corazón tengo escrito Jesucristo de Nazareth.

Sí Señor, es así Señor Jesús, es muy poco lo que uno puede decirte o el alcance que tiene, aceptalo Señor teniendo en cuenta que somos tan simples, tan precarios, tan llenos de limitaciones, pero aceptanos así como somos Señor. Pensemos en todo lo que podemos decirle al Señor en cuanto a nuestras necesidades, que pase por nuestra mente también todo cómo nos fue en la vida, de la forma más diversa o extraña, con tanto sufrimiento, con tanto dolor, quién puede decir acá dentro que no ha sufrido enormemente, estaría mintiendo, de una forma u otra todos han sufrido mucho, ofrezcámosle al Señor y digámosle con toda nuestra confianza: mirá Jesús, lo mío a lo largo de toda mi vida, incluso la vida de los que vivieron antes que hacen que yo a veces tenga que pagar por ellos y toda mi descendencia Señor que seguramente estoy sufriendo las consecuencias de lo que pasó, pero hoy en este día Jesús, todo lo pongo delante tuyo porque quiero que lo quemés con el fuego de tu amor y con toda tu fuerza y poder, con todos los alcances de tu Misericordia, con todo el amor que nos tenés Señor pasá sanando Señor, pasá sanando nuestros antepasados, pasá sanando nuestro presente y todos aquellos que descienden de nosotros.

Queremos Jesús entrar en un mundo nuevo, ser personas, hombres nuevos porque ya no podemos vivir con la caparazón del hombre viejo sobre nuestras espaldas, que todo quede atrás Señor, con todo hacemos un enorme paquete y lo ponemos delante tuyo Señor para que los méritos del sacrificio de la cruz y la sangre derramada incineren, quemen para siempre todo el dolor que hemos vivido, que podamos perdonar de corazón hasta las cosas más simples, e incluso aquellas cosas de las que no nos acordamos pero todavía nos están haciendo mal adentro y cuando aparecen de nuevo en nuestra mente tengamos rápido la idea de decir: no, ya es del Señor, ya no puedo acordarme del dolor que le produjo, no puedo acordarme de esto porque ya no es más de mí, es del Señor, en consecuencia te ofrezco todo Jesús, todo mi pasado, mi presente y mi futuro, soy un peregrino que está yendo hacia la Bienaventuranza Eterna, pero vos no querés que esté pensando Señor en el Cielo que nos vas a dar, no, vos querés que seamos felices ya, vos Señor querés que esa niña que está allí que tiene veinte días que crezca sanita, sí Señor. Si en algo vale la pequeña sangre que uno derrama Señor diariamente se aplique Señor para que esa niña crezca sana, sí Señor, por más que alguien diga, nosotros decimos: y sí, las cosas en manos del Señor siempre se vuelven maravillosas, lo mismo le presentamos también los dolores que estoy viendo en los rostros de muchos de ustedes, de todos, pero algunos más que otros.

Entonces, no pensemos que nuestro problema es chiquito en comparación de los otros, todo problema es grande, se quejaba la flor que había perdido su gotita de rocío y se dio cuenta en la mañana que el Cielo había perdido todas sus estrellas pero a una flor le dolía el rocío, así son las cosas que nos pasan, cada uno nos duele lo nuestro y eso nuestro ofrezcámoselo al Señor, para Él no hay nada pequeño, todo tiene la dimensión de los hijos que somos de Él creados a la imagen y semejanza, entonces hasta aquello más simple y común de todos los días presentémoselo al Señor.

Aquí estoy Jesús este día como dije y todos los días a que alcance la vida para fundirme para siempre con vos Señor, no hay otra vida mejor que estar junto a vos en este camino, que debemos hacer muy largo, no pensando en que vamos a terminar, nunca hay que pensar eso porque no terminamos jamás.

Por eso Señor, si vos estás conmigo todo es posible, si vos nos llevás de la mano nos pasa como a esos niños miedosos que temen a la oscuridad, pero de la mano de papá van a cualquier lado porque tienen la seguridad de que papá no tiene miedo, así debe pasarnos a nosotros, tomarnos de la mano del Señor como el niño se toma de la mano de su papá para enfrentar cualquier cosa que venga, no importa qué, cualquier cosa y sabemos que su proyecto es de amor como tantas veces dijimos y siempre termina bien, no desperdiciemos todo lo que el Señor nos ofrece, Él nos ama tanto, nos tiene tan en cuenta.

Ahora le decimos más seriamente y con nuestro corazón más abierto: tu eres el alfarero que con tus manos me has transformado, mientras pasan los días, pasan los años más te venero. Rompe mi cántaro, rompe mi copa, rompe mi vida y hazla de nuevo. Rompe mi cántaro, rompe mi copa, rompe mi vida y hazla de nuevo.

Jesús de la Misericordia, ten compasión de cada uno de nosotros Señor, Jesús de la Misericordia, estamos amparados dentro de tu Casa y de tu Mamá, ten compasión de nosotros, Jesús de la Misericordia mientras oímos las gotas en la fuente que son el Río de Agua Viva que nos nutre como al Espíritu Santo ten compasión de nosotros Señor, este día y todos los días a que alcance nuestra vida, queremos Señor hacer una obra maravillosa con todo lo nuestro, no puede ser que sea nada más que un montón de dolor andando por ahí, queremos ser felices Señor, queremos tener paz, queremos ver que la comida nos alcance, queremos Señor dolernos por todo lo que está pasando allá en el otro extremo del planeta donde cien mil personas han perdido la vida y quedaron cientos de miles de familias destruidas.

Señor, tu Misericordia alcanza para todo. Vos anoche dijiste Señor acá que no pensáramos con tanto dolor sobre esas personas porque tu Misericordia era tan grande, es tan grande que va a restañar todas las heridas, ante ese furor, ante ese ímpetu de la naturaleza que se desbordó. Tenemos que dolernos, sí pero no excesivamente sino teniendo en cuenta que Él nos ha puesto entre nuestras manos esta vida que tenemos y tenemos que hacer con ella la mejor obra que podamos porque al crearnos Él nos ha dado a cada uno de nosotros la tremenda responsabilidad de responder por esto que tenemos de entre manos, por supuesto sin olvidar lo demás, pero nunca menospreciemos la creación que hizo Dios con nosotros, nunca, porque estamos haciendo algo que no corresponde, como dijo el Señor: si todos tomaran conciencia del dolor de esas personas la humanidad se destruiría y Yo los necesito para más cosas.

El Señor me está diciendo que somos como ese niño que está como disgustado ante todo lo que pasa, ante el mundo y ante todo y así como el niño confía en su madre para todos los problemas inconscientemente, que también nosotros confiemos en Él y en su Madre por todo. Pasa sanando Jesús de la Misericordia, sentimos que estás entre nosotros Señor, sabemos que estás entre nosotros, lo podemos palpar Señor, lo podemos ver. Entonces digamos con fuerza: cantemos al amor de los amores, cantemos al Señor, Dios está aquí... .

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